LA NUEVA GUERRA FRÍA

Putin echa a 755 diplomáticos y trabajadores de la embajada de EEUU en Rusia

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Marc Marginedas

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Más de la mitad del personal de la embajada de EEUU y los diferentes consulados estadounidenses en Rusia deberá poner punto final a su trabajo, como consecuencia de las sanciones recientemente anunciadas por Rusia. Así lo ha aclarado este domingo el propio presidente ruso, Vladímir Putin, durante una entrevista cuyos extractos han sido difundidos por Rossiya-24, la cadena estatal de información continua.

"Más de un millar de personas, entre diplomáticos y personal técnico, trabajaban y aún trabajan en Rusia. Ahora 755 deberán cesar su actividad", ha declarado Putin. Las palabras del líder del Kremlin ponen por vez primera cifras exactas a una reducción masiva anunciada hace dos días, pero cuyo alcance exacto se desconocía hasta ahora. No todos los afectados deberán hacer las maletas, ya que algunos serán ciudadanos rusos que realizan labores técnicas, como chóferes o traductores.     

Con esta reducción, Moscú pretende que ambos países cuenten con idéntico número de funcionarios y técnicos destacados en sus respectivas sedes diplomáticas y consulares -455- al tiempo que responde a la ley recién aprobada por las dos cámaras del Congreso estadounidense, en la que se refuerzan las sanciones contra Rusia y se limita las atribuciones para reducirlas o cancelarlas del presidente Donald Trump, investigado su entorno por posible colusión con personalidades rusas durante las elecciones presidenciales norteamericanas.

Fin de las expectativas

Durante la conversación, Putin ha dado definitivamente por finiquitadas las expectativas generadas entre la élite política rusa de una mejora de las relaciones tras el triunfo del magnate neoyorquino. "Hemos esperado mucho tiempo, esperando que la situación cambie a mejor", ha explicado el líder del Kremlin. "Parece que, incluso si la situación llega a cambiar, eso no se producirá pronto", ha constatado.

El mandatario ha aclarado que, por el momento, no contempla medidas de represalia adicionales, una posibilidad que había sido aireada por el Ministerio de Exteriores ruso al anunciar el castigo, el pasado viernes, aunque deliberadamente ha evitado descartar nada. Si las tentativas de presión "aumentan" "podemos examinar otras variantes de respuesta", ha subrayado, antes de remachar: "por el momento, estoy en contra".

Según ha publicado Kommersant, esas nuevas medidas que Moscú podría acabar aplicando incluyen la suspensión de las exportaciones de titanio a EEUU, dañando a su poderosa industria aeronáutica, así como el bloqueo a las iniciativas diplomáticas que pudiera emprender en la ONU la delegación norteamericana respecto a Corea del Norte o a la guerra en Siria. El rotativo incluso ha aireado la posibilidad de confiscar propiedades de Google o Microsoft, o simplemente expulsarlas de Rusia.

Algunos expertos creen que es difícil que el Kremlin decrete medidas económicas de represalia sin acabar dañando en última instancia a intereses rusos. Por ejemplo, en el caso de que se suspenda la cooperación con la NASA para llevar a astronautas norteamericanos a la Estación Espacial Internacional (EEI), la agencia Roskosmos, que ha tenido que reducir el número de rusos en el laboratorio en órbita por razones económicas, perdería unos sustanciosos ingresos.

Mostrar el poderío militar

Este clima de regreso a la guerra fría se produce mientras Rusia, cuyas Fuerzas Armadas han sido sometidas a un profundo proceso de modernización, multiplica los eventos en que muestra su poderío militar. Una cuarentena de buques militares han descendido este domingo por el río Neva, que atraviesa San Petersburgo, hasta las aguas del mar Báltico para celebrar el día de la Armada.

En la segunda ciudad rusa, el líder del Kremlin reclamó, una vez más, el estatus de potencia marítima. "La historia de Rusia está estrechamente relacionada con las victorias de su valiente Armada; el estatus de poderosa potencia naval se ha ganado con la bravura de marineros y oficiales y el talento de los constructores navales", ha proclamado Putin, en tono desafiante.

Una celebración similar tuvo lugar en la base de Tartus, en Siria, que ha sido reacondicionada para que pueda albergar a los principales buques de guerra rusos en sus patrullas por el mar Mediterráneo. Putin acaba de promulgar la ley sobre las condiciones de la presencia militar rusa en Siria, que se prolongará al menos durante 50 añosdurante 50 años.