ENTIDAD EN DIFICULTADES
Malos tiempos para la Casa de España en París
El recorte de las subvenciones públicas amenaza la supervivencia del Centro Social de mayores de Saint Denis, lugar de encuentro de emigrantes jubilados
A principios del siglo XX habían emigrado muchos españoles a Francia y el rey Alfonso XIII envió en 1913 al capellán Gabriel Palmer Verdaguer a la región parisina para ver cuál era su situación y sus necesidades. El capellán fundó una misión católica en la rue de la Pompe, en el distrito XVI de París, hizo una campaña para recaudar fondos y compró unos terrenos en Saint Denis en los que años más tarde se edificó una capilla, un dispensario y un teatro.
Hoy todo sigue en pie, aunque en estado de semiabandono, a dos pasos del Estadio de Francia, en un barrio tranquilo bautizado como ‘la petite Espagne’ donde recalaron republicanos exiliados que ahora dan nombre a muchas de sus calles y, posteriormente, emigrantes económicos, en su mayoría extremeños.
El único inmueble de reciente construcción es el Centro social para personas mayores inaugurado en abril del 2005 por el ministro de Trabajo socialista Jesús Caldera y gestionado por la Casa de España, de la que forman parte cuatro asociaciones. Ahora ese proyecto se tambalea por falta de presupuesto.
Pintura, gimnasia o internet
El recorte en las subvenciones públicas del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales pone en peligro la supervivencia de un punto de encuentro para unos 500 jubilados que van asiduamente a clases de español, pintura, informática, cerámica, gimnasia o internet. O al baile de los domingos.
Algunos van simplemente al bar de Cándido a echar una partida de cartas. Levantada en unas antiguas cocheras, la cantina tiene un attrezzo futbolero y menús de los de cuchara, como el arroz con pollo del que dan cuenta los responsables de la Casa de España mientras explican cuál es el problema.
Dicen que los 74.000 euros anuales que recibían del Gobierno para financiar las múltiples actividades del centro de jubilados se han quedado en 53.000 en el 2017 y que, además, el dinero llegó tarde (en enero del 2018) y se usó para tapar en el banco un agujero de 64.000 euros.
En esas condiciones, se han visto obligados a iniciar el proceso de liquidación de la asociación, despedir al personal contratado y anular todas las actividades, salvo las que imparten de manera altruista algunos voluntarios.
“El discurso político y la realidad son muy diferentes”, se queja Roberto Gago, presidente de la Casa de España, quien denuncia las promesas incumplidas del Gobierno. El pasado noviembre se firmó en la Embajada española en París la renovación del contrato que cede a las asociaciones el uso y gestión del centro propiedad del Estado durante cuatro años más.
Desprecio a los españoles
“No puede anunciar a bombo y platillo que apoya nuestro proyecto y luego no darnos los medios para subsistir. Eso es tanto como desatender las necesidades de los españoles en el exterior”, añade. El argumento que les llega desde Madrid es que la prioridad ahora son los centros de Venezuela, donde muchos españoles lo están pasando francamente mal.
“El Gobierno nos quiere quitar lo único que tenemos los españoles de la región parisina. Que se acuerde de cuando nos fuimos de España con la maleta de cartón. Para mí es como un desprecio, porque ¿dónde vamos a ir?”, se lamenta Angelines Ramos, una leonesa de 72 años que llegó a Francia con 12.
“¿No le puedes decir a Puigdemont que venga a vernos y nos mande un poco de dinero?”, dice con guasa el catalán Antonio Faus, de 70 años, mientras subraya que los jubilados enviaron en su momento mucho dinero a España. “¿Es una cuestión de dinero o es que no les interesamos porque somos mayores y ya no somos productivos?”, se pregunta Angelines.
Mantenimiento y renovación del teatro
La Embajada española en París asegura que la subvención destinada a la Casa de España de Saint Denis, que apoya y seguirá apoyando, ha sido en el 2017 de 119.000 euros. Pero Gago replica que al centro de mayores le corresponden solo 53.000 porque 30.000 son para mantener en pie un edificio que, solo en gastos de mantenimiento, se lleva 120.000 euros al año, y que 35.000 son para renovar el teatro, que ahora no cumple ninguna normativa para poder abrir sus puertas al público.
La situación es difícil aunque Gago confía en que la Administración haga un esfuerzo y rectifique. “Si no, intentaremos que continúe con otros recursos y el trabajo de los voluntarios”, resume un tanto resignado. De hecho, se ha iniciado una campaña para recaudar fondos y se establecerá una cuota de 50 euros anuales para algunas actividades que hasta ahora eran gratis. Para ejercer presión, el próximo 17 de marzo se manifestarán frente a la Embajada bajo el lema ‘No al cierre de la Casa de España’.
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