ELECCIONES EN FRANCIA

Cuatro candidatos apuran sus posibilidades en la disputada carrera al Elíseo

Macron gesticula durante su discurso en el mitin de Bercy, en París, el 17 de abril.

Macron gesticula durante su discurso en el mitin de Bercy, en París, el 17 de abril. / periodico

EVA CANTÓN / PARÍS

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El tramo final de la campaña electoral francesa está lleno de curvas. Cuatro candidatos se disputan este domingo 23 de abril el pase a la final para sustituir en el Elíseo al socialista François Hollande. En unos comicios muy abiertos dominados por la incertidumbre, todos echan el resto para intentar convencer a los indecisos. Emmanuel Macron y Marine Le Pen siguen siendo favoritos en los sondeos, pero pierden terreno. Les pisan los talones François Fillon y el izquierdista Jean Luc Mélenchon.

El aspirante conservador, enredado en el escándalo de corrupción de los supuestos empleos ficticios de su mujer e hijos, todavía cree posible darle la vuelta a los pronósticos y reeditar la sorpresa que le llevó a la victoria en las primarias de su partido, Los Republicanos, el pasado noviembre.

Sin embargo, su apuesta se radicaliza con cantos de sirena hacia los sectores más recalcitrantes de la derecha tradicional. Fillon ha prometido un hueco en el Gobierno a Sens Commun, brazo político de La Manif pour Tous que invadió las calles francesas para protestar contra el matrimonio homosexual. 

El candidato de la Francia Insumisa, por su parte, ha sacudido la campaña al colarse en el grupo de cabeza con un discurso vibrante que ilusiona a una izquierda ávida de darle una buena sacudida al sistema tras vivir como una traición el giro liberal de Hollande.

Fiel a su estilo festivo y teatral, Mélenchon ha recorrido este lunes a bordo de una barcaza el canal fluvial que desemboca en el Sena desde el norte de París. Y a partir de este martes, sus mítines se verán simultáneamente en siete ciudades francesas gracias a la técnica del holograma que le ha hecho famoso entre los más jóvenes.

Este exsocialista de 65 años ha capitalizado el descontento del electorado de izquierdas, desbancando al candidato del Partido Socialista, Benoît Hamon, a un humillante quinto puesto que le sitúa fuera de la carrera presidencial.

LA DEBILIDAD DE MACRON

El exministro de Economía, mientras, corre el riesgo de descolgarse a escasos metros de la línea de meta. Con un programa liberal en lo económico y progresista en lo social, Macron quiere atraerse a un electorado con ganas de caras nuevas que huye de los extremos y de la tradicional división ideológica izquierda/derecha.

Sin embargo, el talón de Aquiles de este exbanquero de 39 años es la indefinición y la falta de experiencia política. En su primera cita con las urnas, ha intentado un juego de equilibrista: hacerse con el apoyo de varios pesos pesados del Gobierno y desmarcarse al mismo tiempo de la nefasta herencia de François Hollande.

Su base electoral es frágil pero en un alarde de fuerza este lunes ha celebrado en París el mayor mitin de su campaña, esperando reunir a unas 20.000 personas en la sala Arena de Bercy. “Como el general De Gaulle, elijo lo mejor de la derecha, lo mejor de la izquierda y lo mejor del centro”, les ha dicho a sus simpatizantes, a quienes ha animado a luchar por la victoria con espíritu “guerrero”.

El líder de En Marcha, la plataforma con la que lanzó hace apenas un año su carrera presidencial, se ha proyectado en un duelo con Le Pen al anunciar “el gran combate de la voluntad frente a la renuncia, el optimismo frente a la nostalgia engañosa, la transformación profunda frente al inmovilismo”.

LE PEN VUELVE A LAS RAÍCES

La destinataria de este mensaje también ha elegido París para darse un baño de masas. Dirigiéndose al núcleo duro de sus fieles, Marine Le Pen ha iniciado su discurso en la sala Zenith hablando de identidad y de seguridad. Una estrategia con la que recupera el ADN del Frente Nacional para movilizar a sus militantes en el tramo final de una campaña que en las últimas semanas ha tropezado con la polémica.

Su negativa a reconocer la responsabilidad de Francia en la deportación de judíos en 1942 la convirtió en diana de todas las críticas. Desde entonces, elije para sus actos políticos terrenos que le son favorables. No es el caso de la capital, donde este lunes su mitin se ha visto precedido por altercados protagonizados por colectivos antisfascistas.

NADA ESTÁ ESCRITO

A cuatro días del cierre oficial de la campaña, los institutos demoscópicos se muestran prudentes. Entre otras cosas porque ningún sondeo vio venir el 'brexit' en el referéndum británico o la victoria de Donald Trump en Estados Unidos. En Francia, además, las encuestas se realizan en un contexto inédito en la Quinta República.

Nunca antes cuatro candidatos ocuparon el pelotón de cabeza a una semana de la primera vuelta. En el 2012, los dos rivales que llegaron a la final (François Hollande y Nicolas Sarkozy) tenían más de 10 puntos de ventaja sobre sus inmediatos competidores (Marine Le Pen y Jean-Luc Mélenchon).

Solo la primera ronda de las presidenciales del 2002 -el funesto 21 de abril que los franceses tienen grabado en la memoria colectiva- desbarató los pronósticos con el ascenso en el esprint final de Jean Marie Le Pen, permitiéndole superar al socialista Lionel Jospin y calificarse para la segunda vuelta frente a Jacques Chirac.

“Nada está escrito”, señala en 'Le Monde' el director general adjunto del instituto Ifop, Fréderic Dabi. “Si la campaña terminara ahora, tendríamos un doble 21 de abril o un 42 de abril”, agrega el experto. Una manera gráfica de explicar que los candidatos de los dos partidos gubernamentales que se disputan el poder desde hace 30 años estarían eliminados.