LA POLÍTICA DE INMIGRACIÓN DE EEUU

Trump firma la orden para enviar militares a la frontera con México

El presidente de EEUU despliega a la guardia nacional tras ser acusado por sus aliados de claudicar en inmigración

Donald Trump, en una rueda de prensa en la Casa Blanca.

Donald Trump, en una rueda de prensa en la Casa Blanca. / SAW

Ricardo Mir de Francia / Washington

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Estados Unidos se dispone a militarizar su frontera con México, una medida temporal que, según la Casa Blanca, pretende frenar la inmigración ilegal y dificultar la entrada de drogas en su territorio. El presidente Donald Trump ha firmado este miércoles una orden para desplegar “inmediatamente” un contingente de la Guardia Nacional en las lindes del Río Grande, el cauce fluvial que delimita los 3.200 kilómetros de frontera con su vecino del sur. La Administración no ha precisado todavía el número de tropas que apoyarán las labores de vigilancia de la Patrulla de Fronteras ni cuándo llegarán a su destino, pero se prevé que el desembarco sea inminente. La decisión ha sorprendido a muchos por la precipitación con la que se ha adoptado, aunque Trump no es el primer presidente que recurre a la Guardia Nacional para apuntalar la frontera. También lo hicieron Obama y Bush.

La novedad en este caso es que nada apunta a que se esté produciendo una crisis, a pesar de la insistencia de la Administración en pintar lo contrario. El año pasado la cifra de indocumentados detenidos en la frontera fue la más baja desde 1971, un descenso que se asocia al efecto intimidatorio de la retórica de Trump hacia los inmigrantes. Nada de eso ha impedido que el presidente haya desenfundado en los últimos cuatro días todo su arsenal retórico para describir una situación caótica y alarmante. El renovado martilleo ha llegado después de que varios de sus aliados muy a la derecha del espectro político le recriminaran duramente que no haya conseguido fondos para la construcción del muro en el último presupuesto y le hayan acusado de traicionar sus promesas electorales. Eso ha hecho que muchos vean en la decisión de militarizar la frontera una medida electoralista para recuperar el fervor de sus bases.

"Amenaza real"

Su Administración niega esa tesis. "La amenaza es real", ha dicho la secretaria de Seguridad Nacional, Kirstjen Nielsen. "A pesar de las varias medidas adoptadas por esta Administración, seguimos viendo inaceptables de entrada de drogas ilegales, peligrosa actividad de pandillas, grupos criminales transnacionales e inmigración ilegal". Nielsen ha añadido que, tras el descenso en la entrada de inmigrantes del año pasado, "hemos vuelto a los niveles anteriores". Pese a las reiteradas preguntas de la prensa, no ha ofrecido cifras para respaldar su afirmación.

Tampoco está claro qué funciones ejercerán los militares de la Guardia Nacional, una Fuerza de Reserva constituida por voluntarios, aunque según algunas filtraciones se dedicarán a apoyar a la Patrulla de Fronteras recabando inteligencia o apuntalando la infraestructura de la frontera, que tiene desde hace años vallas de varios metros de altura en casi 1.000 kilómetros de su trazado. Trump no es el primer presidente que recurre a esta fuerza. Barack Obama envío a 1.600 militares en 2012 y Bush hijo hizo lo propio en 2006 con 6.000 uniformados. En ningún caso, se dedicaron a detener a inmigrantes. Ahora tampoco parece que vayan a hacerlo. Por ley, carecen de mandato.