Trump y Netanyahu, cara a cara

Binyamin Netanyahu

Binyamin Netanyahu / periodico

ANA ALBA / JERUSALÉN

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La sonrisa que el primer ministro israelí, Binyamin Netanyahu, exhiba este miércoles cuando estreche la mano del presidente de EEUU, Donald Trump, en la Casa Blanca será más amplia que la de sus fotos con Barack Obama

El exmandatario estadounidense y Netanyahu chocaron por los asentamientos judíos en territorio palestino ocupado y por la vehemente oposición del primer ministro israelí al acuerdo sobre el programa nuclear iraní firmado en el 2015 entre Teherán y seis potencias mundiales. Trump, en cambio, es contrario al acuerdo nuclear y considera, como Netanyahu, que el gran mal de Oriente Próximo es Irán.

Netanyahu afirmó este lunes, al aterrizar en Washington, que había “solo buenas expectativas” sobre la reunión que mantendrá con Trump, que no lleva ni un mes de presidencia.

DECLARACIONES EN CAMPAÑA

Durante su campaña electoral, el candidato republicano afirmó que las colonias no eran un obstáculo para la paz y se mostró partidario de ampliarlas. También prometió trasladar la Embajada de EEUU en Israel de Tel Aviv a Jerusalén, decisión que supondría reconocerla como capital israelí. Ningún país la considera así porque Israel ocupa su parte este, que según la ley internacional corresponde a los palestinos.

Con estas declaraciones, los socios más derechistas de la coalición de gobierno de Netanyahu se frotaban las manos. Más aún cuando Israel anunció la construcción de 6.000 viviendas en colonias y Washington no dijo una palabra.

Pero tras unos días en el Despacho Oval, Trump parece haber puesto el freno. El traslado de la embajada a Jerusalén ya no es urgente, “se lo está pensando”, y ha dicho que ampliar asentamientos “puede no ser bueno para la paz”.

“Hay diferencias entre el Trump candidato y el presidente. Hizo promesas difíciles de cumplir en la Casa Blanca”, afirma el periodista israelí Boaz Bismuth, que entrevistó a Trump para el periódico de derechas 'Israel Hayom'. Netanyahu es consciente de los cambios y advirtió a sus ministros: “Pensar que no habrá restricciones sería un error”.

ACUERDO NUCLEAR IRANÍ

El primer ministro israelí lleva a la Casa Blanca una agenda llena. “El tema principal será Irán: el acuerdo nuclear y su actuación en Oriente Próximo”, asegura Dennis Ross, que se ocupó de asuntos de Oriente Medio en las administraciones de George H. W. Bush y Bill Clinton. 

“Irán será fundamental y en este punto Netanyahu y Trump comparten visión: los iranís vuelven a ser los malos. También ven igual la guerra contra el terrorismo”, señala Bismuth.

Netanyahu “no pedirá a Trump que abandone el acuerdo nuclear, pero sí renegociar algún punto y que deje claro que si Irán se arma tendrá que enfrentarse a una respuesta militar”, opina Ross.

Se espera que el líder israelí pida a Trump un compromiso del presidente ruso, Vladímir Putin, para que la presencia iraní, de milicias chiís y del grupo chií libanés Hizbulá, archienemigo de Israel, no pase de cierta línea en Siria. “Netanyahu quiere asegurarse de que no haya un frente en su frontera con Siria, de que no estén allí la Guardia de la Revolución (iraní) y Hizbulá”, comenta Ross.

COALICIÓN CONTRA IRÁN

Washington pretende “crear una coalición diplomática contra Irán y acercarse más a los países sunís del Golfo”, encabezados por Arabia Saudí, cree Bismuth. “Si busca proximidad a los árabes, trasladar la embajada de Tel Aviv a Jerusalén no parece la mejor idea”, subraya.

Para los árabes y los musulmanes, Jerusalén es una cuestión intocable. Que EEUU la reconociera implícitamente como capital de Israel causaría problemas diplomáticos y podría generar violencia entre los palestinos. También Israel podría sufrir consecuencias adversas. Las buenas relaciones que mantiene ahora con los estados del Golfo gracias a su común aversión por Irán y a su firme oposición al acuerdo nuclear, resultarían dañadas.

Probablemente, el rey Abdalá de Jordania, que se reunió hace unos días con Trump, alertó al presidente de EEUU de la inconveniencia de trasladar su embajada a Jerusalén. Aunque los analistas recuerdan: “Con Trump, nunca se sabe”.

CARTA BUSH-SHARON

Varios contemplan que resucite la carta Bush-Sharon del 2004, en la que el presidente estadounidense George W. Bush expresó al primer ministro israelí Ariel Sharon el compromiso de su país con la solución de dos estados para el conflicto con los palestinos y la creación de un Estado palestino “viable, contiguo, soberano e independiente”.

No obstante, dejó claro que Israel no volvería a las fronteras anteriores a la guerra de 1967, en la que los israelís ocuparon Gaza, Cisjordania y Jerusalén este, y podría construir en los bloques de asentamientos.

La adopción de estos principios supondría un cambio sustancial en Washington, que no vetó la resolución 2334, aprobada el pasado diciembre por el Consejo de Seguridad de la ONU, que señala como fronteras de partida las anteriores a 1967 y condena las colonias. 

El principal socio de coalición de Netanyahu, La Casa Judía, ha sugerido al primer ministro que no hable de los dos estados a Trump. “Temas que se daban por establecidos se cuestionan con la llegada de Trump”, recalca Bismuth. Netanyahu espera directrices claras de la nueva Administración sobre el conflicto con los palestinos.