Trump: ¿Carta blanca para Israel?

“Estamos en un momento histórico para Judea y Samaria (nombres bíblicos de Cisjordania). Después de ocho años de (Barack) Obama necesitamos respirar, construir miles de viviendas en asentamientos y cambiar la situación para siempre”, comenta Shilo Adler, máximo dirigente del Consejo Yesha, que agrupa las colonias judías en Cisjordania, territorio palestino ocupado por Israel desde 1967.

“El (primer ministro israelí, Binyamin) Netanyahu me dijo: “Obama no me dejó tocar ni un bloque (de colonias). Había aviones que tomaban fotografías para que no cambiara la situación”. Pero ahora, con (Donald) Trump será distinto”, asegura Adler mientras la policía evacúa el asentamiento judío de Amona, cerca de Ramala.

Esta colonia, ilegal incluso a ojos de Israel, fue desalojada entre el 1 y 2 de febrero por orden del Tribunal Supremo de Justicia israelí por haber sido construida en suelo palestino privado.

GRAN AMIGO DE ISRAEL

“Hoy vemos a nuestra policía arrancando a nuestra gente de sus casas. Pero esto se ha acabado”, subraya Adler. Este líder colono, como Netanyahu y un buen número de israelís, se sienten aliviados con la llegada a la Casa Blanca de Donald Trump, a quien consideran un gran amigo de Israel y de quien esperan que les dé carta blanca para ampliar sus colonias, todas ellas ilegales según el derecho internacional.

Trump fue claro en su campaña electoral: “Los asentamientos no son un obstáculo para la paz”, sentenció, y se mostró partidario de ampliarlos. No obstante, en una entrevista publicada ayer viernes en el diario israelí “Israel Hayom”, se retractó y aseguró que construir en colonias “no es bueno para la paz”.

El profesor Efraim Inbar, director del Centro para Estudios Estratégicos Begin-Sadat (BESA) advierte que “es aún pronto para saber qué política exterior va a seguir Trump y qué va a hacer respecto a Israel”. 

REUNIÓN NETANYAHU-TRUMP

Netanyahu no ha esperado a reunirse con el mandatario estadounidense en Washington el 15 de febrero y se ha puesto manos a la obra. Desde que el 20 de enero Trump fue investido presidente, Netanyahu ha anunciado la construcción de más de 6.000 viviendas en colonias de los territorios palestinos ocupados de Cisjordania y Jerusalén este.

Además, prometió edificar un nuevo asentamiento -el primero en 25 años- para alojar a los expulsados de Amona. Y su Gobierno impulsó una ley que la Kneset (Parlamento israelí) aprobó esta semana para legalizar 4.000 viviendas construidas en tierra palestina privada, la mayoría en 53 colonias que eran ilegales para Israel, pero quedarán legalizadas si el Supremo no veta la ley.

Naftali Bennett, líder de La Casa Judía -pilar que sustenta la coalición de gobierno dominada por el Likud de Netanyahu- se sacó esta ley de la chistera para evitar el desalojo de Amona, pero no pudo salvarla.

DONACIÓN A UNA COLONIA

“Hemos impulsado esta legislación para que no haya más evacuaciones de comunidades judías en Judea y Samaria”, recalca Nissan Slomiansky, diputado de la Kneset por La Casa Judía, que cuenta con numerosos colonos entre su electorado. Slomiansky también confía que con Trump “vendrán tiempos mejores” para los colonos.

La simpatía de Trump por este sector le llevó a donar, en el 2003, 10.000 dólares (9.396 euros) a instituciones ubicadas en el asentamiento de Beit El, en Cisjordania. Los padres de su yerno, Jared Kushner, a quien Trump eligió como asesor sobre Oriente Medio, han regalado miles de dólares a esta colonia.

Y David Friedman, el hombre a quien Trump escogió como embajador en Israel, encabeza una organización que facilita millones de dólares al año a Beit El. Friedman tiene buenos amigos allí. Los colonos tendrán línea directa con Washington.

“Trump es pro-israelí y está rodeado, en su entorno familiar, de judíos ortodoxos de derechas. Él, Friedman y Kushner comparten visión sobre Irán y la ONU y son positivos respecto a Israel”, señala Inbar.

AMENAZAR A LOS PALESTINOS

El profesor vaticina que “Israel acordará con Trump edificar en los grandes bloques de asentamientos en Cisjordania, el Valle del Jordán y Jerusalén este”. Obama obligó a congelar la mayoría de los planes para ampliar colonias.

También encargó a su secretario de Estado en el segundo mandato, John Kerry, que intentara resucitar el proceso de paz entre palestinos e israelís, pero sus esfuerzos fracasaron.

“Quizás Trump quiera intentar un acuerdo. Podría amenazar a los palestinos con el posible traslado de la Embajada de EEUU de Tel Aviv a Jerusalén para que negocien”, apunta Inbar.

Trump dijo en su campaña electoral que cambiaría la embajada de ciudad. Israel considera Jerusalén como su capital, pero no está reconocida internacionalmente porque los israelíes ocupan la parte este. Todos los países tienen sus embajadas en Tel Aviv.

Poco después de que Trump llegara al Despacho Oval, la prensa israelí apuntó que el acuerdo para trasladar la embajada era inminente. No obstante, la Casa Blanca señaló que el diálogo sobre esta cuestión era incipiente.

WASHINGTON "NO CONTESTA"

“En Israel hay un gran consenso sobre la necesidad de mantener Jerusalén unida, como capital eterna de Israel. Parte de la popularidad de Trump aquí se debe a que parece serio sobre el tema de la capital”, apunta Inbar. Pero Trump alega ahora que aún está “pensando” en la conveniencia de trasladar la embajada, y según el diario palestino “Al Quds”, responsables de su administración han comunicado a la Autoridad Nacional Palestina (ANP) que la embajada seguirá en Tel Aviv.

Los palestinos y países árabes como Jordania han alertado a la Casa Blanca de las consecuencias negativas que puede comportar el cambio de la embajada. Los líderes palestinos “han hecho llegar muchos mensajes a la administración Trump (sobre diversos temas), pero nadie contesta. Por el momento no quieren actuar, están esperando la reunión entre Netanyahu y Trump en Washington”, asegura un portavoz de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP).