UNICEF denuncia que Libia es un infierno de abusos sexuales para niños y mujeres inmigrantes

El organismo urge a la Unión Europea a adoptar medidas para proteger a estos dos grupos vulnerables

37471378 60

37471378 60 / periodico

SILVIA MARTINEZ / BRUSELAS

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

“No sabía que el viaje sería tan peligroso. No me dijeron la verdad pero una vez en el mar no había marcha atrás”, cuenta Aza, una joven nigeriana que pagó 1.400 dólares para llegar a Italia. “El hombre nos empujó al bote y nos dijo que miráramos a las estrellas. La embarcación estaba en medio del mar y todo el mundo lloraba”, añade su hija Kamis de 9 años. “Nos rescataron y llevaron a tierra firme y después al centro de detención de Sabratha (Libia). No había comida ni agua. Nos pegaban todos los días. No había médicos. No había nada”, prosigue.

Estos dos testimonios figuran en un nuevo y dramático informe –“un viaje mortal para los niños”- publicado por el fondo de Naciones Unidas para la infancia (Unicef) en el que recogen el relato de 122 mujeres y niños de once nacionalidades distintas que emprendieron el viaje en busca de una vida mejor y se toparon con abusos, agresiones, violencia sexual y maltrato generalizado a lo largo de toda la ruta y muy especialmente en Libia.

Algo que también le ocurrió a Jon, otro niño nigeriano de 14 años. “En Nigeria está Boko Haram y la muerte está por todas partes. Yo no quería morir, tenía miedo” pero “mi viaje entre Nigeria y Libia fue horrible y peligroso. Sobreviví en el desierto sin agua ni comida. Hace siete meses que estoy aquí (en un campo de detención). Nos tratan como bestias. Nos pegan, no nos dan ni comida ni agua de buena calidad”, relata en otra de las múltiples historias que ilustran el informe sobre la ruta migratoria “más mortal y peligrosa para niños y mujeres” del mundo, advierte Afshan Khan, coordinador de Unicef de la crisis migratoria.

De los 256.000 inmigrantes que Unicef estima hay en Libia 28.031 son mujeres (11%) y 23.102 (9%) niños, un tercio menores no acompañados. El 75% de los entrevistados aseguran haber recibido palizas y agresiones y la mitad de las mujeres haber sufrido violencia sexual. Durante 2016, más de 181.000 personas - 25.800 menores que viajaban sin la tutela de un adulto- pusieron sus vidas en manos de traficantes de seres humanos para llegar a Italia. Un trayecto peligroso por el que pagaron de media entre 200 y 1.200 dólares por persona.

La parte más peligrosa del viaje son los 1.000 kilómetros de distancia que separan la desértica frontera del sur de Libia y la costa mediterránea así como los 500 kilómetros restantes por mar hasta Sicilia. Una ruta en la que murieron al menos 4.579 personas, 1 de cada 40 personas que lo intentaron, y de las cuales 700 eran menores.

34 CENTROS DE DETENCIÓN DEL GOBIERNO

El informe denuncia muy especialmente la situación de desprotección en la que viven mujeres y niños en Libia donde han identificado al menos 34 centros de detención, 24 gestionados por el departamento del gobierno que combate la inmigración ilegal. La comunidad internacional, sostienen, solo tiene acceso a la mitad y en ellos viven entre 4.000 y 7.000 personas en condiciones de extrema dureza, con escasez dde alimentos y ropa para combatir el frío, condiciones sanitarias desastrosas, con una alta probabilidad de que las enfermedades infecciosas se propaguen, sin medicamentos y abusos generalizados.

“La mayoría de las mujeres en los centros de detención han informado de violencia física y verbal perpetrada predominantemente por los guardas” y “los niños no reciben ningún tratamiento preferencial y a menudo se les pone en celdas con adultos lo que aumenta el riesgo de abusos”. Paralelamente, existen centros de detención gestionados por las milicias para beneficiarse de los inmigrantes a los que Unicef no tiene acceso.

VULNERACIONES GENERALIZADAS

Más de la mitad de las mujeres y niños entrevistados aseguran, no obstante, haber sido objeto de abusos sexuales en múltiples lugares. Un tercio de ellos han sido asaltados por hombres uniformados, en general en controles de seguridad y a lo largo de los caminos, aunque la gran mayoría no denunciaron la situación por miedo. Un tercio de los entrevistados también declaró a Unicef haber sufrido abusos en Libia aunque no aclararon por parte de quien.

“La ruta del mediterráneo central se ha convertido en una operación de tráfico de seres humanos masiva, que ha crecido sin control debido a la falta de sistemas migratorios alternativos”, alerta Unicef. “Es hora de detener la explotación, el abuso y la muerte de mujeres y niños en esta ruta de miseria”, exigen. La organización de protección de la infancia urge a la Unión Europea a poner fin a la detención de niños en Libia, a apoyar la puesta en marcha de programas de prevención en el país, formar a las patrullas frontrizas, exigir el acceso a los campos controlados por las milicias y ayudar al gobierno libio a poner en marcha un sistema para hacer un seguimiento de los menores no acompañados.