"Hay elementos para un 'impeachment' a Trump"

El periodista desmenuza la gestión y la personalidad del controvertido presidente de EEUU en su libro 'Jo, Trump'

Ramon Rovira, periodista.

Ramon Rovira, periodista. / periodico

Montse Martínez / Barcelona

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Vaya por delante que se reconoce enamorado de EEUU. Por eso Ramon Roviraperiodista de 58 años nacido en Sils (Girona), que disfrutó hasta el último segundo la corresponsalía de TV3 en EEUU entre 1996 y 2001 -durante el segundo mandato de Bill Clinton y el primero de George W. Bush-, estaría encantado de encontrarse en estos momentos en Washington, al pie del cañon para dar cuenta de la gestión de Donald Trump, por controvertido que sea. No pierde comba de todo lo que acontece al otro lado del Atlántico. Su libro 'Jo, Trump' es la muestra de ello.

-Ni usted mismo creía, y así lo explica en el libro, que Trump pudiera ganar las elecciones. ¿Qué elementos explican que, finalmente, lograra imponerse?

-Hay una combinación de cosas. Trump, a pesar de lo que podamos pensar de él, era una persona conocida desde la comunicación y proyección pública. Tuvo durante muchos años en la tele un programa que le hizo conocido y famoso. A pesar de ser una persona de relativa edad, conoce muy bien cómo utilizar las redes sociales y los medios. Segundo, hay que tener en cuenta el factor de que promete a los amerianos una cosa que querían escuchar que es "Vuelve América, America First". Cuando dice, tras pasar 10 años de dura crisis económica, que si hay un puesto de trabajo será para ti y no para un inmigrante. Es un mensaje que atrae, sobre todo de las clases medias, bajas, una parte muy importante de sus votantes. Hay otra parte, el centro del país, en el que el mensaje conservador, teñido de un cierto racismo y xenofobia, les gusta aunque que no se acaban de atrever a reconocerlo. Y un factor fundamental. Hillary, pese a ser la mejor candidata, fue la mejor preparada en el peor momento. La gente estaba cansada del 'establishment' y la castigaron. Por su trayectoria y por su falta de empatía a la hora de comunicar.

-A la hora de explicar la victoria de Trump, tampoco se puede pasar por alto el 'Rusiagate' y el concepto de post-verdad. 

-Hemos hablado del uso que hace Trump de los medios de comunicación modernos, digitales, sin inmutarse si lo que dice es verdad. Hemos acuñado el concepto de post-verdad cuando siempre habíamos dicho mentira. Un eufemismo. Más importante que este factor, especialmente de cara al futuro, es el concepto de 'Rusiagate'.  Está bajo investigación en manos de un fiscal muy serio, responsable del FBI durante 10 años, muy respetado y con fama de llegar hasta el fondo de las cosas. Hay que ver lo que hay ahí detrás. Lo que está claro es que con la participación o no del Kremlin, hubo hackers que interfirieron desde Rusia en los ordenadores del partido demócrata, también a través de Facebook.  Es un tema clave no tanto por el resultado de las elecciones sino por el futuro de Trump. Si el fiscal llegara a determinar un vínculo entre el 'Rusiagate' y la campaña electoral podría complicarle mucho la vida.

-¿Hay posibilidades de un 'impeachment' a Trump?

-Creo que tiene muchos frentes abiertos. El 'impeachment' es muy difícil, hay dos precedentes que no se llegaron a consumar. Pero en el caso de Trump, tiene muchos frentes abiertos, el conflicto de intereses por su actividad empresarial, la campaña electoral, la gestión actual... Si tuviera que apostar, aunque es difícil, diría que puede haber un 'impeachment'. ¿De qué puede depender? De las elecciones del 'midterm'. Si los republicanos tienen mal resultado, si pierden el control de la Cámara, se le puede complicar mucho la vida a Trump. Creo que habrá un 'impeachment'. Hay elementos para que puede producirse. Aunque a veces me equivoco...

-En el libro aborda la personalidad de Trump y su estado mental. ¿Cuál es la conclusión?

-Es una persona de una egolatría descomunal, acostumbrado a que nunca le digan que no,  que sus colaboradores le hagan la pelota, como es el caso de Tillerson, un hombre de un nivel descomunal. Todos los presidentes han tenido algo; Kenedy, Nixon... Él tiene características que lo hacen muy especial: muy incontrolable, no atiende consejos de otros...

-¿Cree que es un enfermo mental?

-No, no en el sentido que lo que entendemos como enfermo mental. Los estudios que he consultado apuntan a que padece algunas patologías que son compatibles con la vida normal, como muchas personas. Pero en su caso, se le manifiesta mucho por su expansividad, egolatría... Él es un empresario y deja la empresa, donde hacía lo que él quería y nadie le llevaba la contraria, y entra en la política, un mundo al que no está acostumbrado. Gobernar con la mentalidad de un empresario... porque a él le ha ido bien. Pero la política es algo completamente diferente. Y más en EEUU donde funciona perfectamente el check and balance -un presidente con un poder enorme, un Congreso que lo controla y autoriza y un Tribunal Supremo que dice si es legal o no es legal-. 

