Investigación en EEUU

La trama rusa se reactiva con la inculpación de varios asociados de Trump

Su exjefe de campaña, Paul Manafort, se entrega al FBI tras ser acusado de blanquear el dinero que recibió de partidos políticos prorrusos en Ucrania

Paul Manafort, durante la Convención Nacional Republicana, el 17 de julio del 2016.

Paul Manafort, durante la Convención Nacional Republicana, el 17 de julio del 2016. / periodico

Ricardo Mir de Francia

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La trama rusa ya tiene sus a primeros inculpados, cinco meses después de que el fiscal especial, Robert Mueller, recibiera el encargo de investigar la posible colusión entre la campaña de Donald Trump y Rusia en las pasadas presidenciales. Paul Manafort, el exjefe de campaña del actual presidente, y Rick Gates, uno de sus colaboradores más cercanos, han declarado ante el FBI después de que un gran jurado avalara una docena de cargos contra ellos. Entre otras cosas, se les acusa de lavado de dinero, fraude fiscal y perjurio. Pero no acaban ahí los problemas de la Casa Blanca. Hoy también se ha conocido que otro exasesor de Trump se declaró culpable de mentir ante el FBI sobre sus contactos con intermediarios rusos que le ofrecieron información dañina sobre la campaña de Hillary Clinton.

Ninguna de las acusaciones presentadas menciona directamente a Trump, pero a nadie se le escapan las implicaciones potenciales para el presidente. Los interrogatorios a puerta cerrada han dejado paso a las primeras acusaciones formales y la revelación de que alguno de los antiguos asesores del neoyorkino lleva meses cooperando con las autoridades. Es el caso de George Papadopoulos, uno de sus antiguos asesores en política exterior, en custodia del FBI desde el pasado verano. Poco después de unirse al equipo de Trump en marzo del 2016, Papadopoulos estuvo en contacto con una profesora rusa vinculada al Kremlin, según su propia descripción, que le ofreció "suciedad" para atacar a Clinton en "forma de miles de emails".

No está claro a qué correos se refiere, aunque en julio de aquel mismo año, Wikileaks empezó a publicar una montaña de mails del Partido Demócrata y más tarde del jefe de campaña de Clinton que causaron constantes dolores de cabeza a la exsecretaria de Estado.

Contactos en Moscú

Los documentos judiciales sostienen que Papadopoulos trató insistentemente de organizar reuniones entre los asesores de Trump y sus contactos en Moscú, que incluían también a funcionarios de Exteriores. Desde la campaña, se le felicitó por su trabajo. No es la primera vez que salen a la luz contactos de esa naturaleza.  En julio del 2016, Donald Trump Jr., acompañado por Manafort y Jared Kushner, el yerno del entonces candidato, se reunieron en Nueva York con una abogada rusa que les ofreció también presunta información incriminatoria sobre Clinton. Hasta ahora, esa era probablemente la prueba más clara de que el entorno de Trump pudo cooperar con Rusia para influenciar las elecciones.

Papadopoulos fue arrestado en julio de este año por el FBI y, aunque sostuvo inicialmente que las conversaciones con su contacto eslavo comenzaron antes de que Trump le contratara, hace tres semanas admitió haber mentido a los investigadores. Desde entonces está cooperando con las autoridades.

La Casa Blanca ha reaccionado a las explosivas alegaciones tratando de distanciarse de Papadopoulos. Su portavoz, Sara Sanders, ha dicho que solo ejerció de "voluntario" en la campaña y que el "verdadero escándalo" reside en los tejemanejes de la campaña de Clinton que, según se conoció la semana pasada, pagó a la consultora política que elaboró el famoso "dossier ruso", un polémico documento que establecía relaciones no probadas entre Trump y Moscú.

Más simbólicas todavía son las acusaciones contra Gates y Manafort, el veterano estratega republicano que dirigió la campaña de Trump entre marzo y agosto del 2016. Ambos se han declarado "no culpables" al comparecer ante el juez esta mañana, pero la larga lista de cargos a los que se enfrentan sugiere que tendrán serias dificultades para demostrar su inocencia. Las acusaciones están relacionados con el trabajo que hicieron como lobistas y consultores políticos para el Partido de las Regiones, la formación prorusa del expresidente ucraniano, Viktor Yanukovich, entre 2006 y 2016, el motivo que llevó a Manafort a abandonar en su día la campaña.

"Decenas de millones"

El fiscal Mueller sostiene que cobraron "decenas de millones" por un trabajo que no declararon ante las autoridades estadounidenses y más tarde se dedicaron a lavar el dinero negro obtenido a través de cuentas en paraísos fiscales y otras maniobras contables. Manafort habría blanqueado más de 18 millones de dólares, un dinero que utilizó para llevar "una vida extravagante" en EEUU con la adquisición de propiedades inmobiliarias y otros gastos.

Aunque estas acusaciones no implican directamente a Trump, la pretensión aparente de los fiscales pasa por empujarles a que cooperen en la investigación sobre la trama rusa, quizás a cambio de alguna suerte de inmunidad.