Elecciones en Córcega

"Me siento tan poco francesa..."

Los simpatizantes de la coalición nacionalista Pè a Corsica confían en la victoria para avanzar hacia la autonomía de la isla

Los candidatos de la coalición nacionalista corsa, junto a una bandera de Córcega en un mitin en Bastia.

Los candidatos de la coalición nacionalista corsa, junto a una bandera de Córcega en un mitin en Bastia. / periodico

Eva Cantón

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A pesar de ser unas elecciones simbólicas que marcarán la recomposición institucional y política de la isla, hay pocos carteles con fotos de candidatos en las calles de la ciudad portuaria de Bastia, donde lo que domina es el ambiente prenavideño. No hay agitación. No hay sondeos. Dicen algunos responsables de campaña que es porque se han equivocado tanto en otros comicios que nadie quiere gastar dinero en demoscopia. Da igual. Los militantes y simpatizantes de Pè a Corsica, la coalición de autonomistas e independentistas actualmente en el poder liderada por Gilles Simeoni y Jean-Guy Talamoni, confían en una victoria del "nuevo nacionalismo corso".

"Comparto las ideas de Simeoni, el amor que tiene por la isla, el amor de la tierra, de querer hacerla más grande. Te puede no gustar la política y amar la tierra. Eso es algo visceral, como los catalanes", comenta Marie Guevara, una educadora infantil de 32 años que ha ido al mitin de final de campaña, en las afueras de Bastia, con su bebé Angelu de cuatro meses.

Guevara se confiesa nacionalista, pero no independentista. "Creo en la importancia de mantener nuestras raíces, nuestra lengua, pero creo que no se podrá hacer sin el Estado francés. No se si mi hijo algún día querrá la independencia. Tendrá que hacer su propia elección", prosigue.

"Ser nacionalista tiene connotaciones negativas en Europa. Sería mejor decir defensores del pueblo corso, que ha estado amenazado históricamente y necesita medidas fuertes para sobrevivir", analiza Jean Valere Albertini, un animador sociocultural de 29 años.  No ve una Córcega independiente a corto plazo, pero advierte, solemne, de que "el veredicto de la Historia es implacable" y que es la democracia quien tiene que hablar "en Córcega y en Catalunya". "Son los catalanes los que tienen que elegir su destino", añade.

"Sentimiento de rebelión"

Autonomista y beligeranteJuan Laurent, 66 años y viticultor en un pueblo próximo a Bastia, cuenta que se siente nacionalista desde pequeño. "Como somos una isla y nos han conquistado, llevamos dentro un sentimiento de rebelión. Es natural", admite. Laurent es partidario de la "unidad frente al Estado" de todo el nacionalismo corso: "Para que sepan que el sentimiento general va hacia una mayor autonomía".

Esa es la intención de los líderes nacionalistas. Apoyarse en los votos para abrir un diálogo con París y contar con un estatuto de autonomía de aquí a diez años. Hasta la fecha el presidente Emmanuel Macron ha mantenido un equilibrio entre apertura y firmeza sin entrar a fondo en el delicado ‘dossier’ corso.

En abril, durante la campaña de las presidenciales, propuso un nuevo pacto girondino (descentralizador) "en una república indivisible" y no descartó una reforma constitucional si fuera necesario, pero cerró el paso a la cooficialidad de la lengua corsa y defendió "más Estado en Córcega".  La amnistía que piden los nacionalistas para los que consideran presos políticos, tampoco parece próxima. 

Sin armas

"El Frente Nacional de Liberación Corso (FNLC) dejó las armas en el 2014 y el Estado debería mostrar al menos su buena voluntad tras este hecho. Pedimos un acercamiento de todos los presos a Córcega y hemos iniciado una campaña de amnistía. Pero de momento estamos frente a un muro. El Estado no quiere hablar del tema, ni siquiera iniciar un diálogo", se queja Laetitia Leca, miembro de la asociación de defensa de prisioneros Sulidarità.

Con un hijo en la cárcel, 68 años y un pasado en el mundo de las finanzas que prefiere no recordar, Martine Andrea vende a dos euros bocadillos de 'coppa' o salchicha en el mostrador instalado al fondo de la carpa. Es votante de Talamoni. "He sido independentista toda mi vida. Aprendí francés en el colegio pero en casa hablaba corso. Me siento tan poco francesa…", confiesa. Martine saluda a todo el mundo con desparpajo, habla sin pelos en la lengua, frunce el ceño y pregunta: "¿Cómo van las cosas por Catalunya?".

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