Fréjus, el feudo lepenista de la Costa Azul

Esta localidad costera y turística, perteneciente a la región de Provenza Alpes Costa Azul, tiene como alcalde al jefe de campaña de la candidata de la extrema derecha

feudo electoral de Le Pen

feudo electoral de Le Pen / periodico

EVA CANTON / FRÉJUS

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Fernando tiene 67 años y llegó a Francia huyendo de la dictadura de António Salazar. Es parlanchín. Acaba de pasar unos días en Portugal y ha votado por poderes en las elecciones presidenciales. “Por Marine, porque dice la verdad”. “Hay que protegerse de esta invasión de gente que no se integra. No soy racista, pero el problema está ahí”, argumenta frente a la catedral de Saint Raphael, un pueblo de la costa azul francesa que destila el aire elegante y decimonónico de una ciudad balneario.

En Saint Raphaël gobierna la derecha, como en casi toda la región de Provenza Alpes Costa Azul (PACA), que nunca ha sido fértil para la izquierda. Es ahí donde Sonia Lauvard, de 33 años y adjunta al alcalde de Fréjus, David Rachline, reparte propaganda del Frente Nacional entre los comerciantes, apurando las últimas horas antes del cierre oficial de la campaña. 

“Ahora tenemos una excelente acogida, no como antes. La gente ya no tiene miedo de mostrarse con nosotros porque nos conocen, porque venimos regularmente para que vean que intentamos mejorar las cosas en Fréjus”, nos explica. Yoan, de 28 años, también trabaja en el Ayuntamiento de Fréjus como responsable municipal de jardines. Acompaña a Sonia en el reparto de pasquines y en su casa nunca se ha votado otra cosa diferente del FN.

“Los extranjeros tienen todas las ayudas, todas las ventajas”, sostiene. Un vistazo rápido al relajante paseo marítimo de Fréjus permite llegar a la conclusión de que ese pueblo de 52.000 habitantes enclavado entre Cannes y Saint Tropez vive forzosamente del turismo. Y que muchos de los jubilados que pasean perritos entre palmeras y chiringuitos de playa son europeos poco necesitados de subvenciones estatales. Entonces, ¿a quién se refiere Yoan?. “Queremos extranjeros que vengan a trabajar, a consumir y a disfrutar, no traficantes de droga”, responde. ¿Hay problemas de narcotráfico en Fréjus?, pregunto. “Aquí no, pero en Marsella, en Niza, en Aix en Provence…”, prosigue el jardinero.

Maria José de Azevedo da algunas pistas para entender por qué un sitio tranquilo, rico, soleado y abierto al mar como Fréjus tiene un alcalde del Frente Nacional desde mayo del 2014. Nada evoca el desarraigo obrero ni la luz mortecina de las antiguas cuencas mineras del Norte de Francia. Y sin embargo, hay un voto de protesta unido a una mala digestión de la historia colonial.

CHIVOS EXPIATORIOS

“Cada uno tiene sus razones pero hay una frase que se escucha mucho:  ‘Estamos hartos de los árabes’. Hace tiempo que el Frente Nacional hace de los “árabes” su chivo expiatorio, a pesar de que la población magrebí no plantea problemas. Hacen la vida en sus barrios, no hay banlieues como en París, ni inseguridad, contrariamente a lo que dice el Frente Nacional”, explica.

Esta profesora de 47 años de educación infantil en el barrio popular de La Gabelle le dio clase al actual alcalde de Fréjus, David Rachline. Es también la presidenta del Foro Republicano, asociación ciudadana nacida tras la victoria municipal del FN. Define el Foro como una especie de comité de vigilancia. “Queremos hacer ver que el FN no es un partido democrático. Lo que propone es la ruptura social. Lo que hace es surfear sobre el odio de la gente”, comenta.

De Azevedo cree que la gente se ha olvidado de que la calidad de vida en Fréjus es excepcional. La alfombra roja que llevó a David Rachline a la alcaldía con el 45,5% de los votos fue la división de la derecha en las listas electorales. Hay también otras causas. La herida sin cicatrizar de la guerra de Argelia y la presencia de 'pieds noir' y de muchos militares.

DIGERIR MAL LA OPOSICIÓN

A su puesto de alcalde, David Rachline suma desde el pasado verano el de director de campaña de Marine Le Pen, por eso últimamente en Fréjus le ven más en la tele que en la calle. Es un personaje sonriente y popular, pero su gestión sigue el patrón de otros pueblos gobernados por la ultraderecha. Hostilidad hacia la mezquita, recortes a asociaciones que no comparten el ideario frontista y encontronazos con la prensa.

Éric Farel, delegado del diario ‘Var Matin’ en Saint Raphaël, cuenta sin dramatismo que ha tenido problemas con el Frente Nacional por determinados artículos que no le gustaron a David Rachline.

“Considera la prensa como una oposición política. Es un partido que digiere mal la oposición”, apunta. Farel habla en el despacho del diario, desde el que se disfruta de una vista magnífica de la playa, frente a Sonia Lauvard. Se nota que hay confianza. La colaboradora del alcalde reconoce que hay que saber cuestionarse pero replica: “la prensa debería ser objetiva”.

Valerie Lonchamp, de 47 años, es responsable del movimiento En Marche! del departamento de Var al que pertenece Fréjus. En su discurso se intuye la presunción de la victoria de Emmanuel Macron. Habla del futuro. “No soy utópica. No vamos a cambiarlo todo en un chasquido pero hay muchas ganas de hacer cosas. Hay que acabar con el desamor hacia la política que hace que mucha gente vote al Frente Nacional”, resume.