Tímido avance en las negociaciones para incluir la especificidad de Córcega en la Constitución francesa

Los líderes nacionalistas saludan que el Gobierno francés se abra a estudiar el traspaso de nuevas competencias, pero mantienen la prudencia

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Eva Cantón

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A pesar de la ola de frío que sacude París, el ambiente de la reunión que han mantenido este lunes los dirigentes nacionalistas corsos en el ministerio francés del Interior fue menos gélido que el de la visita de Emmanuel Macron a la isla la semana pasada.

El presidente francés rechazó sin miramientos las principales reivindicaciones del nacionalismo –la amnistía para los condenados por terrorismo, un estatuto de residente que establezca límites a la compra de viviendas y la cooficialidad de la lengua - y sólo abrió la puerta a incluir en la Constitución una referencia a la especificidad de Córcega.

Ahora empieza una negociación contra reloj para determinar el encaje de la isla en la Carta Magna. El Gobierno presentará a mediados de marzo el texto sobre la inscripción de Córcega en la Constitución y antes tendrá que obtener el visto bueno del Consejo de Estado.

De momento, en el encuentro presidido por la ministra delegada de Interior, Jacqueline Gourault, al que asistieron las dos cabezas visibles de las instituciones corsas, así como diputados, senadores, alcaldes y miembros de la oposición de la Asamblea regional, no se entró en los detalles. Fue una primera toma de contacto de carácter técnico al que seguirá una nueva cita programada para dentro de una semana.

Tras dos horas de trabajo, Gourault, declaró a la prensa que había tomado nota del principal mensaje de la delegación corsa: hasta ahora no han funcionado las adaptaciones de la ley francesa a las peculiaridades de la isla y por lo tanto hace falta un planteamiento global que, en el caso de los nacionalistas corsos, tiene que tener su reflejo en un estatuto de autonomía de pleno derecho.

Hechos, no palabras

No está claro que lo logren, aunque de su viaje a París se llevan la sensación de que el Gobierno está abierto a ampliar el espectro del traspaso competencial. “Hemos avanzado un poco. Las cosas se han desarrollado de forma más satisfactoria de lo que esperábamos”, ha admitido el presidente de la Asamblea corsa, el independentista Jean Guy Talamoni, que se ha mostrado, no obstante, “prudente” porque no es la primera vez que su optimismo inicial se ve defraudado posteriormente. “Lo que esperamos ahora son hechos, no palabras”, ha alertado.

Gilles Simeoni, el jefe del Ejecutivo local, ha explicado que en la reunión se ha establecido una lista de temas sobre los que la delegación corsa deberá trabajar de cara a la próxima etapa de la negociación. Entre ellos mencionó la cuestión fiscal, la gestión territorial, la protección de las tierras agrícolas o el sector inmobiliario, ámbitos en los que los que, insiste, su objetivo es lograr una transferencia de competencias “permanente”.

El escollo político vendrá cuando se plantee en qué artículo de la Constitución se incluirá la especificidad corsa. Ahí es donde Paris y Córcega difieren. Los líderes nacionalistas aspiran a un reconocimiento diferenciado del resto de las regiones francesas y miran con envidia a Catalunya. Sin embargo, son conscientes de que el Gobierno francés, para evitar un efecto “contagio”, puede colocar a Córcega en una especie de “cuarentena”.

 “Catalunya es un pueblo que lucha por su reconocimiento, una nación que se construye en democracia y en el campo político, institucional, social y cultural”, ha dicho Simeoni fuera del recinto del Ministerio del Interior, donde al igual que Talamoni y el resto de la delegación, decidió atender a la prensa.

Ni uno ni otro entraron a valorar la detención provisional decretada este lunes para Charles Pieri, ex líder del Frente de Liberación Nacional Corso (FLNC) y militante del partido de Talamoni. La justicia investiga por un presunto delito de injurias el mensaje colgado en la cuenta de Facebook de Pieri en la que tilda de “colaboracionista” a la viuda del prefecto Claude Érignac, asesinado en Ajaccio por un comando nacionalista hace 20 años.