Terremoto en la Casa Blanca

El jefe de gabinete de Trump cae en la guerra abierta en la Casa Blanca

Reince Priebus, el único representante del 'establishment' en la cúpula, será sustituido por el general John Kelly

Combinación de fotos de Reince Priebus (izquierda) y John Kelly, en imágenes de finales de junio.

Combinación de fotos de Reince Priebus (izquierda) y John Kelly, en imágenes de finales de junio. / periodico

IDOYA NOAIN / NUEVA YORK

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El terremoto que se esperaba se ha producido en la Casa Blanca. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha anunciado este viernes en Twitter un cambio en el cargo de su jefe de gabinete. Reince Priebus, el antiguo presidente del Partido Republicano y el único vínculo de la cúpula del Ala Oeste con el ‘establishment’ conservador, será sustituido por el actual secretario de Seguridad Interior, el general John Kelly.

La sacudida llega solo unas horas después de que el Congreso, controlado por los republicanos, fracasara en su intento de derogar la reforma sanitaria de Obama, una promesa largamente acariciada que ni el presidente ni un partido profundamente marcado por las divisiones han conseguido cumplir. Y llega también cuando el caos de la Casa Blanca, con una guerra intestina entre distintas faccciones, había estallado más públicamente que nunca antes por una soez invectiva lanzada por Anthony Scaramucci, el financiero de Wall Street al que Trump fichó hace una semana como director de comunicaciones contra la opinión de Priebus.

"Débil, débil, débil"

Hay versiones distintas sobre lo sucedido. Allegados de Priebus aseguran que ha dimitido pero fuentes de la Casa Blanca afirman que ha sido fulminado por Trump. En cualquier caso su salida se anticipaba desde hace tiempo y en los últimos días Trump había confirmado su pérdida de confianza en él, si es que alguna vez la hubo.

El nombramiento de Scaramucci fue un golpe directo (por el que ya dimitió Sean Spicer, el portavoz que era uno de los escasos aliados de Priebus en el Ala Oeste). Y en privado las críticas habituales al jefe de gabinete se habían intensificado en los últimos días. “La palabra era débil. Débil. Débil. Débil. No consigue hacer cosas. Si no lo oímos 20 veces no lo oímos ninguna”, le ha dicho una fuente de la Casa Blanca a ‘The Washington Post’.

Priebus mantuvo las distancias con Trump durante la campaña de primarias. Aunque puso a trabajar para él la maquinaria organizativa y económica del partido una vez que se hizo con la candidatura, hubo tensiones y roces. Y aunque tras la victoria logró el trascendental puesto de jefe de gabinete, nunca logró ser efectivo en su cargo.

Su supuesta capacidad para trabajar con los republicanos del Congreso se ha demostrado absolutamente inefectiva en seis meses que no han producido ningún avance legislativo importante y sí la sonada derrota del ‘Trumpcare’. Y Priebus ha estado consumido por las guerras internas en ese Ala Oeste dominada por gente sin experiencia en el gobierno.

Lucha de facciones

Esa lucha de facciones continua, pero empieza a haber indiscutibles vencedores y vencidos. Trump está dando clara prioridad a los consejos del llamado “círculo neoyorquino”, compuesto por su hija, Ivanka Trump, y el marido de esta, Jared Kushner, así como por el asesor económico Gary Cohn, la número dos de seguridad nacional, Dina Powell, y ahora también por ScaramucciDesaparecido en combate está Steve Bannon, el estratega jefe que arrancó casi como un presidente en la sombra pero ha ido perdiendo influencia sobre Trump (como también demuestran los deslenguados ataques verbales de Scaramucci que cuentan con la aprobación del mandatario).

Con el nombramiento de Kelly el presidente parece volver a desoir a quienes le sugieren que necesita rodearse de gente con experiencia política en Washington, apunta a una ruptura con su Congreso y vuelve a premiar la lealtad y, también, a mostrar su admiración por la disciplina militar. El general ha defendido ardientemente propuestas polémicas como el veto a refugiados y a inmigrantes de países musulmanes y Trump lo ha alabado por no darle problemas. Uno de los puntos a su favor, además, es que mantiene una buena relación tanto con Kushner como con Bannon. Y quizá logre lo que nunca consiguió Priebus: si no paz, al menos una tregua en el Ala Oeste.