El Ejército Iraquí toma el control de todos los pozos petrolíferos de Kirkuk

Las fuerzas iraquís  y las milcias Multitud Popular -formadas por chiís que apoya Irán- han tomado el control de los estratégicos pozos petrolíferos de Bai Hasan y Avana, situados en el noroeste de la disputada ciudad de Kirkuk, de un millón de habitantes. La operación forma parte de la ofensiva que ordenó el primer ministro de Irak, Haidar al-Abadi, para "imponer la seguridad"en la región, tras la celebración del referéndum de independencia en el Kurdistán iraquí, celebrado el pasado 25 de septiembre , en el que ganó el 'sí' a la secesión' pero que el Gobierno de Bagdad no reconoce. La toma de los yacimientos de crudo se ha llevado acabo tras la retirada de las tropas kurdas.

Con esta actuación militar, el Gobierno de Bagdad ya ha logrado ocupar la sede del Gobierno provincial de Kirkuk y controlar todos los pozos petrolíferos de la compañía de gas estatal, North Oil Company. El lunes se hizo con los yacimientos de Baba Gurgur, Jambur y Khabbaz. Las autoridades de Bagdad afirmaron ayer que todos los centros de producción funcionan con total normalidad

Estos campos estaban antes ocupados por las unidades kurdas, conocidas como "peshmergas", después de que expulsaran al grupo yihadista Estado Islámico (EI) de la ciudad. Todos estos pozos se encuentran fuera de las tres provincias que conforman la región autónoma del Kurdistán.

Ciudad ancestral

Además, el Ejército iraquí, en colaboración con un grupo yazidí afiliado a las milicias progubernamentales, se hizo ayer con la ciudad de Sinyar, al norte del país. Según fuentes militares, la ofensiva se llevó a cabo después de la retirada de las fuerzas kurdas. Sinyar, ciudad ancestral de la minoría yazidí, estaba bajo control de los Peshmergas y milicias afiliadas a la guerrilla kurda PKK desde que en noviembre de 2015 se la arrebataron al Estado Islámico.

Por otro lado, una fuente de seguridad iraquí apuntó a Efe que los "peshmergas" se han retirado de la localidad estratégica de Bashiqa, 14 kilómetros al norte de la ciudad de Mosul, sin dar más detalles por el momento. Tras el fin de los combates, algunos civiles que habían huido de Kirkuk empezaron ayer a regresar a sus hogares en la ciudad. "Nuestros líderes nos abandonaron en medio de la nada. El furuto es negro", dijo a la agencia Reuters Malla Bakhtiyar, un profesor kurdo retirado. 

Esta escalada de tensión se produce después de que las autoridades kurdas rechazaran anular los resultados del referendo de independencia -en el que un 92% del 72 que participó votó a favor- a petición del Gobierno central, ya que expiró un ultimátum del primer ministro iraquí Al Abadi para entregar Kirkuk a Bagdad.

Una amenaza

Desde Washington, el presidente de EEUU, Donald Trump, se ha mostrado preocupado por el conflicto, ya que podría significar una amenaza en la lucha contra el Estado Islámico, pero ha aclarado que “no tomará partido”. "Desde hace muchos años una excelente relación con los kurdos, y también con Irak", dijo Trump. Sin embargo, la embajada de EEUU en Bagdad ha manifestado en un comunicado su apoyo al Ejecutivo iraquí y a su “reafirmación pacífica de la autoridad federal, representada en la constitución iraquí”. Estados Unidos ha vencido armas a ambos lados que hasta ahora habían luchado juntos contra los yihadistas del Estado Islámico.

El presidente de la región autónoma del Kurdistán iraquí, Masud Barzani, tenía previsto ayer hacer público un mensaje por televisión pidiendo a las diferentes facciones kurdas que no se enfrenten entre ellas para así evitar una guerra civil. Los dos principales partidos kurdos mantiene un pulso tras la operaciones del Ejército iraquí en la provincia de Kirkuk.