-¿Cómo terminará la escalada de agresividad entre EEUU y Corea del Norte? ¿Llegarán a mayores?

-En mi opinión, no pasará gran cosa. Los dos saben perfectamente que una guerra nuclear supondría una masacre de grandes dimensiones en Corea del Sur.  China tampoco lo permitiría. Espero que Kim Jong-un tenga el suficiente sentido común para saber que un escenario así sería su final.

-Dedica un capítulo del libro al avispero del Pacífico.

-El Pacífico siempre había sido territorio de EEUU, donde su flota navegaba, tenía un control absoluto de aquellas aguas y eso le daba una garantía de control absoluto en casi todo el mundo. Esto ha cambiado sustancialmente en los últimos tiempos porque China, con su régimen, tiene una política expansionista y de ocupación de espacios, como el caso de las islas en disputa en el mar de la China. 

-¿Dejará Trump dejará en papel mojado el pacto nuclear con Irán?

-Es lo que dice. Se lo ha cargado todo. No sé si es porque le tiene tirria a todo lo que ha hecho Obama o por estrategia. Creo que es lo primero. Empezando por el 'Obamacare'. Ha actuado de la misma manera en el terreno de las relaciones internacionales: Pacto del Pacífico, pacto comercial entre EEUU y la UE, pacto cambio climático de París. Y por qué no lo de Irán. Explico en el libro que Trump pudo decidir presentarse a la presidencia cuando Obama lo humilló en una cena de corresponsales. Es difícil que lo perdone.

-¿Trump ha hecho algo bien?

-Me cuesta de encontrar. Si consigue tirar adelante la bajada de impuestos, seguramente logrará una reactivación económica. Desde el punto de vista empresarial y de dinamización económica de EEUU seguramente sería una cosa positiva. Pero no salen los números. A la que bajas impuestos, se te dispara el presupuesto y no queda muy claro cómo lo podría hacer. También ha termiando con la concepción de hacer de EEUU el policía del planeta. Desde el punto de vista del resto del planeta es un drama, pero desde el punto de vista de EEUU, ellos estaban un poco hartos de ir apagando fuegos aquí y allá. A Trump no le interesa ese papel y no lo esconde, lo dice. 

-¿Mejora o empeora a medida de avanza el mandato?

-Es ciclotímico. Cuando parece que se calma, vuelve a salir la bestia.

-¿Cree que podría ganar un segundo mandato?

-Siempre he pensado que es un presidente de un solo mandato. Pero no tanto porque no lo pueda ganar sino porque tengo la sensación de que no se lo está pasando bien. Se está aburriendo. Ya lo dijo una vez. Nunca hubiera pensado que eso de ser presidente fuera tan cansado. Pensaba que era un presidente de un solo mandato por razones más políticas pero ahora empiezo a pensar que pueda serlo porque no le hace gracia volverse a presentar. Sería raro porque los presidentes suelen optar a un segundo mandato. Igual le acaba pillando el gusto y cambia de criterio.

-¿Perderá el control de las Cámaras?

-Es probable. Los republicanos están sufriendo mucho. La gente empieza a separarse un poco de un presidente tan histriónico.

-¿Le sorprende que su machismo no le pasara factura?

-No entiendo que en un país como EEUU cómo no le ha pasado factura. A pesar de que el país tiene un punto puritano, machista, me cuesta entender cómo estas barbaridades no le han pasado más factura. Para mí es una gran incógnita.

-¿Cómo valora que se rodee de la familia para gobernar?

-Es una persona terriblemente desconfiada y está acostumbrado a trabajar con la familia. De ahí la pila de dimisiones. Gente de la política a la que no conoce. Tiene la tendencia a rodearse de la familia, como si se tratara de una empresa familiar.

-¿Cómo se maneja Melania Trump como primera dama?

-Es un papel difícil, el de primera dama. Se ha de saber mucho para poderlo hacer bien. Cuesta mucho porque encontrar el encaje no es fácil. La primera dama no es exactamente un objeto de decoración.

-Pues Melania Trump destila un poco esa sensación.

-Este es el tema. Es una modelo y respetando mucho su papel de mujer, no ha encontrado el encaje. No tiene ningún tipo de ambición. No tiene nada que ver con Hillary ni, incluso, con Barbara Bush. Otra cosa son los rumores que hay sobre la estabilidad del matrimonio. Hay rumores de que si se aguanta o no se aguanta.  Es un mundo al que ella no está acostumbrada. 

-Parece mentira cómo se ensaña Trump con la inmigración a pesar de contar con varios inmigrantes entre sus antepasados.

-Es un poco la fe del converso. A veces el más reacio a que entren nuevos inmigrantes son los antiguos inmigrantes, no sea cosa que desestabilicen mi status. En el caso de Trump, creo que ni tan solo es eso. Su abuelo y su madre. llegaron a EEUU muy jóvenes. No eran el perfil de inmigrante al que él tiene manía, los procedentes de países árabes o centroamericanos. Los suyos venían de Escocia. Son otros parámetros. Para él no es lo mismo.