La resistencia a Trump se organiza

Manifestación contra Trump en Los Ángeles, este sábado.

Manifestación contra Trump en Los Ángeles, este sábado. / DLM

IDOYA NOAIN / NUEVA YORK

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Se puede escoger una fecha cualquiera en las próximas semanas o meses y más que probablemente encontrar uno o varios actos de protesta organizados contra Donald Trump, sus políticas y su discurso. El presidente de Estados Unidos más impopular desde que se estableció el sistema moderno de valoración ha galvanizado también como ninguno de sus predecesores a una parte importante de la población del país, un grupo heterogéneo que ha estado saliendo a las calles desde su victoria electoral, en cifras históricas justo el día después de su toma de posesión y de forma continuada para protestar sus primeras acciones ejecutivas. Pero conviene mirar más allá de las manifestaciones movidas por el rechazo, la frustración y la alerta y prestar atención a las crecientes señales de una renovada implicación ciudadana en la política, un giro que está alumbrando un movimiento de resistencia que empieza a organizarse y a demostrar su fuerza.

No hay líderes oficiales en este movimiento ni está vinculado al aparato formal del Partido Demócrata, sumido en una difícil travesía del desierto en busca de su alma y su futuro tras la derrota de Hillary Clinton y la pérdida de poder en Capitol Hill y en los estados. La diversidad de causas, las divisiones en los planteamientos, la falta de centralización y la obligación de actuar al menos inicialmente más como una barrera de freno que como un laboratorio con propuestas y capacidad de cambio plantean innegables retos, pero no los suficientes aún como para anular su impulso. El movimiento, además, está demostrando sofisticación en su capacidad de organización y movilización, a menudo usando las redes sociales, y genera una atención mediática capaz de rivalizar con la de un maestro en ese terreno como Trump, algo que los estamentos tradicionales de poder no han conseguido.

FUSIÓN

La resistencia a Trump está funcionando a modo de imán, atrayendo y uniendo a grupos que hasta ahora habían librado sus luchas de forma más individual, y también reforzando viejas alianzas. Se apoya en experiencias acumuladas por movimientos como Occupy Wall Street o Black Lives Matter, aunque también debe superar aún problemas como la falta de implicación de muchas organizaciones sindicales, uno de los mayores movilizadores en EEUU pero que en algunos casos ahora están dispuestos a dar una oportunidad a algunas propuestas de Trump. Y con la conciencia de que desde la Administración del republicano los asaltos serán graduales pero en múltiples frentes se unen grupos que trabajan con inmigrantes y los que pelean por la igualdad racial, los que tienen la lucha contra el cambio climático como principal foco o quienes combaten la desigualdad económica o la injusticia social. “La supervivencia depende de ser capaces de encontrar fuerza colectiva”, ha dicho Tania Unzueta, que trabaja en Chicago con el grupo Mijente y que ha empezado a unirse en acciones con Black Youth Project 100.

La resistencia está disparando también el apoyo a organizaciones establecidas que acumulan tiempo y experiencia en la primera línea de defensa de causas progresistas. Se han disparado, por ejemplo, las donaciones a Planned Parenthood, la red de centros de atención médica y planificación familiar cuya financiación federal lleva tiempo en la diana de los republicanos. Y lo mismo ha pasado con la Unión Americana de Libertades Civiles, el grupo de abogados que recibió 20 millones de dólares solo en el fin de semana siguiente a que Trump impusiera su veto a refugiados e inmigrantes de siete países de mayoría musulmana, una orden ejecutiva contestada inmediatamente por manifestaciones espontáneas en aeropuertos de todo el país y frenada de momento en los tribunales.

LAS MUJERES, EN EL FRENTE

No faltan gestos como los boicots a empresas y organizaciones vinculadas a Trump y a su familia, acciones de carga simbólica que pretenden disparar al ego de un presidente que se ha mostrado incapaz de digerir críticas y organizaciones de actos de desobediencia civil y manifestaciones. Pero la respuesta a Trump cuenta también con el apoyo de insiders , como el grupo de antiguos trabajadores del Congreso que ha creado Indivisible, una guía que instruye en cómo presionar de la forma más efectiva a los congresistas. Y, lo que quizá es más importante, está generando también un intensificado compromiso con el servicio público, especialmente destacado entre las mujeres.

Según una encuesta de The Washington Post, el 40% de las demócratas planea involucrarse más en causas políticas, muy por encima del 25% de todos los adultos y del 27% de hombres demócratas. Y es una realidad que se palpa más allá de los sondeos. Emily’s List, una organización dedicada a apoyar a las políticas y que realiza esfuerzos para reclutar nuevas candidatas, ha recibido más de 4.000 llamadas de interesadas en dar el salto a la política desde la elección. Y también por miles cuentan el interés en grupos similares como VoteRunLead y SheShouldRun, que antes de la elección de Trump tenían que hacer esfuerzos para conseguir el interés de unas decenas de mujeres, o como mucho unos centenares, para sus seminarios o sus campañas. 

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