Comité de justicia de la cámara baja

Así funciona la máquina de 'trolls' de Rusia

Facebook asegura que 126 millones de estadounidenses vieron mensajes de Rusia para interferir en las eleciones de EEUU

Putin gesticula durante su intervención en la conferencia anual del foro Valdai, en Sochi, el 19 de octubre.

Putin gesticula durante su intervención en la conferencia anual del foro Valdai, en Sochi, el 19 de octubre. / periodico

Marc Marginedas / Moscú

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126 millones de personas pueden haber visto en Facebook contenidos producidos por agentes rusos durante el periodo electoral presidencial estadounidense. Esta cifra, adelantada por el diario 'The Washington Post', será transmitida a los legisladores de su país durante las audiencias que comenzarán mañana en Washington, destinadas a determinar la amplitud de la influencia rusa durante las elecciones a la Casa Blanca mediante las redes sociales. Se trata de una cifra 10 veces superior a las estimaciones previas, que limitaban el impacto a 10 millones de personas.

Twitter tampoco se queda atrás. Según el mismo medio de comunicación, esta red social ha identificado 2.572 cuentas controladas por agentes rusos y 36.000 cuentas falsas controladas por programas de software que durante la campaña presidencial rusa tuiteraron hasta en 1,4 millones de ocasiones. Los datos anteriores que se barajaban se situaban en alrededor de dos centenares el número de 'cuentas rusas'. 

Google, por su parte, ha identificado 1.108 videos con una duración de 48 horas elaborados para ejercer influencia durante la campaña presidencial norteamericana.

Enorme actividad desplegada

Estos datos dan una idea de la enorme actividad desplegada por Rusia en las redes sociales para hacer oír su mensaje y marcar su impronta en la opinión pública occidental, con el ánimo de sembrar división, tanto entre EEUU y Europa como en el seno mismo de la UE. En realidad, no es más que una actualización de las viejas tácticas soviéticas empleadas durante la Guerra Fría de responder a artículos críticos vertidos en la prensa con cartas al director u otros escritos que en realidad habían sido elaborados por funcionarios rusos. Sin embargo, el impacto en la actualidad es muy superior debido a la extensión de las redes sociales.   

Su principal plataforma es la denominada Agencia para la Investigación en InternetAgencia para la Investigación en Internet, aunque en realidad es más conocida por su apodo: 'Los trolls de Olgino': Olgino un barrio de los alrededores de San Petersburgo, al oeste de la ciudad, donde tenían su sede cuando fueron identificados por vez primera en el 2013. Con el tiempo, el apodo ha pasado a ser utilizado para todo aquel cibernauta que defiende los intereses rusos a cuenta del Kremlin, esté o no ésté basado en la segunda ciudad rusa.

De hecho, según la publicación de investigación Nóvaya Gazeta, en el 2013 se estaba reclutando a cibernautas para proyectos similares en Moscú y en otras ciudades rusas. 

De acuerdo con el rotativo Védomosti, toda esta operación de influencia y manipulación en la opinión pública occidental se halla bajo la tutela de Viacheslav Volodin, presidente de la Duma Estatal, la Cámara baja del Parlamento ruso, y considerado por muchos como el sucesor natural del presidente Vladímir Putin una vez agote su previsible mandato de seis años tras las elecciones presidenciales del próximo año. Se le considera el autor del giro ideológico del Kremlin hacia posiciones ultraconservadoras en temas sociales.

Número indeterminado

Nadie ha podido determinar a ciencia cierta el número de trolls a las órdenes del Kremlin. Durante el tiempo en que la sede en Olgino estuvo abierta, trabajaron en ella unas 300 personas, en turnos de unas 12 horas. En esa época, los sueldos no eran excesivamente elevados, pero si acordes con el nivel de vida ruso, es decir unos 25.000 rublos, que equivalían a unos 600 euros al cambio de entonces.

Algunas de sus actuaciones han tenido un gran impacto. Según la BBC, 'los trolls de Olgino' fueron los autores de un vídeo falso en el que un actor que pretende ser un soldado norteamericano dispara contra un ejemplar del Corán, lo que desencadenó una ola de la ira en el mundo musulmán.