Entrevista con Beatrice Fihn, directora ejecutiva de ICAN, organización ganadora del Nobel de la Paz

"La gente, por primera vez desde la guerra fría, está asustada por las armas nucleares"

Entrevista con Beatrice Fihn, directora ejecutiva de ICAN, organización ganadora del Nobel de la Paz

40478176 60

40478176 60 / periodico

Idoya Noain / Nueva York

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

El Premio Nobel de la Paz ha vuelto todos los focos sobre la Campaña Internacional para Abolir las Armas Nucleares (ICAN). La coalición de más de 400 oenegés en cerca de 100 países lleva una década trabajando para acabar con el arsenal nuclear de 15.000 armas que acumulan nueve naciones (Estados Unidos, Rusia, China, Reino Unido, Francia, India, Pakistán, Corea del Norte e Israel). Fue también el grupo que impulsó el Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares, adoptado en julio en Naciones Unidas, donde lo firmaron 53 países el 20 de septiembre. De momento solo lo han ratificado tres (Tailandia, Guyana y la Santa Sede) y queda que lo hagan otros 47 para que entre en vigor.

La directora ejecutiva de ICAN, Beatrice Fihn, se sentaba con EL PERIÓDICO para una entrevista en la sede de la ONU este martes, el mismo día en que bombarderos de EEUU hacían unos vuelos de “demostración de fuerza” sobre la península coreana y dos antes de un esperado anuncio de Donald Trump de que no certificará que Irán está cumpliendo el acuerdo nuclear.

--Enhorabuena. Tras la sorpresa inicial y después de unos cuántos días ¿Cómo valora el Nobel y lo que representa para su trabajo?

-- Estamos en un lugar complicado en el mundo ahora, con una tensión muy peligrosa entre los estados nucleares. No se trata solo de Corea del Norte y EEUU, los otros estados están modernizando sus arsenales, están creciendo las tendencias nacionalistas, los extremismos, nos estamos alejando de la diplomacia y del multilateralismo. Es una situación extremadamente preocupante y subraya lo frágil que es la paz y lo rápido que las cosas pueden cambiar. Estamos de hecho amenazando a diario con masacrar indiscriminadamente a cientos de miles de civiles y la gente está asustada por las armas nucleares por primera vez prácticamente desde el fin de la guerra fría. A la vez, tenemos el Tratado, un acontecimiento realmente positivo, con muchos estados queriendo contrarrestar los desarrollos negativos. Con el Nobel poniendo el foco sobre nosotros tenemos una gran oportunidad, podemos crear mucha más presión, y esperamos usar el Tratado y el Nobel como forma de involucrar a la gente y llamar a la acción. Tenemos que hacer algo. El statu quo, seguir teniendo armas nucleares, ya no es aceptable.

--Hacía tiempo que no se hablaba como ahora de la posibilidad de una guerra nuclear. ¿Cree que sin Donald Trump en la Casa Blanca el Nobel se habría fijado en ICAN y en el Tratado?

--Sin duda ha subido lo que está en juego y la gente se está poniendo nerviosa ante la idea de que Donald Trump, solo, puede lanzar armas nucleares y nadie podría pararle, tiene la autoridad en EEUU para lanzarlas. A la vez hace darse cuenta de que estas armas son vulnerables a una sola persona... No hay nadie que deba tener ese poder. Obviamente unos lo manejan mejor que otros pero si estás incómodo con la idea de Donald Trump teniendo armas nucleares estás realmente incómodo con las armas nucleares en general. Si crees en el principio de disuasión, en que funcionaría para evitar la guerra, no habría problema, pero no lo pensamos. Eso indica que no estamos tan convencidos de que las armas nucleares son buena idea.

--Pero cree que la conciencia de la sociedad civil sobre las armas nucleares ha crecido desde que Trump entró en el panorama político.

--Absolutamente. Hemos sido capaces de ignorarlo por demasiado tiempo aunque mucha gente sabe lo inadecuado de las armas nucleares. No se había sentido como un problema urgente. Se sentía que el cambio climático, los derechos humanos, todas esas amenazas, eran mucho más urgentes, pero ahora de repente ponemos el foco en que nada de eso importa si hay guerra nuclear. Ha elevado la conciencia del tema.

--El jueves puede no certificar el acuerdo nuclear con Irán. ¿su opinión?

--Necesita seguir en el acuerdo, EEUU debe certificarlo, apoyar a la diplomacia, el multilateralismo. Desconcierta. La Agencia Internacional de Energía Atómica dice que Irán está cumpliendo, todas las otras partes del acuerdo dicen que está cumpliendo, Irán dice que está cumpliendo... Amenazar este acuerdo va a causar más inestabilidad y potencialmente llevar a otro conflicto. No necesitamos otro conflicto nuclear. Estamos tentando a la suerte. Casi nadie piensa que sea una buena idea y es solo el ego de un individuo.

--De momento solo tres países han ratificado el Tratado. ¿Cree que con el Nobel se acelerarán las ratificaciones?

