HISTORIA CONMOVEDORA

Un chino encuentra a su hija desaparecida en 1994 haciéndose taxista

"Papá te quiere, papá está aquí", le dijo en el reencuentro

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Los esposos Wang Mingqing y Liu Dengying han llegado al final de una larga búsqueda, una que ha consumido 24 años de sus vidas, y todo un país lo ha celebrado con ellos. Su hija Qifeng tenía tres años cuando desapareció, un día de 1994: la pareja regentaba una frutería en Chengdu y al acabar la jornada se dieron cuenta de que la niña no andaba por ahí. Simplemente eso. Desaparecida. Desesperaron como cualquier pareja en esa situación, y emprendieron una larga y sobre todo paciente búsqueda que ha acabado este martes, cuando la familia volvió a reunirse bajo los focos de las cámaras y las miradas de toda China.

'Tenacidad' es la palabra. 'Taxi' también. Los padres pasaron años buscando a su hija en la ciudad y los alrededores. Pusieron anuncios en la prensa e hicieron llamamientos por internet. Por si acaso, jamás se movieron de Chengdu. Otros quizá habrían desistido: al cabo de cinco, de 10, de 15 años. Pero estos padres no. Ya habían pasado 21 años de la desaparición de su hija cuando el padre tuvo la idea que cambió el curso de la historia, y que la condujo a un final feliz: usar un taxi como medio de difusión.

La estrategia

El frutero, en efecto, se hizo taxista. Hay quienes se hacen taxistas por necesidad: Wang lo hizo por estrategia. En el vidrio de atrás del vehículo puso un cartel pidiendo información sobre su hija, y a cada pasajero que se subía le daba una octavilla con información sobre Qifeng. Como no tenía fotos de ella, usó una de su hermana, su otra hija. Entonces, su búsqueda adquirió cierta relevancia mediática, y Wang fue entrevistado en una televisión china. Allí dijo: "Un día, mi hija puede ser alguien que pare este taxi". La atención de los medios dio un nuevo impulso a la investigación de la policía, que hizo pruebas de ADN a varias candidatas a Qifeng. Ninguna dio positivo. Wang seguía repartiendo octavillas. Empezó a trabajar en el 2015 y llegó a repartir 17.000.

No ocurrió eso: no se subió la hija al taxi. Pero ocurrió que un dibujante de la policía que leyó la historia elaboró por su cuenta un retrato de Qifeng con el aspecto que tendría hoy en día. Aquello fue definitivo. El retrato fue divulgado por internet y un día, a miles de kilómetros de Chengdu, una mujer llamada Kang Ying lo vio y encontró que se parecía mucho a ella. Se puso en contacto con Wang. Aquella mujer no solo se parecía a la hija, no solo tenía la edad que tendría la hija: también tenía una cicatriz en la frente, tal y como la tenía la hija, y la tendencia a sufrir náuseas cada vez que gritaba. Eran demasiadas coincidencias. La mujer se sometió entonces a una prueba de ADN que –finalmente, milagrosamente, después de 24 años– dio positivo. La palabra es 'tenacidad'. La palabra es 'perseverancia'. La búsqueda había terminado.

El encuentro tuvo lugar este martes en el aeropuerto de Chengdu, donde Kang se presentó con su esposo y su pequeña. ¿Qué le dice un padre a su hija después de buscarla durante un cuarto de siglo? “Papá te quiere. Papá está aquí. No tienes que preocuparte por nada”.