Un grupo yihadista decapita a un rehén alemán en Filipinas

Abu Sayyaf, fiel al Estado Islámico, reclamaba un pago de 565.000 euros por la vida de Juergen Kantner

El director de la policía de Filipinas, Ronald De la Rosa, informa de la decapitación de un ciudadano alemán a manos del grupo yihadista Abu Sayyaf.

El director de la policía de Filipinas, Ronald De la Rosa, informa de la decapitación de un ciudadano alemán a manos del grupo yihadista Abu Sayyaf. / periodico

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El grupo yihadista Abu Sayyaf decapitó al rehén alemán Juergen Kantner, de 70 años, después de expirar el plazo dado por los terroristas para negociar la puesta en libertad del secuestrado, informó hoy la policía filipina.

Ronald "Bato" de la Rosa, director de la Policía Nacional, ha declarado en rueda de prensa que la ejecución tuvo lugar en la provincia sureña de Zamboanga, según el canal ABS-CNB.

"Tenemos que encontrar el cuerpo, pero, según los informes de inteligencia, está confirmado", agregó el oficial.

Abu Sayyaf reclamaba un pago de 30 millones de pesos (600.000 dólares, 565.000 euros) antes de la tarde del domingo para liberar a Kantner, secuestrado en noviembre del año pasado en aguas del estado malasio de Sabah, colindante con el sur de Filipinas.

Durante la captura de Kantner, los atacantes mataron a tiros a la esposa del alemán, cuyo cadáver fue hallado por las autoridades filipinas el 7 de noviembre en el yate en el que ambos viajaban y donde presuntamente fueron abordados.

PROLIFERACIÓN DE SECUESTROS

Abu Sayyaf ha intensificado su actividad en el último año con el secuestro de decenas de personas en las aguas del suroeste de Filipinas y el noreste de Malasia, muchas de ellas tripulantes de embarcaciones que navegaban por la zona.

El grupo yihadista, que ha jurado lealtad al Estado Islámico, decapitó entre abril y junio del año pasado a los canadienses John Ridsdel y Robert Hall tras fracasar las negociaciones para la liberación.

Abu Sayyaf, creada en 1991 por veteranos de la guerra de Afganistán contra la Unión Soviética, tiene sus bastiones en el sur de Filipinas, donde se le atribuyen numerosos atentados y secuestros con los que se financia.