ENCUENTRO EN BRUSELAS

Ofensiva diplomática de May sobre el 'brexit'

Theresa May, a su salida del 10 de Downing Street

Theresa May, a su salida del 10 de Downing Street / periodico

Silvia Martinez / Begoña Arce

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Las negociaciones del 'brexit' parecen encaminarse directamente al precipicio. Desde que la primera ministra británica, Theresa May, activara el artículo 50 del Tratado de Lisboa ha habido cinco rondas negociadoras –la última, la semana pasada– que han situado el divorcio en punto muerto y sin “progresos suficientes”. Un bloqueo que llevará el viernes a la Unión Europea a aplazar a diciembre su decisión de pasar a la segunda fase, es decir, empezar a negociar el futuro acuerdo comercial y el pacto transitorio que pide Londres. Un jarro de agua fría para las aspiraciones británicas que May intenta evitar y suavizar con diplomacia y contactos al más alto nivel político.

Además de multiplicar las conversaciones telefónicas con sus homólogos europeos –el domingo habló con la cancillera alemana, Angela Merkel, y este lunes tenía previsto hablar con el presidente francés, Emmanuel Macron, y el primer ministro irlandés, Leo Varadkar–, May ha mantenido una cena de trabajo con el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, en Bruselas. Una cena de trabajo, "bajo una atmósfera constructiva y amistosa", a la que han asistido los negociadores jefes del 'brexit', el británico David Davis y el francés Michel Barnier y que se ha saldado con un mensaje positivo.

"La primera ministra y el presidente de la Comisión Europea ha revisado los progresos realizados en las negociaciones del artículo 50 hasta ahora y han acordado que estos esfuerzos deben acelerarse en los próximos meses", señalan en un comunicado conjunto en el que no dan más detalles. En Londres, el portavoz de May ha indicado que la ‘premier’ británica no ofrecerá nuevas concesiones a Bruselas.  

En otra galaxia

La última vez que May y Juncker cenaron tête a tête fue en Londres el pasado 26 de abril, tan solo unas semanas después de que el Gobierno británico oficializara su intención de abandonar la Unión Europea (UE). Un encuentro organizado para acercar posturas que terminó en completo desastre, con el equipo de Juncker filtrando a la prensa alemana que la mandataria británica vivía en otra galaxia y un monumental enfado de la anfitriona por la exposición pública de la falta de preparación de los británicos.

Las relaciones entre ambos bandos se han mantenido tensas desde entonces. Prácticamente todas las rondas negociadoras han terminado de la misma forma. Palabras optimistas sobre el “tono constructivo” de los encuentros pero sin avances decisivos en los tres temas prioritarios: derechos de los ciudadanos, frontera entre Irlanda e Irlanda del Norte y factura de salida. Tres asuntos que abocan a los Veintisete a constatar la falta de avances.

Un guiño todavía por precisar

May quiere arrancar algún gesto a sus homólogos europeos y el breve encuentro con Juncker se enmarca en esta ofensiva. El borrador de conclusiones elaborado por el presidente de la UE, Donald Tusk, y sobre el que trabajarán este martes los ministros de asuntos europeos en Luxemburgo, mantiene la puerta cerrada y deja la decisión para diciembre. “En la sesión de diciembre el Consejo Europeo reevaluará el estado de los progresos en las negociaciones para determinar si se han logrado suficientes avances” en los tres asuntos prioritarios.

Y solo si se constatan progresos “se adoptarán orientaciones adicionales sobre la futura relación y un posible acuerdo transitorio”, señala el borrador. La única señal positiva es que encargarán a Michel Barnier y a los ministros de asuntos europeos que empiecen a preparar internamente las discusiones para un eventual acuerdo transitorio. “Es hora de seguir adelante con estas negociaciones y comenzar conversaciones serias sobre el futuro y la nueva relación, profunda y especial, que esperamos construir”, ha avisado en Luxemburgo el responsable de Exteriores británico, Boris Johnson, cabecilla de los 'brexiters', los partidarios en el Partido Conservador británico de adoptar una línea dura con Bruselas.