Trump, en apuros para desmontar la reforma sanitaria de Obama

Trump, en una reunión con un panel de salud en la Casa Blanca

Trump, en una reunión con un panel de salud en la Casa Blanca / periodico

IDOYA NOAIN / NUEVA YORK

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Donald Trump afronta este jueves su primera gran prueba de fuego en el Congreso, un examen de las habilidades de las que le gusta alardear como “el mejor negociador”, y de momento no las tiene todas consigo para superarla. La Cámara baja tiene previsto votar en pleno la propuesta legislativa que desharía y reemplazaría la reforma sanitaria de Barack Obama, un objetivo acariciado por los republicanos desde que el 'Obamacare' se convirtió en ley en el 2010, pero el texto preparado por el 'speakerPaul Ryan y respaldado por el presidente no convence a todos los conservadores, especialmente a los más extremos pero tampoco a algunos de los más moderados, y la oposición interna amenaza con hacer descarrilar la primera gran iniciativa legislativa de la era Trump.

El propio presidente lleva días volcado personalmente en tratar de convencer a los reticentes. Ha mantenido frecuentes reuniones hasta el último momento y arrancaba el miércoles lanzando un mensaje energético en Twitter (“Gran día para la sanidad. ¡Trabajando duro!”).

Unas horas más tarde, no obstante, su entusiasmo estaba bastante matizado. Ante las preguntas reiteradas de los periodistas en un encuentro sobre sanidad de qué pasará si la propuesta legislativa no recibe suficientes votos, ha bajado la voz y ha musitado. “Veremos qué pasa”.

CONSERVADORES Y MODERADOS

La clave de esa incógnita está, principalmente, en el Freedom Caucus, el grupo de los congresistas más conservadores de la Cámara de Representantes. Para muchos de ellos la propuesta de Ryan no va suficientemente lejos en lo que se refiere a desmantelar la reforma sanitaria de Obama y hasta 27 de ellos han afirmado o sugerido que votarán en contra. Ese es un número maldito para Trump, porque aunque los republicanos tienen con 237 escaños la mayoría en la Cámara Baja, para pasar la iniciativa solo pueden permitirse perder 22 votos.

La iniciativa, además, también cuenta con el rechazo de algunos republicanos moderados, que creen que pagarán un precio político con sus votantes si dan su voto a una propuesta de ley que amenaza con dejar a 14 millones de estadounidenses sin seguro solo en su primer año y que además congela la expansión de la asistencia sanitaria para los más pobres (Medicaid) y elimina los subsidios para los estadounidenses con bajos ingresos.

PRESIONES

Trump lo ha probado casi todo para tratar de convencerles, incluyendo la presión. El martes, en una reunión con eFreedom Caucus, les advirtió que si votan en contra del plan de Ryan perderán su apoyo en futuras elecciones. Al presidente del grupo, Mark Meadows, llegó a decirle “voy a ir a por ti”, un comentario que más adelante se ha tratado de pintar como semijocoso. Pero pese a la matización el mensaje amenazante sigue lanzándose desde la Casa Blanca. Su portavoz, Sean Spicer, dijo también el martes que la Administración va a “asegurarse de recordar quiénes estuvieron con nosotros y quiénes mantuvieron la palabra que dieron a sus votantes”, y también declaró que quienes voten en contra “probablemente paguen un precio” en sus siguientes citas electorales, palabras que trató de pintar no como una amenaza sino como una “realidad política”.

Incluso si superara el voto en la Cámara baja, la propuesta tiene escasa viabilidad en el Senado, donde la mayoría republicana es más débil. Pero ese reto no es tan inminente como el de este jueves, donde está en juego la capacidad de Trump y los líderes republicanos de enviar un mensaje de que tienen una coalición para sacar adelante su agenda.