NUEVOS TIEMPOS EN LA CASA BLANCA

Trump y Trudeau minimizan sus diferencias

Trump recibe a Trudeau a su llegada a la Casa Blanca

Trump recibe a Trudeau a su llegada a la Casa Blanca / periodico

'RICARDO MIR DE FRANCIA / WASHINGTON

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Pocas horas después de que Donald Trump firmara su controvertido decreto para cerrar las fronteras de Estados Unidos a los refugiados y los ciudadanos de siete países musulmanes, Justin Trudeau escribió un tuit para ofrecer asilo en Canadá a todos aquellos que huyen de la guerra y la persecución, “independientemente de su fe”. Aquel gesto puso de manifiesto el abismo ideológico que separa a ambos mandatarios, pero ni la interdependencia económica de sus países ni los casi 9.000 kilómetros de frontera común les ofrecen otra alternativa que entenderse. Y eso es lo que han tratado de expresar durante su primera reunión en la Casa Blanca, este lunes, en la que han minimizado sus diferencias personales y se han comprometido a trabajar juntos.

Trudeau es el tercer líder extranjero que visita la Casa Blanca desde que Trump es presidente, un ritual que abrió la británica Theresa May y siguió con el japonés Shinzo AbeEsta misma semana le tocará el turno al israelí Binyamin Netanyahu, con lo que se van aclarando las alianzas prioritarias de la nueva Administración. “Vamos a tener una relación estupenda con Canadá, tan buena o mejor de la que había antes”, ha dicho el presidente de EEUU durante la breve rueda de prensa conjunta que ha seguido a la toma de contacto inicial. Trump ha afirmado que van a trabajar juntos para crear empleos y mejorar las relaciones comerciales entre los dos países. Esa sociedad no solo es crucial para Canadá porque, como ha recordado Trudeau, su país es el principal destino para las exportaciones de 35 estados estadounidenses. “Millones de buenos empleos de clase media dependen de esta relación”, ha dicho el primer ministro canadiense.

CANADÁ, "EJEMPLO PARA EL MUNDO"

Trudeau no ha querido mojarse cuando le han preguntado sobre el veto inmigratorio de Trump, pero sí ha dejado claras las diferencias que mantienen en este sentido. “La última cosa que los canadienses esperan que yo haga es venir a dar lecciones a otro país”, ha afirmado el joven político progresista, que ha ido perdiendo parte de la abrumadora popularidad interna con la que empezó su mandato. Aun así, ha dicho que su país seguirá defendiendo una política de fronteras abiertas, con lo que pretende convertirse en “un ejemplo positivo para el mundo”.

Su respuesta ha sido muy distinta a la de Trump, quien se ha comprometido a expulsar a los "criminales" de EEUU y ha defendido su veto migratorio, temporalmente suspendido por los tribunales. “Estamos recibiendo muchos elogios por nuestra posición, que es de sentido común, aunque sea un poco dura”, ha asegurado el estadounidense.

Preguntado sobre el ensayo de Corea del Norte con un misil balístico, Trump ha dicho que el régimen estalinista constituye un "gran problema" y ha prometido afrontarlo con "una gran dureza", aunque no ha especificado a qué se refería.

La llegada de Trump al poder hizo saltar las alarmas en Canadá por su defensa del proteccionismo y sus continuos ataques al Nafta, el acuerdo de libre comercio que ambos países comparten con México. Pero en la rueda de prensa de este lunes, el magnate solo se ha quejado del déficit comercial que su país mantiene con el vecino del sur y ha afirmado que no pretende otra cosa que “modificar” el tratado para que beneficie a todas las partes: “Vamos a hacerlo más justo para que todo el mundo esté contento”.

Aunque Trump sea un populista que recela de la globalización y defiende el nacionalismo identitario, un perfil que choca con el progresismo de un Trudeau que abraza la diversidad y defiende el libre comercio, ambos son partidarios de sacar adelante proyectos energéticos como el oleoducto Keystone XL