Goodbye Europa

Los dirigentes europeos con Barack Obama, reunidos en Berlín.

Los dirigentes europeos con Barack Obama, reunidos en Berlín. / periodico

CARLES PLANAS BOU / BERLÍN

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El 24 de junio del año 2008 decenas de miles de alemanes se congregaron en el céntrico parque de Tiergarten para observar el ocaso del día en Berlín y el nacimiento de una estrella de rock política. En plena campaña electoral, el flamante candidato demócrata a la presidencia de Estados Unidos Barack Obama desplegaba su carisma y sus promesas para construir un mundo mejor tras los años de guerra orquestados por su predecesor George W. Bush. “Gracias a la canciller Angela Merkel y a todos vosotros por este recibimiento”, agradecía ante un público absolutamente entregado a un mensaje de esperanza y libertad que inevitablemente hacía recordar a John Fitzgerald Kennedy.

Ocho años después, más canoso y menos idealista, Obama ha vuelto esta semana al corazón de la democracia alemana para despedirse de la que ha sido su mejor aliada internacional. Berlín ha recibido al presidente saliente con un mayor escepticismo y bajoen una incómoda lluvia. El podio ante la Columna de la Victoria ha sido sustituido un pedestal en la fría cancillería y las masas ilusionadas por el silencio e incluso algunas protestas, pero el agradecimiento por la estrecha alianza entre ambas potencias sigue de pie. La Unión Europea, capitaneada por Merkel, ha sido el aliado imprescindible del mandato Obama. Por eso, la cancillera organizó este encuentro final en el que también han participado otros actores estratégicos como el presidente francés, François Hollande, el primer ministro italiano, Mateo Renzi, la primera británica, Theresa May, y el presidente español Mariano Rajoy.

Pero a pesar de tratarse de una despedida personal, la visita de Obama a Berlín ha estado marcada por el triunfo de un candidato tan imprevisible como Donald Trump en Estados Unidos que amenaza con cambiar la naturaleza de la relación bilatera y una compleja agenda de conflictos internaciales que afrontar. Así, los seis mandatarios se han centrado en discutir y marcar los pasos a seguir en temas tan candentes como la lucha contra el grupo terrorista autoproclamado Estado Islámico en SiriaIrak y Libia, la gestión de la llegada de miles de refugiados a causa de estas guerras y en el silencioso conflicto que se desenvuelve en el este de Europa entre una Rusia cada vez más influyente y desestabilizadora y Ucrania.

ABOCADOS AL POPULISMO XENÓFOBO

Si el pasado 8 de noviembre la demócrata Hillary Clinton hubiese ganado las elecciones Europa habría podido respirar aliviada. Obama esperaba cerrar su mandato con el broche de ver a su exsecretaria de Estado de vuelta a la Casa Blanca, una mujer que habría extendido su legado y habría preservado sus relaciones diplomáticas. Al otro lado del Atlántico, Merkel y sus homólogos albergaban la misma esperanza, convencidos que con Clinton al lado podrían mantener el rumbo fijado para afrentar las varias crisis que azotan al planeta.

Pero el pasado 8 de noviembre fue Donald Trump quien conquistó a los estadounidenses, dejando a los mandatarios que afrontan el auge del populismo xenófobo en sus países, como Hollande o la propia Merkel, muy tocados por una derrota que es percibida casi como propia. Su victoria ha dejado a Europa un poco huérfana. Así, no es de extrañar que todos ellos hayan insistido estos días en construir un discurso que capte a aquellos más perjudicados por la globalización y combatir así las opciones que cargan contra el establishment. “Es muy fácil criticar a los partidos hegemónicos. Pero hay que tener en cuenta que la UE supone el 25% del PIB mundial y que hemos ayudado a construir una de las zonas más estables, seguras y democráticas del mundo”, ha insistido Rajoy.

SIGUEN LAS SANCIONES A RUSIA

En su última reunión juntos los seis líderes han "acordado por unanimidad" mantener las sanciones económicas contra Rusia por su intervención militar en el este de Ucrania. Esa medida también responde a la incipiente llegada de Trump a la Casa Blanca y a la incertidumbre que genera en Europa su cercanía y admiración por el presidente ruso Vladimir Putin. La victoria del magnate inmobiliario puede suponer un cambio de aire político que perjudicaría gravemente a un aliado clave de la OTAN como es Ucrania. Así, Obama y los dirigentes europeos han reiterado el apoyo a su socio, mientras reclaman que se cumpla con el alto al fuego y el cese en el uso de armas pesadas acordado en el tratado de Minsk.

Las relaciones con Rusia penden de un hilo. Por eso, y teniendo en cuenta que Trump se ha mostrado dispuesto a actuar en otras crisis abiertas como la guerra contra Estado Islámico, uno de los principales objetivos de Obama y sus aliados en esta cumbre ha sido mandar un mensaje de unidad a Putin. “Confío en que Trump se mantenga firme ante Rusia cuando se desvíe de las normas internacionales”, ha dicho Obama.