el futuro de la ue

Juncker aviva el debate sobre su sucesión al frente de la Comisión Europea

Los Veintisiete abren este próximo viernes las discusiones sobre la reforma institucional de la Unión Europea tras el 'brexit'

Jean-Claude Juncker.

Jean-Claude Juncker. / periodico

Silvia Martinez

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En el mundo ideal de Jean-Claude Juncker, el democristiano que dirige la Comisión Europea desde el 2014, la Unión Europea (UE) nunca debería convertirse en un 'superestado', pero sí dotarse de un 'superpresidente' que acapare bajo un único sombrero la presidencia del Ejecutivo y del Consejo Europeo, que actualmente ocupa el polaco Donald Tusk. La idea lleva años rondando pero el luxemburgués ha aprovechado la cumbre de líderes europeos de esta próxima semana, dedicada a la reforma institucional de la UE tras el 'brexit', para sacarla del cajón.

“Europa resultaría más fácil de comprender si un solo capitán pilotase la nave”, sugería en septiembre durante el debate sobre el estado de la unión. Su postura no ha cambiado. “Creo que sería útil. Supongamos que dos presidentes estén en conflicto… sería desastroso, una pesadilla, y no quiero que esa pesadilla se haga realidad”, justificaba este miércoles. Con un único capitán en la nave, esgrime el centro europeo de estrategia política, el grupo de reflexión interno de la Comisión, habría menos duplicidad de tareas, los ciudadanos entenderían mejor las instituciones y sería más fácil combatir la idea de que las decisiones que se toman en Bruselas son un 'diktat' impuesto por eurofuncionarios.

La agenda

La fusión de ambos cargos está lejos de ser realidad. La idea tampoco figura en el orden del día de la cumbre informal de líderes de la UE –todos salvo Theresa May- de este 23 de febrero, que abordará por primera vez los dos grandes asuntos que marcarán la agenda política europea en los próximos meses, el nuevo marco presupuestario de la UE y la reforma institucional, aunque no se descarta que puedan surgir otros.

La intención de Tusk, según explican fuentes europeas a El Periódico, es plantear este primer debate a partir de tres elementos: el nombramiento de la cúpula de altos cargos en base al equilibrio de género, político y geográfico, las próximas elecciones europeas del 2019 y el número de escaños del nuevo Parlamento Europeo sin el Reino Unido, que los líderes de la UE deberán acordar a más tardar en el Consejo Europeo de junio.

Elecciones europeas del 2019

Estos dos últimos asuntos no generan grandes discrepancias. La propuesta de escaños del Parlamento “no supone un problema para nadie, aunque siempre puede haber alguien que se queje y pida directamente la supresión de los 73 escaños británicos”, apuntan. Y lo mismo el proceso electoral. La decisión del Parlamento Europeo de aparcar la creación de listas electorales transnacionales –a la que se oponen especialmente el Partido Popular Europeo (PPE) y los países del Este- ha eliminado un problema pero el presidente francés, Emmanuel Macron, partidario de ella al igual que la Comisión Europea, podría intentar resucitarla.

La discusión podría complicarse en cómo lograr un reparto justo y equilibrado de los altos cargos, empezando por la presidencia de la Comisión Europea. Juncker es partidario de instaurar el proceso de 'spitzenkandidaten' o cabezas de lista para designar a su sucesor en el 2019, por el que fue elegido. Dicho de otra forma, que el futuro presidente sea de nuevo el cabeza de lista de la familia política más votada en las próximas elecciones europeas, tal y como exige la Eurocámara.

Según sus partidarios, este sistema permitiría acercar la política europea a los ciudadanos y dar mayor legitimidad al proceso, pero hay un problema: muchos Jefes de Estado y de Gobierno no comulgan con la idea. “¿Por qué deberíamos tener 'spitzenkandidat' si no tenemos listas transnacionales para las elecciones?”, se pregunta el luxemburgués Xavier Bettel. Incluso el más europeísta de todos, Macron, ha dejado claro que debe respetarse la separación de poderes y el Tratado. Es decir, que sean los Jefes de Estado y de Gobierno quienes sigan eligiendo al presidente de la Comisión por mayoría cualificada. En su caso hay un motivo: no está afiliado a ningún partido político y no tendría influencia en el proceso.