ELECCIONES EN ALEMANIA

Martin Schulz vuelve a ilusionar a la socialdemocracia alemana

Schulz sonríe en un mitin electoral en Leipzig, el 27 de febrero.

Schulz sonríe en un mitin electoral en Leipzig, el 27 de febrero. / periodico

CARLES PLANAS BOU / BERLÍN

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La socialdemocracia alemana vuelve a sonreír. En diciembre la formación estaba deprimida, su liderazgo mermado tras su paso por el gobierno y sus bases dispersas. Entonces pocos podían augurar lo que hoy ha vuelto a certificar Martin Schulz: el Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD) puede ganar a la todopoderosa canciller Angela Merkel en las elecciones del próximo 24 de setiembre. Este domingo el expresidente del Parlamento Europeo se ha dado un baño de masas en Berlín, donde ha sido confirmado como candidato a la cancillería por unanimidad, un resultado único en la historia del partido que supera los récords de Kurt Schumacher en 1948 (99,71%) y Matthias Platzeck en 2005 (99,4%).

Ante unos correligionarios entusiasmados, Schulz ha centrado su discurso en el plano social, en la educación de los más jóvenes, la precarización laboral, la desigualdad y los riesgos de pobreza de los mayores. “Lucharé por una sociedad en la que la gente se ayude y formemos una comunidad fuerte”, ha remarcado mientras aseguraba que gracias a los socialdemócratas se han incrementado los salarios en Alemania.

Aunque temas como la crisis de los refugiados o el terrorismo son más mediáticos, los problemas sociales son un aspecto clave que puede determinar quien es el próximo canciller de Alemania. En los últimos años la desigualdad económica y social y la precarización del sector laboral ha golpeado duramente al país. Con Gerhard Schröder como canciller, el SPD impulsó la Agenda 2010, un paquete de reformas que liberalizaron el mercado de trabajo y recortaron las prestaciones sociales. Eso hundió electoralmente a los socialdemócratas y por eso ahora Schulz se plantea “corregir” algunos de aquellos “errores”.

LA ULTRADERECHA, UNA “VERGÜENZA” NACIONAL

Schulz, consciente del tono agresivo que la ultraderecha ha llevado a la primera plana política, ha querido distanciarse y enfocar su inicio de campaña con un mensaje optimista más que apostar por criticar a Merkel. “Si algo nos ha enseñado la elección de Donald Trump es que en Alemania la táctica no puede ser difamar al otro. Los otros demócratas no son el enemigo”, ha asegurado antes de llegar a la Willy-Brandt-Haus de Berlín, sede socialdemócrata. “Debe vigilar y posicionarse contra Merkel sin alinearse con Alternativa por Alemania (AfD)”, asegura el consultor en comunicación política Franco Delle Donne.

Mucho más duro se ha mostrado contra la formación populista xenófoba liderada por Frauke Petry. “No son una alternativa, son una vergüenza para Alemania”, ha sentenciado. En los últimos meses AfD se había catapultado en las encuestas hasta una estimación del 13% del voto captando parte del electorado indignado y desencantado con el SPD. La aparición de Schulz como cabeza visible de los socialdemócratas y su discurso centrado en el plano social ha puesto freno al auge de los xenófobos y los ha hecho retroceder hasta un 9% que les sigue sirviendo para ser la tercera fuerza del país. A mucha distancia de las formaciones hegemónicas a las que critica, eso sí.

Los seis minutos de ovación final para Schulz ilustran el consenso de un partido que vuelve a parecer unido y a mirar a la cancillería con el objetivo de conquistarla, no de seguir siendo el socio minoritario de Merkel.