Obama apoya las protestas contra Trump porque ve los valores de EEUU "en peligro"

El expresidente de EE UU tilda de discriminatorio el veto a los musulmanes y anima a la ciudadanía a seguir manifestándose

Obama sube al helicóptero presidencial por última vez.

Obama sube al helicóptero presidencial por última vez.

RICARDO MIR DE FRANCIA / WASHINGTON

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En su última rueda de prensa antes de despedirse de la Casa Blanca, Barack Obama afirmó que solo se inmiscuiría en los asuntos políticos del país “cuando crea que nuestros valores fundamentales están en riesgo”. Quería irse de vacaciones y perderse de vista una temporada, pero ha tardado solo 10 días en alzar la voz ante la insistencia de la Administración Trump en utilizar algunas de las decisiones que tomó en su día para justificar el veto a los ciudadanos de siete países de mayoría musulmana. “El presidente está en profundo desacuerdo con la noción de discriminar contra ciertos individuos por su fe o religión”, ha dicho el portavoz del ex presidente en un comunicado en el que ha mostrado también el apoyo de Obama a las protestas del pasado fin de semana.

Esas protestas se produjeron en varias capitales del país, concentrándose algunas de ellas en los aeropuertos internacionales donde fueron detenidos temporalmente más de un centenar de viajeros que trataban de entrar en el país. A otros, directamente, no se les dejó subir al avión en sus puertos de origen. “Obama se siente alentado por el nivel de implicación que se está produciendo en muchas comunidades del país”, añadió el portavoz, Kevin Lewis. Tras la indignación que generó el decreto de Trump y la intervención de varios tribunales, la Casa Blanca reculó para reducir el alcance del veto, afirmando que no afectará a los residentes legales en EE UU, aquellos que tienen la ‘green card’.

La implementación de las nuevas medidas ha generado una enorme confusión y caos en los aeropuertos porque la Administración Trump no las consultó antes con las agencias encargadas de implementarlas ni les dio tiempo para prepararse. Pero ni Trump ni su Gobierno parecen dispuestos a dar marcha atrás a pesar de las iniciativas legales que están tomando cuerpo para contestar la constitucionalidad del veto. “Solo 109 personas de 325.000 fueron detenidas y retenidas para interrogarles”, dijo el presidente en un twuit, antes de atribuir el caos a los problemas informáticos que sufrió la aerolínea Delta y a las “lágrimas” de los demócratas.

CRECE LA INCOMODIDAD

“Vamos a poner la seguridad de los estadounidenses primero”, ha añadido esta tarde su portavoz, Sean Spicer, acusando a los medios de crear “histeria” de forma injustificada. “No vamos a esperar a que nos ataquen. El punto de todo esto es anticiparnos a la amenaza”.  Entre los republicanos crece la incomodidad con el controvertido veto y una veintena de legisladores en las dos cámaras ya han expresado su oposición. “No es legal prohibir a los inmigrantes en función de su nacionalidad”, ha dicho el congresista, Justin Amash. “Si el presidente quiere cambiar la ley inmigratoria, debe trabajar con el Congreso”.

Al nuevo Gobierno le espera mucho trabajo en los tribunales. El fiscal general del estado de Washington ha anunciado este lunes una demanda para paralizar la orden ejecutiva de Trump al considerarla inconstitucional. El texto asegura que el veto separa familias, “daña a miles de residentes” del estado y perjudica su economía. “Nadie está por encima de la ley, ni siquiera el presidente”, ha escrito el fiscal, Bob Ferguson.