Aniversario del terror

Berlín, un año después del atentado

Los mercadillos navideños de la capital reabren con normalidad mientras se investigan los errores policiales y las víctimas acusan a Merkel de haberlas abandonado

Carles Planas Bou

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Hace frío. La niebla, la lluvia y los primeros copos de nieve despiertan la Breitscheidplatz de Berlín. El día gris no evita que la gente pasee por los comercios de este mercadillo navideño poblado por árboles y luces de color. Hace justo un año todo este espectáculo festivo fue arrollado por el terror. Era media tarde cuando un camión embistió el ala norte del mercado, matando a 12 personas e hiriendo a otras 68Alemania acababa de vivir su primero gran atentado terrorista. Entre los comercios y la famosa catedral derruida del Kaiser Guillermo II, flores y velas recuerdan a los que perecieron.

A pesar de la tragedia, un año después la vida sigue con normalidad. Ana, de 26 años, tuvo suerte. Al mediodía de ese 19 de diciembre su jefa le pidió que dejase la parada de crepes en la que trabaja, justo en el lugar del atentado, para despachar en otra en la calle de enfrente. "Vi a gente corriendo. Tenía miedo, pensé que había alguien con una pistola", explica, confiada en que nada así volverá a ocurrir.

Suenan villancicos, se sirve vino caliente y huele a frito por todos lados pero algo ha cambiado. Un furgón policial vigila la entrada y los bloques de hormigón se han convertido en un nuevo elemento decorativo para los mercadillos navideños alemanes que volvieron a levantar la persiana a finales de noviembre. David, recién licenciado como politólogo en Bremen, vende figuras para los árboles en una casita de madera situada en el lado donde impactó el camión. La plantilla de trabajadores, asegura, es nueva. "Pienso en ello cada día cuando llego. Es una sensación muy extraña, pero los comerciantes prefieren centrarse en vender y no pensar en terrorismo", explica.

Bajo la superficie, el nerviosismo es más palpable. En las últimas dos semanas, dos paquetes sospechosos han hecho saltar la alarma en mercadillos navideños de Potsdam y Berlín. En ambos casos, sustos en los que se ha descartado rápidamente cualquier hipótesis terrorista. Sin embargo, los avisos en la prensa nacional evidencian esa sensación de vigilancia constante.

Red yihadista

La semana pasada una investigación del diario ‘Die Zeit’ reveló que Anis Amri, autor del ataque, no actuó en solitario, como se había apuntado hasta ahora, sino que perpetró el ataque en colaboración con una extensa red yihadista que opera en Alemania. Según documentos de la investigación oficial, el joven fue captado por una célula radical instalada en los estados de Renania del Norte-Westfalia y Baja Sajonia, desde donde se le indicó que pasos seguir. Antes de arrasar con un camión el mercadillo de la Breitscheidplatz berlinesa, Amri se reunió con el salafista iraquí Ahmad Abdullah, líder del Estado Islámico en Alemania con quien tenía una "relación exclusiva" y que actualmente se encuentra en prisión a espera de juicio. Fue presuntamente Abu Walaa, como se le conoce, quien autorizó la "ejecución del ataque".

Errores policiales

En su primer aniversario, el caso aún oculta muchos otros interrogantes. Anis Amri fue abatido a tiros en Milán cuatro días después del ataque. En su fuga, el terrorista tunecino escapó de la policía alemana y huyó de Alemania pasando por Chambéry, en Francia, antes de ser cazado. ¿Cómo pudo pasearse por media Europa? Según se ha desvelado, las autoridades cometieron graves errores que no consiguieron frenar el peor ataque terrorista que ha vivido Alemania en los últimos años.

Meses antes del ataque la policía detuvo a Amri, pendiente de deportación tras denegársele el asilo, pero volvió a la calle. Aunque aún se desconocían sus vínculos yihadistas había evidencias para detenerlo por otros casos como tráfico de drogas, que también consumía. Las autoridades dictaminaron una vigilancia durante seis meses que se redujo a tan solo seis semanas. Según el principal investigador del caso, el antiguo fiscal Bruno Jost, la policía manipuló posteriormente esos informes para tratar de ocultar su negligencia. Tres estados siguen investigando lo ocurrido.

A los errores policiales se le suma la mala gestión del Gobierno. Pocos días después del atentado, las víctimas y familiares supieron que no recibirían indemnización alguna por parte del Estado. Tras un año de quejas en el que aseguraron haberse sentido "abandonados" por el Gobierno, la cancillera Angela Merkel recibió ayer al representante de las víctimas por primera vez en un encuentro a puerta cerrada.

Mientras tanto, las flores y las velas siguen recordando a los fallecidos en pleno corazón de la Breitscheidplatz bajo la curiosa mirada de turistas como José, padre de familia colombiano. "Es muy impactante ver las muestras de pésame, pero lo que pasó no va a impedir que volvamos al mercado", argumenta.