tensión económica

China saca la munición pesada en la guerra comercial

Pekín anuncia nuevos aranceles del 25% a un total de 106 productos importados estadounidenses, como la soja, el whisky y la carne de vacuno

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Adrián Foncillas

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China y Estados Unidos cabalgan sin bridas hacia la colisión frontal. Pekín ha anunciado hoy otra salva de aranceles siguiendo la dinámica de acción-reacción a la que empujó el mes pasado Donald Trump. La respuesta aclara que este conflicto no se resolverá por la rendición china.

Pekín impondrá tasas adicionales del 25 % a 106 productos estadounidenses. En la lista ya figuran importaciones sensibles para la todavía primera economía mundial. El importe total rondará los 50.000 millones de dólares. No son cifras casuales. Estados Unidos había desvelado anoche los 1.300 artículos chinos afectados con tasas adicionales también del 25 % y que sumarán los mismos 50.000 millones.

El dedo en la llaga

Ambas economías saben qué callo pisar. Washington apunta a la estrategia 'Made in China 2025', con la que Pekín persigue alcanzar la cúspide de su desarrollo industrial en ese año y jubilar definitivamente su patrón económico basado en las manufacturas baratas. Aviones, neumáticos, motocicletas, reactores nucleares, incubadoras de aves de corral, televisores y reproductores de música son algunos de los productos chinos afectados. Pekín, por su parte, ha apuntado al potente sector agroalimentario, único en el que Estados Unidos registra un superávit y donde se concentran los defensores de Trump. China gravará la soja, el whisky, la carne de vacuno, el maíz, el trigo, el zumo de naranja y el tabaco, entre otros.

Los últimos acontecimientos dinamitan las esperanzas de una pronta pacificación. Trump había iniciado las hostilidades el mes pasado al aprobar aranceles al acero y aluminio y anunciar otro paquete de tasas especialmente dirigidas a productos chinos por valor de 50.000 millones de dólares después de que un informe denunciara el presunto robo de tecnología y propiedad intelectual por parte del gigante asiático. Pekín había respondido con una tímida salva de aranceles para contrarrestar aquellos dirigidos a su acero y aluminio, reservado su munición más pesada y aconsejado el diálogo para solventar el conflicto. La publicación anoche en Washington del listado de productos chinos afectados por su último paquete ha empujado a China a dejarse de timideces. Las dos mayores potencias globales están sumidas ya de lleno en una guerra comercial con un final incierto pero de la que ya se sabe que los consumidores serán los principales afectados.

Cero prudencia

Desatada la pelea y sin que Trump haya atendido las peticiones de diálogo, la prudencia ha desaparecido ya del discurso oficial chino. "Cualquier intento de arrodillar a China con amenazas e intimidaciones está condenado al fracaso", ha declarado hoy Geng Shuang, portavoz del Ministerio de Exteriores. "No hay ganadores en las guerras comerciales y los que las inician quedan tan dañados como el resto", ha añadido. Un editorial del diario oficial 'Global Times' titulado 'Washington debe pagar un alto precio por la guerra comercial' anima a Pekín a seguir golpeando el sector agrícola estadounidense y castigar a multinacionales icónicas como General Motors o Boeing.