Sierra Leona vende uno de los diamantes más grandes del mundo

La piedra preciosa, del tamaño de un huevo, ha sido subastada por 5,5 millones de euros que irán a las arcas del país

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Judit Figueras

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El Gobierno de Sierra Leona ha vendido en una subasta en Nueva York uno de los diamantes sin cortar más grandes del mundo por 6,5 millones de dólares (algo más de 5,5 millones de euros). Con ese dinero, que irá íntegro a las arcas de las autoridades sierraleonesas, se financiarán proyectos de desarrollo en el país.

La joya tiene el tamaño de un huevo y es conocida como el 'Diamante de la Paz'. La piedra preciosa fue comprada por el joyero de lujo británico Laurence Graff, según explicó Martin Rapaport, presidente de Rapaport Group, la red de compañías de diamantes que administraron la subasta. "El 100% del valor de este diamante, se destinará al Gobierno y al pueblo de Sierra Leona. 

El Gobierno destinará el 59% de los ingresos fiscales, aproximadamente tres millones de euros, a financiar centros educativos y sanitarios, carreteras, infraestructuras de electricidad y acceso a agua potable. Algo que, según Rapaport, "nunca antes había sucedido en un país donde el 70% de la población vive en situación de pobreza y más de tres millones de personas no tienen acceso a agua potable"

Segundo intento de venda

La piedra preciosa fue desenterrada en marzo en la región oriental de Kono por un pastor cristiano que se la dio al Gobierno. Este ha sido el segundo intento del Gobierno para vender el diamante después de que rechazara una mejor oferta de 7,8 millones de dólares en una primera subasta en Freetown.

Antes de la subasta del lunes, el diamante se mostró a unos 70 compradores potenciales y recibió siete ofertas, dijo Rapaport. "Mostramos el diamante en todas partes. Hicimos lo que pudimos y ese es el mejor precio que podemos obtener hoy en el mercado", dijo.

Sistema de certificación

Las Naciones Unidas levantaron la prohibición de las exportaciones de diamantes de Sierra Leona en el 2003 y establecieron un sistema de certificación de diamantes llamado Proceso de Kimberley,  firmado inicialmente por 30 países. La finalidad del acuerdo era controlar las importaciones y exportaciones de estos materiales y evitar que las gemas extraídas en zonas de conflicto se comercialicen en el mercado mundial de diamantes.

Antes del 2003, hasta un 25% de diamantes en el mundo se comercializaban de manera ilegal. Desde que se firmó el tratado, esta cifra se ha reducido hasta el 5%. Sin embargo, muchas organizaciones humanitarias denuncian que el control se apoya demasiado en el compromiso de los países partícipes.

Por otro lado, estas entidades también piden la creación de una entidad independiente reguladora que se encargue de garantizar el respeto a los derechos humanos en los procesos de extracción, sobre todo en los países de África, donde se obtiene el 65% del total de diamantes que se comercian.

Sector conflictivo

La investigadora del Equipo sobre Empresas y Derechos Humanos de Amnistía Internacional, Lucy Graham, acusó en el 2015 a las empresas de diamantes de "esconderse tras el barniz de responsabilidad que ofrece el Proceso de Kimberley" y les exigió que se responsabilizaran "de lo que ocurre en sus cadenas de suministro".

El sector, que factura 113 millones de dólares al año, sigue siendo terreno abonado para el comercio ilegal. Aunque se desconoce la cifra exacta que sigue moviendo el mercado negro de estas piedras preciosas, se cree que tres de cada 10 diamantes en circulación provienen de minas conflictivas. 

El nombre de 'diamante de la paz' se la ha dado a esta piedra preciosa justo en contraposición a los conocidos como 'diamantes de sangre', que durante los años 90 fueron la principal fuente de financiación de la guerra civil que devastó al país y dejó más de 200.000 muertos y dos millones de desplazados.