PULSO EN BRUSELAS

La negociación del 'brexit' se atasca y se convierte en un diálogo de sordos

Michel Barnier, negociador jefe de la UE, afirma que no ha habido avances significativos y acusa a Londres de renegar de las obligaciones adquiridas

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Montserrat Radigales

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La negociación entre la Unión Europea (UE) y el Reino Unido sobre las condiciones del ‘brexit’ se está convirtiendo en un diálogo de sordos. Por no haber acuerdo, ni siquiera lo hay sobre el diagnóstico de cómo van las conversaciones. La tercera ronda ha concluido este jueves en Bruselas.

Mientras el representante británico, el ministro para el 'brexit' David Davis, apuntaba tímidamente que se habían producido «algunos avances concretos», en la misma rueda de prensa conjunta al término de la sesión, el negociador jefe de la UE, Michel Barnier, aseguraba todo lo contrario: no ha habido «ningún avance decisivo en ninguno de los asuntos básicos».

Barnier ha admitido que se han producido algunas discusiones «fructíferas» sobre la cuestión de la frontera entre Irlanda e Irlanda del Norte y algunas «clarificaciones útiles» en algunas otras cuestiones. Pero nada más. El negociador jefe de la UE ha puesto en duda de que, al ritmo al que avanza el diálogo, puedan empezarse a abordar en octubre, como era la intención inicial, las cuestiones que afectan a la futura relación entre la UE y el Reino Unido después del ‘brexit’, especialmente los posibles acuerdos económicos y financieros.

Los Veintisiete han sostenido desde el principio que no entrarán a discutir la relación futura hasta que haya habido progresos sustanciales en las tres áreas identificadas como esenciales del ‘brexit’: los derechos de los ciudadanos de la UE que residen en el Reino Unido, Irlanda y la factura del divorcio.

El coste del divorcio

Este último aspecto, el coste del ‘brexit’, parece centrar ahora buena parte de las divergencias. «En julio, el Reino Unido reconoció que tiene obligaciones [financieras] más allá de la fecha del ‘brexit’», ha recordado Barnier este jueves. «Pero  esta semana --ha añadido-- [Londres] ha explicado que sus obligaciones se limitarán al último pago al presupuesto comunitario antes de su salida. Sin embargo, tenemos obligaciones conjuntas con terceras partes (...) Desde esta semana parece claro que el Reino Unido no se siente legalmente obligado a cumplir con estas obligaciones después de su marcha».

Para Barnier, esto plantea una cuestión substancial de confianza porque «27 miembros del bloque [comunitario] no tendrían que acarrear con las obligaciones contraídas por 28».

El monto que Londres deberá abonar a la UE para marcharse no ha sido oficialmente fijado, pero el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, había barajado la cifra de 60.000 millones de euros, una cantidad que Londres consideró «ridículamente alta». «Somos un país que cumple con sus obligaciones legales, y lo continuaremos haciendo, pero tienen que ser obligaciones reales», ha subrayado Davis, quien ha añadido que el Gobierno británico está dispuesto incluso a afrontar algunas obligaciones «morales», más allá de las legales.

"Enojado no, impaciente y determinado"

Durante toda la rueda de prensa, Barnier ha dejado transpirar su pesimismo sobre la marcha de las negociaciones. «No estoy enojado --ha dicho-- pero sí impaciente y determinado».

Mientras todo esto ocurría, Juncker ha recibido también este jueves en Bruselas al exprimer ministro británico Tony Blair, laborista, eurófilo y opuesto al ‘brexit’. «No hay que ver en ello ninguna conspiración», ha sentenciado un portavoz de la Comisión Europea.