Texas ejecuta por inyección letal al segundo reo en lo que va de año

Terry Edwards, un afroamericano de 43 años, cumplía condena en la cárcel de Huntsville por un doble asesinato que siempre dijo no haber cometido

Sala de ejecución de la prisión de Huntsville, en Texas.

Sala de ejecución de la prisión de Huntsville, en Texas. / PS GM**NY** CH**NY** MM**NY**

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El estado de Texas ha ejecutado a Terry Edwards, un reo condenado a muerte por el asesinato en 2002 de dos trabajadores de un restaurante de comida rápida del que había sido despedido.

Edwards, un hombre negro de 43 años, fue declarado muerto a las 22.17 hora local (4.17 GMT) tras recibir una inyección letal en la cárcel de Huntsville, según ha informado el Departamento de Justicia Criminal de Texas.

Sus últimas palabras fueron: "Sí, hice la paz con Dios. Espero que todos ustedes hagan la paz con esto".

La ejecución de Edwards estaba programada para las 18.00 hora local pero se retrasó algo más de cuatro horas porque sus abogados presentaron apelaciones de última hora, asegurando que el reo no fue quién apretó el gatillo y que su caso estaba contaminado por una mala práctica de la Fiscalía.

No obstante, tras varias horas de incertidumbre, recibió la inyección letal en la prisión estatal de Huntsville, cercana a Houston.

Edwards fue condenado a muerte por el doble asesinato de Tommy Walker, de 34 años, y de Mickell Goodwin, de 26, cometido en un restaurante de la cadena Subway en Balch Springs, un suburbio de Dallas.

NO APRETÓ EL GATILLO

Las pruebas presentadas durante el proceso evidenciaron que Edwards fue despedido del restaurante semanas antes del crimen cometido el 8 de julio de 2002 y que le encontraron una bolsa con 3.000 dólares de la caja del restaurante cuando fue detenido.

El primo de Edwards, Kirk Edwards, se entregó a las autoridades como cómplice del crimen y fue condenado a 25 años de cárcel por robo agravado.

Edwards ha defendido siempre que fue su primo quien apretó el gatillo ese 8 de julio de 2002, aunque ni el jurado le creyó ni las apelaciones que ha presentado su defensa fueron exitosas.

Edwards ha sido el tercer preso ejecutado este año en Estados Unidos (el segundo en Texas) y el número 1.445 desde que el Tribunal Supremo reinstauró este castigo en 1976.

También se ha convertido en el 540 ejecutado en Texas, el estado que más uso hace de la pena de muerte en Estados Unidos.