nuevos tiempos en la Casa Blanca
Trump da vía libre al polémico oleoducto Keystone XL, vetado por Obama
Idoya Noain
Corresponsal en EEUU
Corresponsal en Estados Unidos desde 2001.
IDOYA NOAIN / NUEVA YORK
A Barack Obama le hicieron falta siete años para primar las preocupaciones medioambientales sobre las económicas y energéticas y acabar tomando en noviembre de 2015 la decisión de vetar el Keystone XL, un oleoducto que transportaría crudo extraído de arenas bituminosas en Alberta (Canadá) hasta refinerías en el Golfo de México. A Donald Trump le han bastado dos meses para decidir que el polémico proyecto, que no solo preocupa a activistas medioambientales sino también a propietarios de terrenos en los estados por los que circulará, sirve al “interés nacional” y darle luz verde.
El Departamento de Estado en un comunicado primero y el propio presidente poco después en la Casa Blanca han anunciado este viernes que dan “autorización presidencial” a la empresa TransCanada para construir y operar el oleoducto, por el que circularán diariamente hasta 830.000 barriles de crudo, cuyo proceso de extracción de las bituminosas es uno de los más contaminantes. Y Trump ha asegurado que se trata del “primero de muchos proyectos de infraestructura” con los que pretende crear puestos de trabajo en EEUU. Las estimaciones sobre el proyecto apuntan a que, pese a que durante la construcción se generarán más de 42.000 empleos, solo 35 serán permanentes una vez que esté acabado.
La autorización presidencial, además, no garantiza el inicio inmediato de la construcción. Aunque TransCanada ha informado de que tiene ya asegurados permisos de construcción para cubrir el 90% de la ruta, que atraviesa Montana y Dakota del Sur, aún le falta el de la Comisión de Servicio Público de Nebraska. Ese dato ha parecido sorprender al presidente, que ha reaccionado comprometiéndose a “llamar a Nebraska” y hablar con el gobernador, el republicano Pete Ricketts, al que ha alabado. Ricketts, no obstante, no tiene ningún papel en la decisión de la Comisión.
En cualquier caso, la decisión de este viernes es la ratificación del escaso o nulo peso de las preocupaciones medioambientales en la agenda de Trump. Cuatro días después de llegar a la Casa Blanca firmó un memorando donde daba dos meses al Departamento de Estado para revisar el proyecto del Kesytone XL (un proceso del que se ha tenido que inhibir el secretario, Rex Tillerson, que antes de entrar en el gabinete fue responsable de la petrolera ExxonMobil). Y aunque en ese análisis acometido por un subsecretario se asegura que se han tomado en cuenta “una variedad de factores”, incluyendo el impacto medioambiental, está claro que la opinión de esta Administración es muy distinta a la de Obama, que al anunciar su rechazo en el 2015 aseguró que aprobar el proyecto minaría el “liderazgo” de EEUU en la lucha contra el cambio climático.
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