FECHA CLAVE PARA EL FIN DE UN PROLONGADO CONFLICTO

Colombianos de Catalunya: unos por el 'sí', otros por el 'no', todos por la paz

Ciudadanos del país sudamericano residentes en Barcelona y Sabadell valoran el acuerdo entre el Gobierno y las FARC

MARCEL CARRASCO

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Con el pulgar hacia arriba, símbolo del voto por el 'sí' en el plebiscito de ColombiaCarmen Bermúdez confiesa a sus compatriotas colombianos que se puso a llorar con las imágenes de la firma del acuerdo de pazacuerdo de paz entre el Gobierno y las FARC: “Se me puso la piel de gallina, pensé que iba a morir sin ver esa imagen, lloré de alegría”.

Javier Guzmán mira a su pareja, Ladys Romero, y ambos hacen el mismo gesto con el pulgar: “Sentí mucha alegría al verlo por la tele y tuve certeza de que el bien es más fuerte que el mal”, dice Javier. 

Con el pulgar hacia abajo, símbolo del voto por el 'no', Mario Montoya comenta sobre el petición de perdón hecha por Timochenko, el líder de las FARC:: “Me parece bien que haya pedido perdón, pero estaría bien que respondiera por todo lo que hizo”.

UN MOMENTO ESPECIAL

Pese a la diferencia de ideas todos coinciden en que es un momento especial para su país: “Todos queremos la paz. Fue bonito ver al rey Juan Carlos y los demás líderes vestir de blanco por la paz. Este acuerdo fue pensado por mucha gente, no es un proceso de una persona”, opina Henry Pérez

Ellos son algunos de los 25.000 colombianos que viven en Catalunya, y se reunieron en Barcelona para hablar del plebiscito. Los colombianos residentes en el extranjero también pueden votar este domingo, acudiendo a sus consulados, para aceptar o rechazar el acuerdo de paz. 

Carmen es del municipio de Girardot, en la región de Cundinamarca, y llegó a Barcelona hace 17 años. Está volcada en la campaña por el 'sí': “Para tener la Colombia que queremos, donde se pueda vivir y convivir, hay que  participar en el plebiscito y votar por el ‘sí’". 

La pareja formada por Ladys y Javier, naturales de Barranquilla, en el Caribe colombiano, han venido al encuentro desde Sabadell, donde viven. Ladys lleva 10 años lejos de Colombia y vota por el 'sí': "Aun lejos me siento responsable del futuro de mi país. Tengo a mis hijos, nietos y demás familiares viviendo ahí. Este momento nos está llenando de esperanza y de ilusión para construir un país mejor”.

“Nosotros que estamos fuera del país también sufrimos por nuestros familiares y compatriotas que viven ahí”, dice Javier, que lleva un año y medio en Catalunya. Quiere que se detenga el derramamiento de tanta sangre y espera que los colombianos en el extranjero vayan a las urnas por este cambio.

Todos dejan claro que quieren el cambio y la paz. Pero no todos confían en la manera como el presidente Juan Manuel Santos está conduciendo el proceso. Mario lleva un año en Barcelona, es de San Sebastián de La Plata y votará por el 'no'.

DERECHO DE VOTO

Henry, que lleva casi siete años en Barcelona, natural de Huila, tampoco le hace gracia que las FARC reciban amnistías e indemnizaciones, pero dice que aun así merece la pena votar: "Colombia es tan bella que merece la paz, por eso voto por el ‘sí’”.

CarmenLadysJavierMario y Henry están entre los 16.000 colombianos residentes en Catalunya que pueden ejercer el derecho de voto en el plebiscito, según las reglas electorales pactadas. “Me gusta la oportunidad de participar y aportar al proceso de paz que el plebiscito nos da”, dice Henry.

DEBATE POLARIZADO

Las campañas por el 'sí' y por el 'no' y el debate sobre el plebiscito han estado polarizados en Colombia. Según Carmen, pasa lo mismo entre los colombianos que viven en el extranjero: “si votas por el 'no' eres 'uribista', si votas por el 'sí' eres 'santista'. Creo que la paz es de interés de todos los colombianos, de los que viven en Colombia y también de los que estamos lejos”.

Los puntos del acuerdo de paz más controvertidos son los referentes a las amnistías ayudas económicas a las FARC, así como su transformación en partido político. “La gente que hizo tanto daño a Colombia debe pagar por sus crímenes antes de reintegrase a la sociedad, son delincuentes”, afirma Mario.

Henry está de acuerdo con su paisano, pero cree que el conflicto ya ha durado demasiado tiempo. Su pueblo fue muy afectado por los combates entre guerrillas y ejército: “Fui testigo de muchos asesinatos. Vi a mi abuelita de 85 años dormir en una iglesia para protegerse de las bombas y de las balas. Vi el sufrimiento de mi tía viendo morir a su hijo de un balazo. Quizá se pudiera acabar con la guerra si siguiéramos matándonos los unos a los otros, pero eso no es la salida inteligente. Tenemos que aprender a perdonar para vivir en paz. Seguro que no vamos a olvidar todo el dolor, pero tenemos que perdonar”.

El hartazgo hacia la violencia es palpable entre los colombianos. “Queremos paz. De un voto depende un futuro, por eso la importancia de que todos votemos, aunque estemos lejos”, dice Ladys. “Yo prefiero a las FARC en la vida política y no matando”, añade Carmen.

UN FUTURO MEJOR

Aunque lejos, todos dejan claro la preocupación por su tierra natal. “Deseo un futuro mejor para mis nietos, quiero que crezcan en un país diferente del que crecí yo”, dice Javier. “Los que vivimos fuera no debemos olvidar la tierra que nos dio la vida”, agrega Henry.

A Mario le preocupa que los que viven en el exterior no se hayan informado bien antes de decidir su voto: “Que se enteren de lo que realmente pasa allí, que pregunten a sus familiares y amigos cual es la real situación que se vive en el país". 

La conclusión a la que llegan es que hay que detener esta guerra de perdedores, donde nadie gana. El debate acerca del plebiscito ha generado un clima de esperanza ilusión que servirán de combustible para hacer frente el largo camino que queda en la transformación de Colombia. 

Estos cinco colombianos, aunque lejos de su país, son el ejemplo de que el pueblo del país sudamericano quiere la paz, aunque haya divergencias del camino elegido hacia ella. Tienen conciencia de que un papel firmado no asegura la paz y de que hay mucho trabajo por delante. Pero concluye Carmen: “Da una alegría inmensa saber que dentro de 15 o 20 años veremos los resultados de lo que estamos plantando hoy”.