actuación polémica

Escándalo en el servicio de inteligencia francés por el asesinato del párroco Jacques Hamel

El servicio de espionaje tenía en el punto de mira a los yihadistas que mataron al cura e intentó ocultar sus "errores" manipulando informes

Varios ciudadanos encienden velas delante de un retrato del cura Jacques Hamel, asesinado en un atentado yihadista  en Saint Etienne du Rouvray, en Francia.

Varios ciudadanos encienden velas delante de un retrato del cura Jacques Hamel, asesinado en un atentado yihadista en Saint Etienne du Rouvray, en Francia. / periodico

Irene Casado Sánchez

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El martes 26 de julio de 2016, la pequeña localidad normanda de Saint-Etienne-du-Rouvray se convirtió en el escenario de un nuevo atentado terrorista. El párroco Jacques Hamel, de 86 años, fue degollado por dos “soldados” del autoproclamado Estado Islámico. Una tragedia que, según las informaciones reveladas por el diario de investigación 'Mediapart', podría haber sido evitada.

Adel Kermiche y Abdel-Malik Petitjean fueron identificados como los responsables del ataque, ambos eran conocidos por los servicios de inteligencia franceses. Adel Kermiche, de 19 años, se encontraba bajo vigilancia policial, portando una pulsera electrónica, tras haber intentado en dos ocasiones viajar a Siria para unirse a las filas del Estado Islámico. Sobre Abdel-Malik Petitjean, también de 19 años, existía una Ficha S, distintivo utilizado por las autoridades francesas para designar a los individuos peligrosos “para la seguridad de la Nación”.

Por aquel entonces, tales informaciones pusieron en entredicho el trabajo de los servicios de inteligencia galos. Adel Kermiche había conseguido burlar el protocolo de seguridad: sus horas de libertad, en teoría controladas por las autoridades, le permitieron acabar con la vida de Jacques Hamel en nombre del grupo terrorista.

"Muerto de risa, escondido"

Un año y medio después de la tragedia, el diario 'Mediapart' acusa a los servicios de inteligencia de haber tratado de disimular un "enorme error": el 21 de julio de 2016, cinco días antes del asesinato del párroco, un policía habría interceptado múltiples mensajes, enviados a través de la aplicación Telegram, de “@Jayyed”, el pseudónimo utilizado por Kermiche. En un chat creado por el mismo, el joven se burlaría de su impunidad en las redes sociales: “Estoy muerto de risa, estoy escondido. Aquí no me descubren, tan tranquilo. Ninguna sospecha. Gloria a Alá que les ciega”, escribiría el 17 de julio.

Adel Kermiche, identificado por las autoridades como “una figura conocida por su afiliación al islamismo radical en la región de Rouen", utilizaría este chat para compartir fotografías, vídeos, documentos, enlaces URL y mensajes de voz, alardeando de los cursos que impartía tres veces por semana en la mezquita de Saint-Etienne-du-Rouvray y de sus tentativas de viajar a Siria. Uno de los mensajes de voz parece especialmente relevante, Kermiche incitaría a sus interlocutores a atacar las iglesias armados con cuchillos.

Según la información publicada por 'Mediapart', estos mensajes fueron descubiertos por un agente de la Dirección de Investigación de la Prefectura de París (DRPP), considerando importantes tales amenazas, el policía redactó una nota destinada a sus responsables para tratar de revelar la identidad del individuo que se escondía detrás de la red social. Sin embargo, dicho documento, clasificado como secreto de defensa, nunca llegó a las oficinas de la Dirección General de la Seguridad Interior (DGSI), es decir, a los servicios de inteligencia, cuya competencia se extiende a todo el territorio nacional, a diferencia de la DRPP cuyo trabajo se limita a la región parisina. Así, dicho documento se habría "perdido" en los meandros administrativos en el verano de 2016.

Un agente de la DRPP, precisa al diario Mediapart que “la nota quedó bloqueada durante el fin de semana porque algunos estaban de vacaciones”, además, según la misma fuente, “había varias etapas de validación necesarias antes de poder comunicarla a los otros servicios. La carga administrativa es tal que la información nunca habría llegado a tiempo para salvar al párroco”.

Intento de modificación de la nota

Sin embargo, el escándalo no se cierne únicamente sobre el “extravío” de dicho documento, sino sobre el intento de las autoridades de modificar la fecha de la nota y deshacerse así de sus responsabilidades. El mismo día del ataque, el agente que habría redactado la nota fue convocado por sus superiores, según Mediapart, quienes le instaron a borrar el documento, reescribirlo y postergar su fecha, tratando de hacer creer que los mensajes en cuestión fueron descubiertos después del ataque. “Nuestros superiores han tratado de borrar las huellas, lo hicieron mal. Hubo un intento de dar marcha atrás, pero no funcionó como estaba previsto”, afirma uno de los agentes al diario.

Tras la publicación de estas informaciones, la Prefectura de Policía de París emitió este jueves un comunicado en el que asegura que la dirección “informó oralmente a los servicios de investigación” sobre las informaciones descubiertas por el agente antes de “redactar una nueva nota con fecha del 26 de julio”. Subrayando, que la nota del 22 de julio no evocaba “en ningún caso (…) un eminente paso a la acción, y mucho menos un ataque en un lugar específico. Esta nota, que no comportaba carácter urgente y se inscribía en el trabajo de detección diaria del servicio, siguió el circuito de validación habitual”.