LA CARRERA HACIA LA CASA BLANCA

Pence y Kaine defienden a sus candidatos en un debate sin vencedor claro

Los aspirantes a la vicepresidencia de EEUU se presentan en sociedad intercambiando ataques

El demócrata Tim Kaine (izquierda) y el republicano Mike Pence, candidatos a la vicepresidencia de EEUU, durante el debate.

El demócrata Tim Kaine (izquierda) y el republicano Mike Pence, candidatos a la vicepresidencia de EEUU, durante el debate. / MSC MAG

RICARDO MIR DE FRANCIA / WASHINGTON

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El demócrata Tim Kaine y el republicano Mike Pence se enfrentaron anoche en el primer y único debate entre los candidatos a la vicepresidencia de Estados Unidos, noventa minutos que no dejaron un ganador claro, aunque sí sirvieron para demostrar que los demócratas están preparando mejor los debates y siendo mucho más agresivos. Quizás demasiado. Kaine jugó el papel clásico de perro de ataque contra Donald Trump y echó mano de un sinfín de frases efectistas, pero se pasó a menudo de revoluciones. Pence no pudo o no quiso defender con demasiada convicción a su jefe. En cambio, demostró ser ese conservador a la vieja usanza que tantos republicanos han echado de menos en este ciclo electoral. Y anoche quedó claro que algunas de sus posiciones se parecen muy poco a las de Trump.

El debate estuvo lejos de ser un brindis entre caballeros, como auguraba el estilo pausado y comedido de ambos candidatos. Demasiado ansioso, Kaine no dejó de interrumpir, lo que restó efectividad a sus constantes arremetidas contra Trump. Venía con la lección estudiada, y sacó a colación cada una de las salidas de tono y controversias del magnate neoyorkino. Le acusó de no pagar impuestos, de criminalizar a los mexicanos e insultar a las mujeres, de “amar a los dictadores”, de desautorizar a los generales del Pentágono o de alentar la proliferación nuclear. “Si quieres tener una sociedad donde se respeta a la gente o a las leyes no puedes tener una persona al frente que menosprecia a cada grupo del que habla”, dijo el antiguo senador y ex gobernador de Virginia, quien fue misionero en Honduras y habla bien español.  

Buena parte de sus dardos están documentados, pero Pence trató de quitárselos de encima con frases como “eso es una tontería”, “vaya locura” o “mucho de lo que ha dicho es completamente falso”. Nunca perdió los nervios e hizo lo que pudo para defender las bravatas de su compañero de filas, al que presentó como el candidato del cambio. “Él no es un político pulido como tú y Hillary Clinton”, respondió cuando Kaine le pidió explicaciones sobre aquellas palabras de Trump en las que dijo que las mujeres que abortan “merecen algún tipo de castigo”. Más tarde, el ‘showman’ las matizó. 

Con sus respuestas y explicaciones, el ex gobernador de Indiana, que se presentó a sí mismo como un hijo de inmigrantes salido de un pueblo pequeño, resucitó la ortodoxia republicana que Trump ha dejado de lado en su campaña. Atacó las regulaciones, habló de rebajar impuestos, defendió el mantra del gobierno pequeño y la "santidad de la vida" frente al aborto. Pero lo más llamativo fue la musculatura que exhibió en política exterior, especialmente respecto a la Rusia de Vladimir Putin, con el que Trump ha intercambiado piropos, diciendo entre otras cosas que es “más líder” que Barack Obama. Pence lo definió como “un líder pequeño y matón” y acusó a la Administración Obama, de la que Clinton fue secretaria de Estado, de propiciar “con su debilidad” que Moscú se crezca en la escena internacional. “Hay que responder a las provocaciones de Rusia con la fuerza de EE UU”, dijo refiriéndose a la intervención rusa en Ucrania y Siria.  

Los debates de vicepresidentes raramente inclinan unas elecciones, por no decir nunca. Pero tras lo visto anoche, es seguramente el equipo de Trump el que sale algo más reforzado tras la pobre actuación que tuvo el magnate en su duelo contra Clinton. El más que aceptable desempeño de Pence, que se comportó como un tipo serio, podría servir para energizar a los conservadores y convencer a aquellos que siguen pensándose si votarán a Trump.