GUERRA EN SIRIA

Cerca de 250 muertos por bombardeos en el enclave rebelde sirio de Guta

Los ataques han sido llevados a cabo por aviones de combate y piezas de artillería del régimen de Damasco que, desde el 2013, mantiene un cerco a esta zona de las afueras de Damasco, donde hay atrapadas unax 400.000 personas

bombardeo en guta siria

bombardeo en guta siria / periodico

Adrià Rocha Cutiller

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Todo empezó, en esta región cercana a Damasco, en el año 2013. Ese año, las tropas del presidente sirio, Bashar al Asad, rodearon la zona de Guta, un enclave opositor donde viven unas 400.000 personas. El régimen rodeó la ciudad y la cerró: desde entonces, los alimentos y las medicinas apenas han entrado. Las que lo han hecho solo se pueden comprar a precios imposibles.

Asad, hace dos meses, decidió acabar con uno de los últimos enclaves rebeldes en Siria. Intensificó —junto con su aliado, Rusia— su ofensiva aérea sobre la ciudad. En tan solo dos meses, casi mil personas han muerto bajo las bombas. Entre este lunes y martes, la cifra ha sido de 250. Entre ellos hay, al menos, 20 niños, según el Observatorio Sirio por los Derechos Humanos, que cifra los heridos en 850: un número enorme en una región donde no hay tratamiento suficiente para curar a los afectados; donde los hospitales, objetivo de las bombas, se ven obligados a cerrar. Siete, por los últimos bombardeos, lo hicieron este lunes.

Las Naciones Unidas han pedido un alto el fuego inmediato. «Las hostilidades están escalando extremadamente. La situación está a punto de estar fuera de control», ha dicho la ONU este martes en un comunicado. Hace unos meses, esta organización ya dijo que lo que está pasando en Guta (el asedio, la escasez y los bombardeos deliberados a civiles) «podría constituir un crimen de guerra».

La ONU puede anunciar el pecado, criticarlo. Pero si quiere que le dejen entregar ayuda humanitaria a la región no puede señalar al pecador: no puede decir que quien bombardea y condena a la inanición a la gente atrapada en Guta son Asad y sus aliados.

La situación es tan límite que la agencia para niños de la ONU, UNICEF, ha emitido un comunicado en blanco. «    », han dicho en diez líneas para decir que se han quedado sin palabras: «Ninguna puede hacer justicia a los niños, madres, padres y seres queridos muertos. ¿Tienen los que están provocando todo este sufrimiento palabras para justificar sus actos bárbaros?».

 Según anuncia el Observatorio Sirio por los Derechos Humanos, desde hace dos semanas, Asad está desplegando soldados y rodeando el enclave. Se preparan para iniciar una ofensiva terrestre y tomar la región —la única dentro de la provincia de Damasco bajo control rebelde.

Sin escapatoria

Los civiles, en vistas de la inminente ofensiva, intentan esconderse a zonas donde la guerra les pueda afectar menos. Pero Guta está cerrada. De allí no se puede salir. «Estamos ante la mayor masacre del siglo XXI —ha dicho Abu al Yasar, un doctor en Guta a la agencia AFP—. Es una barbaridad. ¿Qué hay más terrorista que matar a civiles con todo tipo de armas? ¿Es esto una guerra? No, esto no es una guerra. A esto se le llama masacre».

Al Yasar cuenta cómo, durante la jornada del lunes, le llegó un bebé que había sido rescatado de las ruinas tras un bombardeo. El crío no tenía casi pulso y estaba completamente azul. «Le abrí la garganta para ponerle un tubo respiratorio y vi que estaba llena de polvo. Se lo saqué con mis manos y conseguí meterle el tubo», dice, y asegura que le salvó la vida, pero que ese niño es solo uno: «Hay cientos y cientos de heridos más».

«Los bombardeos son frenéticos. Esto es una catástrofe humanitaria con todas las de la ley: el asesinato masivo de personas que no tienen lo suficiente para vivir», ha dicho, en un comunicado, la Unión de Organizaciones Médicas y de Ayuda Humanitaria, que gestiona hospitales en zonas rebeldes de Siria.

«Zonas de pacificación»

El presidente ruso, Vladímir Putin, dio la guerra en Siria ya por ganada y terminada en noviembre del año pasado. Guta, en principio, formaba parte de las «zonas de pacificación», pactadas entre Turquía y Rusia para reducir la crudeza del conflicto y buscar una solución negociada a la guerra. La otra zona es Idleb, donde los bombardeos rusos y de Asad, durante el inicio de este año, también se han incrementado.

A diferencia de Idleb, la presencia de yihadistas en Guta es menor: aquí, la filial de Al Qaeda en Siria —Hayat Tahrir al Sham, antes Frente al Nusra— tiene muy poca presencia.

Es por la existencia de este grupo por los que Asad justifica sus ofensivas, ya que no figuran en el pacto de pacificación. Pero, según dicen los demás grupos opositores, Al Nusra no es el objetivo de los bombardeos de Damasco y Rusia. El objetivo son los civiles, y las imágenes que aparecen cada día de Guta lo demuestran.

Y pese a ello, pese a la promesa de rebajar la intensidad de la lucha, esta, cada día que pasa, es peor. Solo este lunes, por los bombardeos sobre Guta, murieron 140 personas.

Desde hace cinco años que no había en la zona una jornada tan mortífera: fue en 2013, por un ataque con gas sarín perpetrado por Damasco, según la ONU. En ese sólo acto murieron 1.429 personas. Y esa no fue la única vez que civiles han sido atacados con armas químicas. Pasó hace un año en Idleb. EEUU y Francia culparon a Asad. «Srebrenica fue la matanza de los años 90. La de Guta es la de este siglo», dice Al Yasar, el doctor en Guta.