RACISMO

Polémica en Italia por la defensa de la "raza blanca" de un candidato del centroderecha

Attilio Fontana, aspirante de la xenófoba Liga a la presidencia de Lombardía, afirmó que no se puede "aceptar a todos" los inmigrantes a riesgo de desaparecer "como realidad étnica"

Attilio Fontana, en Milán, en una imagen de archivo.

Attilio Fontana, en Milán, en una imagen de archivo. / periodico

Irene Savio

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Ya en campaña electoral en Italia, el exabrupto racista no ha tardado en producirse. Attilio Fontana, flamante candidato del centroderecha italiano a la presidencia de la región de Lombardía (en el norte del país), lo disparó a secas a través de los micrófonos de Radio Padania, la emisora de la Liga (antes llamada Liga Norte), partido al que pertenece. "La raza blanca" debe ser defendida ante las llegadas de los inmigrantes, ha dicho Fontana, encendiendo la polémica.

En un razonamiento sobre la "amenaza" provocada por la inmigración —uno de los históricos caballos de batalla de la Liga desde su fundación, en 1991—, Fontana se ha dicho convencido de que "no podemos aceptar a todos". Ello, porque "si los aceptáramos significaría que ya no existiríamos nosotros como realidad social, como realidad étnica. Ellos son muchos más que nosotros, están más determinados a ocupar nuestro territorio", afirmó el domingo en la entrevista.

"No podemos [acogerlos], porque todos no cabemos", ha añadido. Por ello, "tenemos que elegir: decidir si nuestra etnia, nuestra raza blanca, nuestra sociedad debe seguir existiendo o si nuestra sociedad debe ser eliminada: es una elección", ha subrayado, en un retórica evocadora de las leyes de raciales de Benito Mussolini y Adolf Hitler.

Un alud de críticas cayó inmediatamente sobre él, las últimas provinentes de Pierre Moscovici, el comisario de Asuntos Económicos de la Unión Europea (UE). "Frases escandalosas", ha subrayado este martes Moscovici, en una comparecencia en París. "Los partidos iliberales, racistas y extremistas tienen que ser combatidos en el terreno político", ha añadido el comisario europeo quien ha advertido, no obstante, del "riesgo" que se asoma en el voto italiano del próximo 4 de marzo. Es decir, cuando se celebrarán a la vez elecciones en algunas regiones del país y los comicios generales.

Salvini, el incendiario

"Ha sido un lapsus, un error expresivo. Quería decir que debemos reorganizar un tipo de acogida distinto, que respete nuestra historia y nuestra sociedad", se ha autocorregido posteriormente Fontana que, en los últimos sondeos —anteriores a sus declaraciones— figuraba como ganador en esa región italiana. Pero, fiel a su carácter voluble e imprevisible, fue entonces el líder de la Liga, Matteo Salvini, quien provocó otro incendio.

"Inaceptable intromisión de un burócrata europeo en las elecciones italianas", ha señalado Salvini, en referencia a Moscovici. Y, a renglón seguido, el político ha arremetido contra "la política de inmigración incontrolada y el sacrificio económico impuesto desde Europa, (…) un desastre que se revertirá con el voto libre de los italianos".

"Hay en curso una invasión", ha añadido Salvini, defendiendo a su candidato, que él mismo impuso la semana pasada pese a los titubeos de Silvio Berlusconi, el líder de Forza Italia, con el cual concurre en las regionales lombardas. "O así (con Fontana), o nuestro acuerdo salta", le habría dicho Salvini a Berlusconi, según algunas fuentes.

Coalición frágil

Un partido, Forza Italia, cuya alianza con la Liga—también sellada a nivel nacional—, se ha tambaleando varias veces en los últimos días. Entre otros motivos por la negativa de Salvini a deshacerse de su retórica eurófoba y sus posiciones escépticas sobre la obligatoriedad de las vacunas infantiles, que alejan el voto centrista. Tanto es así que algunos analistas han empezado a sugerir que la coalición de centroderecha —que incluye también al derechista Hermanos de Italia, a nivel nacional— es, en la mejor de las hipótesis, una alianza frágil y tendrá un vida breve si este grupo gana las elecciones. Su programa en común es "pura ficción", ha llegado a escribir la prensa italiana. Más aún cuando, incluso en el frente migratorio, las políticas del último Gobierno progresista han coincidido en el 2017 con un caída de un 34% en el porcentaje de llegadas de inmigrantes, comparado con el 2016.