YIHADISMO EN EL SUDESTE ASIÁTICO

Un centenar de muertos en el asedio del Estado Islámico a la ciudad filipina de Marawi

El Gobierno de Manila asegura que está a punto de retomar el control absoluto de este bastión independentista de mayoría musulmana en la sureña isla de Mindanao

ADRIÁN FONCILLAS / PEKÍN

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Una semana de fragorosos enfrentamientos en la ciudad filipina de Marawi entre el Ejército y militantes vinculados al Estado Islámico (EI) ha dejado ya un centenar de muertos y la certeza de que el problema islamista en el sudeste asiático ha entrado en una fase aún más preocupante.

Manila asegura que el Ejército está próximo a retomar el control absoluto en Marawi y que los extremistas solo aguantan en nueve de los 96 barangays o barrios. “Controlamos quién entra y quién sale y estamos intentando aislar esos focos de resistencia que aún quedan”, ha dicho este lunes el general Restituto Padilla.

Los integristas acumulan ya seis días luchando en las calles contra las mejores tropas de asalto filipinas, vehículos armados y helicópteros. A pesar del presunto control militar en los accesos, existe el temor de que algunos puedan seguir con su mortal ofensiva en la vecina ciudad de Iligan, donde se ha refugiado el grueso de los 200.000 habitantes de Marawi.

CIVILES EJECUTADOS

Las fuentes oficiales hablan ya de un centenar de muertos, aunque advierten de que podrían ser muchos más. Entre ellos se cuentan 61 militantes, 20 miembros de las fuerzas armadas y 19 civiles. El domingo fueron descubiertos ocho cadáveres con tiros en la nuca y las manos atadas tirados en un barranco. Los civiles fueron capturados cuando intentaban huir de la ciudad y ejecutados por no saber recitar versos del Corán, según la policía local. Un cartel sobre un cadáver lo identificaba como “munafik” o traidor. Otro grupo de civiles muertos fueron encontrados en las cercanías de la universidad de la ciudad, entre los que se contaban tres mujeres y un niño.

Marawi es una ciudad de mayoría musulmana en la sureña isla de Mindanao, tradicional bastión de grupos rebeldes independentistas. La crisis actual se desató cuando el Ejército entró en Marawi para apresar a Isnilon Hapilon, líder musulmán por el que Washington ofrece una recompensa de cinco millones de dólares. La operación fracasó y atrajo a la ciudad a decenas de islamistas armados que quemaron varios edificios oficiales, colgaron banderas del EI, asesinaron a civiles y secuestraron a un pastor católico y diez fieles de los que no se ha sabido nada más. La batalla en Marawi supone la mayor crisis del presidente, Rodrigo Duterte, quien la semana pasada decretó la ley marcial en toda la isla durante dos meses y advirtió de que llegan tiempos duros.

ALUVIÓN DE INTEGRISTAS

Entre los rebeldes de Malawi se cuentan miembros de IndonesiaMalasia Singapur, lo que hace temer un aluvión de integristas del sudeste asiático para convertir el sur de Filipinas en un nuevo califato.

Los militantes pertenecen a Maute, uno de los pequeños grupos insurgentes que han prometido fidelidad al EI. Mindanao ha sufrido la violencia integrista durante décadas pero la tendencia actual apunta a una peligrosa unificación de lo que hasta ahora eran atomizadas células en torno a Isnilon Hapilon, un antiguo predicador y hoy una de las mayores amenazas para la paz en el sudeste asiático.