LA CARRERA HACIA LA CASA BLANCA

El debate Trump-Clinton: temas serios, golpes bajos

Las políticas de los candidatos quedan en un segundo plano ante la controversia y los ataques

Clinton observa sonriente la intervención de Trump en un momento del debate de candidatos.

Clinton observa sonriente la intervención de Trump en un momento del debate de candidatos. / HB

RICARDO MIR DE FRANCIA / WASHINGTON

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Comercio, empleo, impuestos, división racial, ciberseguridad, terrorismo, política exterior… Lo más interesante de este primer debate consistía en ver el aplomo de los candidatos ante una de las mayores audiencias televisivas de la historia, su capacidad para aguantar la presión del rival o su habilidad para convencer a los indecisos de que los sambenitos que les persiguen no son necesariamente ciertos. Pero ese pulso por el temperamento, por demostrar quién tiene el criterio, el carácter y la integridad para liderar el país, se libró sobre el trasfondo de los grandes asuntos que marcan la actualidad estadounidense. Hillary Clinton demostró estar más preparada, pero Donald Trump nunca se hundió. Los golpes arreciaron desde ambos lados. Y más de una frase dejó al público atónito.  

NO PAGAR IMPUESTOS “ME HACE INTELIGENTE”

Trump es el único candidato en la historia moderna de Estados Unidos que no ha hecho públicas sus declaraciones de impuestos. Sostiene que lo hará cuando acabe la “auditoria rutinaria” a la que está siendo sometido por Hacienda. Lo que no había hecho hasta ahora es presumir por no pagar impuestos, al menos en horario de máxima audiencia. Después de que Clinton le recordara que en dos antiguas declaraciones constaba que no había pagado un solo dólar del impuesto federal sobre la renta, respondió: “Eso me hace inteligente”.  

La candidata demócrata aprovechó la oportunidad para especular sobre los motivos de su secretismo. “Quizás no es tan rico como dice ser”, afirmó, “ni tan caritativo” o tiene conflictos de intereses o simplemente no paga impuestos. “Eso significa cero (dinero) para las tropas, cero para los veteranos, cero para las escuelas y cero para la salud”, dijo Clinton. Trump había dado su golpe antes, al decir que revelará sus declaraciones “cuando ella haga públicos los 33.000 emails que han sido borrados” de su época de secretaria de Estado.

“TODO PALABRAS, NADA DE ACCIÓN”

Trump trató de presentar a Clinton como el típico instrumento del aparato del poder en Washington, una mujer más dada al politiqueo y a proteger sus intereses personales que a resolver los problemas del ciudadano, un mensaje ‘antiestablishment’ que le ha dado buen resultado durante la campaña. “Típica política. Todo palabras. Nada de acción. Suena bien. No funciona. Nunca va a suceder”, le dijo al cuestionar sus políticas económicas.

El magnate estuvo más convincente al hablar de los estragos causados por los acuerdos de libre comercio en los pueblos de la América industrial. Cuando Clinton se defendió, le dijo algo así como a buenas horas mangas verdes. “Lleva haciendo esto 30 años. Por qué no ha mejorado los acuerdos (de libre comercio)? Nafta es muy deficiente”, dijo refiriéndose al acuerdo con México y Canadá firmado en los noventa por Bill Clinton, el marido de la demócrata.

“EMPEZÓ SU CARRERA CON UNA MENTIRA RACISTA”

La división racial ocupa un lugar destacado en la campaña a raíz de las protestas por las muertes de ciudadanos negros a manos de la policía. Mientras Trump abogó por aplicar la ley y el orden para detener la violencia en comunidades negras que comparó con zonas de guerra y acusó a los demócratas de abandonar a los afroamericanos una vez han conseguido sus votos, Clinton denunció el “racismo sistémico” en la sociedad estadounidense, abogó por reformar la justicia y crear oportunidades.

Pero el debate no tardó en derivar hacia los ataques. “Él empezó verdaderamente su actividad política apoyándose en una mentira racista que decía que nuestro primer presidente negro no era estadounidense”, le dijo Clinton. Trump contratacó después recordándole aquella analogía de los “súper depredadores" que la entonces primera dama hizo en 1996. Tanto entonces como ahora se interpretó como un insulto racista, aunque el párrafo no mencionaba a los afroamericanos. “Es terrible lo que dijo”, apostilló el republicano. 

"NO DEBERÍA TENER LOS DEDOS CERCA DE LOS CÓDIGOS NUCLEARES"

Durante la campaña ha quedado demostrado que Trump está muy verde en política exterior, especialmente si se compara su bagaje con el de Hillary Clinton, secretaria de Estado durante cuatro años. Y la demócrata aprovechó para cuestionar sus posiciones en torno a las armas nucleares, que causaron alarmismo en su día, cuando dijo que países como Japón o Corea del Sur quizás deberían armarse porque bajo su Administración EE UU no los protegerá si no pagan un precio justo por las bases y las tropas desplegadas en su territorio.

"Un hombre al que se puede provocar con un tweet no debería tener sus dedos en ningún sitio cerca de los códigos nucleares", dijo Clinton repitiendo una de las frases más celebradas de su discurso en la convención demócrata. Trump defendió el secretismo de sus planes contra el Estado Islámico acusando a su rival de telegrafiarlos, colgándolos en su web. Y una vez más defendió que los miembros de la OTAN deben pagar lo que les corresponde si quieren que Washington contribuya a su defensa.