PROTECCIÓN DE DATOS

¿Qué pasa con Facebook? ¿Cómo pueden las empresas usar tus datos?

Los usuarios dan muchas veces permisos en Facebook para que otras empresas accedan a sus datos a cambio de contenidos y ofertas personalizadas

Mark Zuckerberg , en los cuarteles de la compañía.

Mark Zuckerberg , en los cuarteles de la compañía. / periodico

Josep M. Berengueras

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

El presidente de Telefónica, José María Álvarez-Pallete, suele repetir que "los datos son el petróleo del siglo XXI". Y el escándalo que sacude a la red social Facebook y a la compañía Cambridge AnalyticaFacebook Cambridge Analytica parece darle la razón: quien controla los datos de los usuarios no solo es capaz de lanzarles mensajes personalizados (compra este libro de tu autor favorito, mira qué oferta de hotel para el viaje que tienes planeado), sino que incluso puede influir en su intención de voto.

Cambridge Analytica es una empresa de minado y análisis de datos -afiliada con la británica SCL Group-, que fue contratada por Donald Trump durante la campaña del 2016 para lograr el voto de ciertos perfiles de ciudadanos. La práctica de contratar empresas de análisis de datos para lanzar campañas específicas es habitual. El problema es de dónde provienen esos datos.

El profesor de psicología de la Universidad de Cambridge Aleksandr Kogan había creado en el 2014 una 'app' llamada ‘Thisisyourdigitallife’ con fines de investigación psicológica. Esta fue descargada unas 270.000 veces, y en ella los usuarios le daban permiso a acceder a sus datos de la red social (ubicaciones, me gusta...). La ‘app’, según los permisos concedidos, podía acceder también a información de la red de contactos.

El quid de la cuestión es que Cambridge Analytica contrató a Kogan, según la investigación de ‘The New York Times’ y ‘The Observer’, y este facilitó a Cambridge Analytica, en contra de lo estipulado en las condiciones de su ‘app’, los datos no solo de los 270.000 usuarios, sino de hasta 50 millones de perfiles, logrados gracias a la red de amigos de los usuarios. "En el 2015 supimos que Kogan nos mintió y violó nuestras políticas de plataforma al traspasar datos de una aplicación que usaba Facebook Login a SCL/Cambridge Analytica ", aseguró Facebook en un comunicado. La red social habría reclamado borrar los datos recabados, pero no que se cumpliese con su petición.

Toda la información recabada por Kogan, pues, podría haber sido usada por el Partido Republicano en la campaña electoral del 2016. Además, esos perfiles de usuario se habrían cruzado con informaciones de otras páginas -una práctica legal-, para obtener perfiles aún más definidos y saber así con más precisión qué mensaje había que hacerles llegar. Según ‘The Washington Post’, Cambridge Analytica habría ingresado más de 16 millones de dólares (13 millones de euros) entre 2014 y 2016 a través de una veintena de candidatos republicanos.

Mala praxis

"Es un tema claro de mala praxis", explica Ivan Leanizbarrutia, consejero delegado de Quimera Social CRM, una compañía catalana que, precisamente, se dedica a captar información de usuarios de las redes sociales (previamente deben haberles dado permiso). Quimera trabaja para empresas, mayoritariamente de gran consumo. Desde la app de las marcas, solicitan permiso a los usuarios para obtener algunos datos de sus perfiles en redes, que luego son usados para acciones comerciales. "El usuario cede parte de sus datos para una mejor experiencia o ventajas como descuentos", explica Leanizbarrutia. "Es una práctica habitual y legal. El problema es cuando los datos se usan con otro fin", explica.

Para Leanizbarrutia, en el caso de Cambridge Analytica hay doble culpa. Por un lado, de la empresa analítica por usar los datos obtenidos para otro cometido. Por el otro, de Facebook, que antes permitía acceder a datos de la red amigos, algo que ya no es posible. "En Facebook ahora, además, tienes que pasar un proceso de control precio para que te dejen acceder a datos de usuarios", explica. El problema es que una vez superado el proceso de aprobación "no hay seguimiento". "Ahora el usuario puede marcar qué información comparte y qué no. Y cada vez más gente cierra sus perfiles para que empresas terceras no puedan extraer información de sus 'me gusta', estudios, dónde vive...", explica Leanizbarrutia.

Otras empresas aprovechan los perfiles abiertos de los usuarios para, por ejemplo, aceptar o no candidatos como trabajadores o elaborar perfiles socioeconómicos para la concesión de créditos.