Como los barcos de esclavos: Proactiva muestra la bodega de una embarcación de inmigrantes

El equipo de Poractiva Open Arms muestra la bodega de una embarcación de donde rescató a decenas de personas

Javier Triana

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La escena es siniestra y trae a la mente estampas del tráfico de esclavos. Garrafas de agua a mitad, prendas de vestir abandonadas por el suelo, basura, algunas partes inundadas, los motores de la embarcación. Solo una trampilla a cubierta. Centenares de personas hacinadas. Un lugar oscuro e insalubre en la tripa de una patera localizada el lunes de madrugada frente a las costas de Libia.

Es la bodega de uno de los cayucos de madera cuyos 726 ocupantes fueron rescatados este lunes por la tripulación del Aquarius (un barco operado por las oenegés Médicos Sin Fronteras y SOS Mediterranée) y la del Astral, de la oenegé catalana de salvamento Proactiva Open Arms (POA). Si bien en una situación totalmente distinta a la de los tiempos de la trata de esclavos, las imágenes de la bodega difundidas por POA recuerdan a las condiciones de insalubridad y hacinamiento de aquellas criminales travesías transatlánticas.

Las aguas del Mediterráneo viven días de locura frente a las costas de Libia. Las múltiples oenegés que realizan labores de búsqueda y rescate en la zona en colaboración con la guardia costera italiana y la operación naval europea Sophia están desbordadas. Este martes, antes de las 9 de la mañana, POA ya había atendido a dos pateras, subido a multitud de sus viajeros a bordo del Astral y, aseguraban en su cuenta de la red social twitter, el velero de salvamento seguía rodeado de precarias lanchas neumáticas. “El Astral, rodeado de embarcaciones con unas 1.700 personas al límite. Los rescates no cesan”, aseguraban.

Solo el lunes, 6.059 personas fueron rescatadas en 39 operaciones distintas en la ruta central del Mediterráneo (de Libia a Italia), según datos facilitados por los guardacostas italianos. Al menos nueve personas murieron. Todo esto en el tercer aniversario de un naufragio frente a Lampedusa que dejó 366 cadáveres.

MUERTE DE UNA EMBARAZADA

“Cuando llegamos a nuestro segundo rescate de la mañana (en referencia al lunes), había gente en el agua y algunos estaban a punto de ahogarse”, relata Nicolas Papachrysostomou, coordinador de Médicos Sin Fronteras (MSF) a bordo de uno de los buques de la oenegé, el Dignity I. “Asistimos a una situación terrible. Estaban aterrorizados y muchos sufrían quemaduras causadas por el (contacto con) combustible, especialmente las mujeres y los niños” apunta.

“Mientras realizábamos la evacuación médicas de nuestros pacientes más críticos, falleció una mujer embarazada. Fue demoledor”, explica el cooperante. La organización médica consideró especialmente “preocupante” el estado nutricional de los refugiados procedentes de Eritrea. Los tres buques de MSF se dirigen ahora hacia Sicilia para desembarcar a los refugiados y migrantes a bordo, antes de regresar frente a las costas libias.

En lo que va de 2016, más de 3.054 personas se han ahogado en la peligrosa ruta marítima que conecta el norte de África con Italia, según las cifras de la Organización Internacional para la Migración. La agencia de la ONU para los refugiados, ACNUR, detalla que las nacionalidades más habituales en esta ruta en 2016 son Nigeria (19%) y Eritrea (13%). Además, aunque el número de sirios, afganos, iraquís, pakistanís e iranís es todavía insignificante en esa ruta (son nacionalidades habituales de la ruta del Egeo), sí se ha registrado un paulatino aumento desde la pasada primavera.