Protestas en Polonia ante el plan del Gobierno de hacerse con el control del Tribunal Supremo

La decisión del Gobierno ultraconservador pone en jaque a la separación de poderes democráticos y Bruselas dice que "atenta contra los tratados de la UE"

polonia reforma de la justicia

polonia reforma de la justicia / periodico

CARLES PLANAS BOU / BERLÍN

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

La separación entre el poder legislativo y el judicial es una máxima esencial en cualquier democracia pero en Polonia el Gobierno ultraconservador y nacionalcatólico no lo ve así. El Parlamento polaco, donde el partido gobernante Ley y Justicia (PiS) tiene una abrumadora mayoría absoluta, ha aprobado hoy una propuesta de ley en la que se pretende que los miembros del Tribunal Supremo sean nombrados por la cámara baja. De esta manera, el Ejecutivo pasará a controla el mayor órgano judicial del país y tendrá vía libre para cesar a sus 83 integrantes actuales, críticos con esa reforma.

A pesar de que el PiS tiene poder suficiente como para aplicar su voluntad, la medida necesitará la aprobación del Senado y la ratificación del presidente del país para seguir adelante. Y aquí es donde puede llegar el bloqueo. Este martes el presidente Andrzej Duda, también miembro del partido gobernante, amenazó con no ratificar esa controvertida reforma apelando a la “prudencia” y pidió que se elevase hasta las tres quintas partes del Parlamento la mayoría necesaria para que sea el Ejecutivo de turno quien decida el rumbo de la Justicia de Polonia. La medida también contempla obligar a los jueces a tener en consideración los “valores cristianos” en su toma de decisiones. A pesar de este matiz, Duda sigue siendo partidario de una reforma que minaría la independencia judicial.

Mucho más contundente fue la presidenta del Tribunal Supremo, Malgorzata Gersdorf, quien denunció que el movimiento del cada vez más autoritario y reaccionario PiS supone "un ataque sin precedentes contra el poder judicial” que convertirá a ese indispensable órgano judicial en "un tribunal del ministro de Justicia”. La oposición también lamentó la voluntad del Gobierno de subyugar la justicia a su voluntad. Por eso han presentado un centenar de enmiendas para congelar la posible aprobación de una reforma que, consideran, servirá para acabar con la democracia en Polonia e instaurar una autocracia populista al estilo de la Hungría de Víktor Orbán.

REFORMA “CONTRA LOS PRINCIPIOS DE LA UE”

Molesta con las palabras del presidente Duda, la primera ministra Beata Szydlo respondió que el ejecutivo que lidera llevará "hasta el final” la reforma de un sistema judicial que el Gobierno ha considerado como una “casta privilegiada”. La fijación del Ejecutivo por controlar la Justicia quedó ilustrada en las palabras de Jaroslaw Kaczynski, líder del PiS. “Las cortes son los bastiones de los poscomunistas en Polonia […] Están controladas por izquierdistas y subordinadas a gobiernos extranjeros”, aseguró. En la sesión parlamentaria del martes Kaczynski llamó “escoria” a la oposición y la acusó de asesinar a su hermano gemelo Lech Kaczynski, expresidente del país y fallecido en un accidente de avión en 2010.

Por su parte, el presidente del Parlamento Europeo Antonio Tajani llamó la atención de Varsovia frente a una “situación urgente” que Bruselas ve con preocupación y denunció que la reforma judicial atenta “contra las principios fundamentales de los tratados de la Unión Europea”. La semana pasada el Parlamento polaco ya dio luz verde a someter el Tribunal Supremo al control gubernamental y ampliar los poderes del ministerio de Justicia sobre los tribunales regionales y de apelación. El máximo órgano judicial de Polonia tenía que tomar una decisión sobre la legalidad de las políticas del PiS a mediados de setiembre, una fecha límite que podría haber forzado al gobierno a acelerar la aprobación de su reforma antes del verano.

PROTESTAS EN LA CALLE

La protesta de la oposición y la crisis constitucional que el PiS ha abierto en Polonia también llegó a las calles, donde miles de personas de reunieron para criticar las acciones de un gobierno con una deriva cada vez más radical. El pasado 4 de octubre una masiva manifestación ciudadana ya forzó al ejecutivo ultranacionalista y radical católico a dar un paso atrás en su intención de impulsar una ley que prohibía el aborto e incluso lo castigaba con penas de cárcel.

Los manifestantes se reunieron en la plaza Krasi¿ski de Varsovia, el mismo lugar donde el pasado 6 de julio el presidente estadounidense Donald Trump pronunció su discurso en el que alabó el papel de Polonia como “referente en la defensa de la civilización”.