--Lo espero. Tenemos gente haciendo campaña que ha estado trabajando en las negociaciones, empujando a los gobiernos para que votaran sí a las resoluciones, que les empujaron a decir las cosas correctas, a votar sí en la adopción del texto del Tratado... Han empujado a firmar y ahora van a empujar a ratificar. Tenemos una máquina de campaña en casi 100 países, tengo confianza. Pero para muchos países pequeños es cuestión de prioridades y entra en juego la situación política doméstica. Es un proceso largo. Este premio esperamos que empuje el tema en su agenda. No estoy segura de que sume estados pero sí que lo hará más prioridad para los gobiernos.

--Hubo muchas presiones políticas en la negociación del Tratado. Asumo que no van a debilitarse en la fase de ratificaciones. ¿Cómo lidian con eso?

--La ciudadanía tiene que presionarles más fuerte. Al final, en los estados democráticos, es la ciudadanía quien decide. Cuando por ejemplo EEUU o Reino Unido o Francia decían que no firmarán el tratado mi sentimiento es que esa no es su decisión. Es la gente de esos países la que decidirá. Y cuando cambien gobiernos quizá el nuevo decida firmar. Es más que improbable en EEUU, pero podría pasar. Y nunca puedes decir nunca.

--¿Qué le diría a quienes miran al Tratado como débil porque no se espera la ratificación de los nueve poderes con armas nucleares?

--Yo soy sueca y es como decir que Suecia no tiene que firmar la declaración de Derechos Humanos porque no tenemos tantas violaciones de los derechos humanos, una estupidez, o como decir que no hay que hacer nada en igualdad de género porque tenemos que esperar a que Arabia Saudí haga algo. Cada país tiene que marcar sus parámetros sobre qué es aceptable y qué no. Todos y cada uno de los estados importan aquí para crear este tipo de norma, incuso los estados más pequeños. Y a veces son esos más importantes. Tenemos por ejemplo las estados-nación del Pacífico, que han sufrido el daño de las armas nucleares en pruebas. La gente ha enfermado, mujeres con abortos, niños que nacen muertos... Este tratado tiene provisiones para eso, para asistir a las víctimas, lidiar con preocupaciones medioambientales.

--¿Qué le diría a España, al Gobierno (que se ha desvinculado de las negociaciones y del Tratado) y a la ciudadanía?

--España tiene que tomar una decisión. Si no están de acuerdo con que se usen armas nucleares contra civiles tienen que involucrarse con este Tratado y con el movimiento. Sabemos que la OTAN se está intentando comportar como un bloque pero la OTAN también tiene un compromiso con el mundo libre de armas nucleares. Todos los estados de la OTAN tienen que dar pasos activos hacia un mundo sin esas armas. En este momento, con las tensiones tan altas, un país como España no puede colocarse detrás de Donald Trump y dejarle comportarse como lo hace, amenazando con “destruir absolutamente” un país, no es aceptable. Las armas nucleares, usarlas, prepararse para usarlas, tener ejercicios militares sobre cómo usarlas, no es algo que deberíamos estar haciendo ni algo a lo que España debería contribuir. España tiene que idear formas de detener eso.

-- Varios premios Nobel de la Paz han llamado al diálogo en Catalunya. ¿Tienen ustedes un mensaje?

-- No tenemos una posición en este tema. Defendemos la diplomacia y diálogo, el respeto a los derechos humanos, los derechos de la gente. Es un tema complicado. A nivel personal, mi idea es que la gente tiene que sentir que está representada por el gobierno. Apoyo definitivamente el diálogo en este tipo de situaciones tensas. No necesitamos otro conflicto.

--Usted debe ser una de las más firmes creyentes en el poder de la sociedad civil...

--Absolutamente. Eso es democracia en acción. Creo que hemos llegado a un punto en que la gente cree que la democracia es presentarse una vez cada cuatro años, votar y quien gane decide cuatro años, y luego se intenta a la próxima. No es así. La democracia es todos los días, todo el tiempo. ICAN, como coalición de oenegés, es prueba de que no importa lo que tu gobierno diga: sigue habiendo cosas que hacer, sigue habiendo cosas que cambiar. Al final, tienen que ajustarse a la población y a la realidad. A veces lo hacen con rabia, frustración y criticando, a veces lo hacen ajustando su propio proceso. Si no estamos felices con nuestros gobiernos tenemos herramientas –organizaciones, presión parlamentaria y política, trabajo en medios, campañas de concienciación...-- para al menos alterar el contexto en que operan los que toman las decisiones. Eso es lo que hacemos también. No vemos la resistencia de los gobiernos de los estados nucleares a este Tratado como un problema tan grave, porque estamos trabajando de otras formas. No se trata solo de llamar a sus puertas y pedir “por favor, por favor, firmen este Tratado”. No aceptamos no por respuesta. Vamos a probar otras formas para llegar adonde queremos. El Tratado es la herramienta en cierta forma. Ahora más que nunca la gente debe involucrarse en trabajo local, nacional e internacional para cambiar las cosas cada día.