¿Quién es la 'Rasputín' en Corea del Sur?

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ADRIÁN FONCILLAS / PEKÍN

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Park Geun-hye, presidenta surcoreana, bordea la dimisión por un escándalo de corrupción que ha sumido al país en la perplejidad y en las dudas sobre quién pilota el Gobierno. El centro del culebrón lo ocupa Choi Sool-sil, una inquietante mujer con una presunta influencia absoluta sobre la que ha sido su amiga durante cuatro décadas.

Park se tambalea. Su índice de popularidad se arrastra en el 18%, casi tres de cuatro surcoreanos le exige la salida y miles de ellos se manifestaron contra ella el fin de semana. Este lunes ha cambiado al primer ministro, al ministro de Finanzas y al de Seguridad Pública en su último intento de aplacar la ira del pueblo.

Antes ya había cesado a una decena de secretarios presidenciales (su jefe de personal incluido) y había admitido parcialmente las acusaciones y ofrecido sus disculpas en una comparecencia pública. Parece improbable que Park pueda salvar un Gobierno agobiado por informaciones diarias cada vez más alarmantes. La población y la prensa se preguntan estos días si su presidenta form parte de una secta.

Choi, ya bautizada como la Rasputina surcoreana, aterrizó el fin de semana en Seúl para ser interrogada por la Justicia y aclarar un misterio que empezó en octubre. Entonces se supo que un par de fundaciones recién creadas por ella para la supuesta promoción de la cultura y el deporte habían recaudaoo casi 70 millones de dólares de multinacionales surcoreanas como Hyundai o Samsung en apenas unos días. Hay sospechas más que razonables de que utilizó el nombre de Park para exprimir a las compañías más poderosas del país.

La prensa también ha revelado que la prestigiosa Universidad Ewha hubo de incluir las victorias en campeonatos ecuestres entre sus criterios de acceso para que entrase una de sus hijas. El asunto le costó el puesto a la directora del centro e hizo preguntarse al país quién era esa mujer tan influyente sin cargo ni oficina oficial.

Y lo que ha desvelado la prensa durante semanas sorprende tanto como preocupa. Park pertenecería a un culto liderado por Choi, quien ostentaría un poder chamanístico sobre la presidenta y habría creado un grupo secreto conocido como “Las ocho hadas” para gestionar el poder desde las sombras. La historia sería increíble si no estuviera apuntalada por pruebas.

Choi dicta a Park las directrices que van desde su vestuario a cuestiones trascendentales como la política con Corea del Norte. El examen de los ordenadores de Choi por una cadena de televisión nacional ha demostrado que corrigió y supervisó importantes discursos presidenciales y recibe informes clasificados. Otras medios aseguran que está detrás de políticas económicas, de defensa y diplomáticas.

La intrahistoria es aún más tenebrosa. Choi es la hija de Choi Tae-min, el líder de una turbia secta llamada Iglesia de la Vida Eterna que defiende una confusa mezcla de cristianismo, budismo y cheondoísmo local. Se casó seis veces, utilizó siete seudónimos y se autodeclaró como “Futuro Buda”. Choi se había acercado décadas atrás a la joven Park después del asesinato de su madre. Ésta se le habría aparecido en sueños a Choi para pedirle que ayudara a Park y se comunicara con ella desde el Más Allá. Desde entonces se convirtió en su mentor hasta que murió en 1994. “Abundan los rumores de que el pastor tiene un control absoluto sobre el cuerpo y alma de Park desde sus años de formación y que sus hijos han acumulado grandes fortunas”, señalaba en 1994 el embajador estadounidense en un cable revelado por Wikileaks. Los rumores también apuntan a una “relación inapropiada” a pesar de su diferencia de edad. Park habría fortalecido su relación con la hija después de la muerte de su padre.

Los acólitos de Park desdeñaron las primeras revelaciones como una estrategia desestabilizadora de la oposición antes de que la acumulación de evidencias aconsejaran un viraje. Diputados del Partido Saenari que lidera Park han expresado su preocupación por los síntomas de que haya sido hechizada por una secta religiosa encabezada por Choi.

Choo Mi-ae, presidenta del partido Minjoo, ha sido más clara: “Esto no es una dictadura. Esto es una teocracia terrorífica”. El diario conservador Chosun Ilbo sostiene que el escándalo supone “el colapso completo de la capacidad de la presidenta para gestionar un Gobierno” y exige su dimisión inmediata. Park es caracterizada en las viñetas de los diarios como una marioneta a la que Choi mueve los hilos por detrás. 

La dolorosa paradoja es que el escándalo llega semanas después de la publicitada campaña gubernamental contra la corrupción y el tráfico de influencias.