"Hoy nadie se ha quedado en casa"

Una mujer musulmana con el cartel 'No en mi nombre' en la concentración de Trafalgar Square.

Una mujer musulmana con el cartel 'No en mi nombre' en la concentración de Trafalgar Square. / periodico

BEGOÑA ARCE/LONDRES

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Londres quiso borrar rápidamente las huellas del último ataque terrorista. Normalidad fue la consigna de una jornada, en la que la ciudad, después del trauma del día anterior, no perdió su pulso habitual. El puente de Westminster, escenario del brutal atropello el miércoles, volvió a abrirse al público menos de 24 horas después del atentado. Retornaron los inevitables turistas, posando para las fotos, los que iban y venían del trabajo, los que corrían haciendo deporte.

La única anomalía eran las muchas cámaras de televisión, y algunos ramos de flores, a modo de recuerdo de las víctimas. “Hoy en mi despacho estábamos todos. Nadie se ha quedado en casa”, comentaba Charles, que trabaja en un ministerio cercano. “No creíamos que en una zona tan protegida como esta fuera a pasar lo que paso y claro que fue un susto. Hemos estado comentándolo hoy, pero este tipo de actos es inevitable”.

El metro en la estación de Westminster también volvió a abrir, aunque solo se podía acceder a los andenes a través de la salida al muelle Victoria. Las restantes, que desembocan justo delante del Parlamento y en las proximidades de Downing Street seguían cerradas. Cortado estaba también por un cordón policial, el acceso al público a la Plaza del Parlamento, lo que obligaba a dar algunas vueltas demás.

 Alina, una joven que tenía hora en el hospital de St. Thomas, situado justo al final del puente, temía llegar tarde. “O quizás me han cancelado la cita. No sé si los médicos están demasiado ocupados con lo que pasó ayer”. El personal del St. homas fue el primero en socorrer a los heridos del atentado.  

"Disfrutar del viaje"

Al otro lado del Támesis, el London Eye, la famosa noria donde el miércoles quedaron atrapadas decenas de turistas en el momento del ataque, atendía a la clientela internacional, dispuesta disfrutar de la vista excepcional de la ciudad en un día de sol. “Ayer estuvimos volando todo el día y no nos enteramos de nada”, comentaba un canadiense cincuentón, que va a hacer un recorrido por Europa acompañado de su mujer. “Es muy preocupante y muy triste lo que está pasando en el mundo, pero vamos a intentar disfrutar del viaje sin preocuparnos demasiado”.

En Covent Garden, otros de los lugares más concurridos de la ciudad, tiendas y bares registraban el gentío habitual. “No hemos notado nada raro. Está siendo un día como cualquier otro”, señalaba una de las dependientas de Zara.

A las seis de la tarde la cita estaba en Trafalgar Square. Miles de personas se concentraron en silencio, secundando la convocatoria del alcalde, Sadiq Khan, en un acto de reafirmación del espíritu ciudadano frente al mal. “Queremos mandar un mensaje muy claro. Los londinenses nunca serán atemorizados por el terrorismo”, declaró el edil laborista desde la tribuna, acompañado por autoridades policiales  y la ministra del Interior, Amber Rudd.

Londres “es una gran ciudad con gente de todas las procedencias y cuando Londres hace frente a la adversidad, nos enfrentamos a ella todos juntos”, añadió Kahn. Tres velas en las escalinatas de la National Gallery recordaban a las tres víctimas mortales, mientras tañían las campanas de la iglesia de St Martin's in the Fields. Como ya ocurriera tras los atentados del 2005, los londinenses respondieron al terrorismo sin dejarse amedrentar. Siguiendo con su vida.