la nueva administración estadounidense

Trump rompe con la tradicional solución de dos estados para Oriente Próximo

El presidente insiste en trasladar la embajada de EEUU a Jerusalén

Trump y Netanyahu, en la Casa Blanca.

Trump y Netanyahu, en la Casa Blanca. / periodico

RICARDO MIR DE FRANCIA / WASHINGTON

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Donald Trump ha roto este miércoles con varias décadas de tradición diplomática estadounidense. En unas declaraciones que pasarán a engordar la tortuosa historia del conflicto más enquistado de Oriente Próximo, el presidente de Estados Unidos ha sugerido que su país dejará de insistir en la creación de un Estado palestino que conviva junto al Estado de Israel, la solución que ha abrazado de forma casi unánime la comunidad internacional desde la puesta en marcha de los acuerdos de Oslo en los años 90. “Contemplo los dos estados y un Estado”, ha dicho Trump en una rueda de prensa junto al 'premier' israelí, Binyamin Netanyahu. “Me gusta que las partes elijan. Puedo vivir con cualquiera de los dos”, ha dicho mientras resonaban las risas de Netanyahu.

La nueva postura diplomática de Washington marca un antes y un después en un conflicto con todos los números para agravarse. La llegada de Trump al poder ha envalentonado a Netanyahu y su Gobierno de colonos, cuyos miembros hablan ya abiertamente de anexionarse parte o todo el territorio de la Cisjordania palestina. Hace solo unos días, el Parlamento israelí aprobó una ley para legalizar miles de viviendas en 16 asentamientos construidos en tierras privadas palestinas, un expolio en toda regla. Y ahora Trump les ha dado la venia para seguir adelante.

La reacción internacional no se hizo esperar. “No hay alternativa a la solución de dos estados”, dijo categóricamente el secretario general de la ONU, Antonio Guterres. También se pronunció la jerarquía palestina, reacia a perder los privilegios que le concede el estatus quo y temerosa de explorar alternativas con un destino si cabe más incierto. “Si la Administración de Trump rechaza esta política, estará destruyendo las opciones de paz y socavando los intereses estadounidenses”, dijo la dirigente de la OLP, Hanan Ashrawi.

OPCIÓN INVIABLE

A decir verdad, los buenos conocedores del conflicto sostienen desde hace años que la solución de los dos estados ha dejado de ser una opción realista porque la ocupación israelí está tan arraigada que ha roto la continuidad territorial de Cisjordania y ha condenado al eventual Estado palestino a ser inviable. La alternativa que busca la derecha israelí sería un solo Estado con la bandera del rey David, lo que generaría dos escenarios posibles. Un régimen de 'apartheid' donde los palestinos no tengan los mismos derechos que los judíos, como ya está sucediendo en Cisjordania, o igualdad de derechos para todos, lo que podría provocar que Israel deje de ser un Estado judío, dada la alta natalidad de los árabes. Esta última idea solo la contempla la residual izquierda radical israelí.

Trump también pretende trasladar la embajada de EEUU a Jerusalén, una maniobra a la que se han resistido todos sus predecesores. “Me encantaría que sucediera”, dijo durante la comparecencia, que se produjo antes de la reunión con Netanyahu, en una significativa ruptura con el protocolo habitual. Para el primer ministro israelí, acechado internamente por varios escándalos de corrupción, la llegada de Trump al poder es una bendición. Tras los años de Barack Obama, tan marcados por la antipatía mutua como por las generosas concesiones del estadounidense, la sintonía es total.

IRÁN, UNO DE LOS PEORES PACTOS

El magnate neoyorkino ha abrazado sin ambages la propaganda israelí. “Creo que los palestinos tienen que deshacerse del odio que les enseñan desde muy jóvenes”. Pero también algunas posturas políticas esenciales para el Gobierno hebreo. Trump definió el acuerdo nuclear con Irán como “uno de los peores pactos que hemos visto nunca” y prometió defender a Israel ante las instituciones internacionales. “Se les trata muy injustamente”, afirmó el presidente.

El acuerdo nuclear con el Irán chií generó tanto rechazo en Israel como en las potencias sunís de la región, enfrascadas en una guerra encubierta con Teherán por el control hegemónico de la región. Como dijo Netanyahu, esa situación ha hecho que países como Arabia Saudí empiecen a ver a Israel como un aliado más que un enemigo, lo que ofrece al menos en teoría oportunidades para explorar un acuerdo regional para el problema palestino. Y eso es lo que parece que le ha vendido a Trump, quien dijo que esa fórmula “nunca se ha discutido antes, ni siquiera se ha contemplado”.

Con esas palabras, el estadounidense puso en evidencia que no sabe de lo que habla porque ese planteamiento se ha discutido desde el 2002, cuando fue aprobado por la Liga Árabe en la cumbre de Beirut. A cambio del reconocimiento de Israel, la llamada Iniciativa de Paz Árabe proponía la retirada israelí de todos los territorios palestinos, incluido Jerusalén Este, y una “solución justa” para el problema de los refugiados. Israel rechazó la propuesta a las primeras de cambio.