"Solo nos falta una plaga de langostas"
Las quejas y denuncias aumentan ante la lentitud con la que el Gobierno está haciendo frente a la serie de terremotos y temblores que azotan el centro de Italia
Irene Savio
Periodista
IRENE SAVIO / ROMA
A las 3.36 minutos de la madrugada del próximo 24 de enero se cumplirán cinco meses del primer gran terremoto. Desde que se registró este seísmo, el pasado mes de agosto, se han producido más 47.000 sacudidas en el centro de Italia. Un lapso de tiempo que, en opinión de muchos de los afectados, no ha servido para levantar la economía en las zonas golpeadas.
“Desde que se registró el gran terremoto la situación no ha cambiado”, se quejaba hace pocos días Elvira Mazzarella del comité 'Illica vive’, un pueblo situado en las cercanías de Accumoli, en los Abruzos. “Necesitamos medidas para que la gente vuelva a vivir en estos lugares”, añadía Luigi Rendina, otro vecino que, como Mazzarella, participó en una protesta para reclamar mayor atención, y menos burocracia, por parte de las autoridades italianas.
Y es que aún es poco lo que ha sido reconstruido por el Estado o entregado al sector privado para que se encarge de hacer el trabajo. Es más, en la localidad de Amatrice —donde murieron unas 300 personas— los últimos temblores han acabado desplomando los restos que quedaban de algunos monumentos, como la iglesia románica de Sant Agostino.
LLUVIA DE DENUNCIAS
Solo hace unas pocas semanas han terminado los trabajos para retirar 10.000 toneladas de escombros de anteriores seísmos. También han llovido las denuncias sobre el retraso en la puesta en marcha de medidas de seguridad en 700 estructuras agrícolas que se desplomaron en la zona afectada. Una situación a la que ahora se suma la sitación de emergencia por los 3.000 establos que ayer se encontraban sepultados por la nieve, con numerosos animales muertos, según se quejó el sindicato Coldiretti.
“Por la nieve y los terremotos, los Abruzos, Las Marcas, Umbria y Lazio están perdiendo 100 millones de euros por semana”, afirmó, por su parte, la CIA, organización que representa a los agricultores. Una actividad, esta, que junto con el turismo —que cayó un 70%, según estimaciones— es el principal recurso de subsistencia de la región.
“Es cierto que hay cosas que se podrían haber hecho mejor. Yo mismo me he quejado mucho, pero hay que decirlo: algo así nunca se había visto…”, ironizaba Sergio Pitozzi, el alcalde de Amatrice. “Solo nos falta una plaga de langostas”, añadía.
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