LA CARRERA HACIA LA CASA BLANCA

La Convención republicana de Cleveland, la más blanca de las últimas décadas

Solo 80 de los 2.472 delegados son afromericanos, el 3,2%, cuando la segunda minoría del país constituye el 13% de la población

Un delegado grita de alegría durante el segundo día de la convención de Cleveland, el 19 de julio.

Un delegado grita de alegría durante el segundo día de la convención de Cleveland, el 19 de julio. / periodico

RICARDO MIR DE FRANCIA / CLEVELAND (ENVIADO ESPECIAL)

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Durante la votación que sirvió el martes para oficializar la nominación de Donald Trump como candidato republicanoDonald Trump  a la presidencia, Parson Hicks fue uno de los poquísimos rostros negros que tomó la palabra. Delegada por Massachusetts, “patriota, feminista y republicana”, según se define en las redes sociales, Hicks proclamó con orgullo la adhesión de su estado al populista neoyorkino. “Dicen que somos el estado más azul (demócrata) de la Unión, pero le damos 22 votos al señor Trump para hacer América grande otra vez”, clamó entre vítores tras entregarle más de la mitad de los votos. Pero si Abraham Lincoln levantara la cabeza no estaría contento. En el partido de Trump, los delegados negros e hispanos son una curiosidad.

No es así como estaba planeado. Después de que Mitt Romney perdiera las elecciones del 2012, el Partido Republicano se conjuró para abrirse a las minorías, un requisito fundamental para competir electoralmente en esta América mestiza y multicultural. Pero cuatro años después, la formación que abolió la esclavitud en 1863 es un reducto blanco y cristiano, como si todo el país no fuera otra cosa que una iglesia perdida en las llanuras de Kansas. “Yo llevo 14 años en el Partido Republicano y desde el principio se me recibió con los brazos abiertos”, dice esta trabajadora del sector sanitario, que pasó tres semanas trabajando en el Hospital Sant Joan de Déu de Barcelona. “Pero es verdad que un poco más de diversidad se agradecería. Necesitamos diferentes voces sobre la mesa”.

Aunque no hay una cifra oficial de cuántos afroamericanos hay entre los 2.472 delegados que asisten a la Convención de Cleveland, un oficial del partido ha estimado que habría unos 80 o, lo que es lo mismo, el 3,2%, cuando los negros representan el 13% de la población. Esa cifra está muy lejos del récord de 165 que hubo en el 2004, cuando George W. Bush comandaba las riendas. Entre el electorado, la distancia entre la segunda minoría del país y el partido que aspira a recuperar la Casa Blanca es todavía mayor. Una encuesta reciente sostiene que menos del 1% de los votantes negros en Ohio y Pensilvania, dos estados decisivos en las generales, respaldará a los conservadores.

Y lo lógico es que esta Convención solo sirva para empeorar las cosas. Ninguno de los ponentes ha abordado la discriminación racial que persiste en la aplicación de la justicia y apenas se han escuchado muestras de repulsa a los excesos policiales que han copado las portadas en los últimos dos años. Movimientos de protesta civil como Black Lives Matter (las vidas negras importan) han sido atacados reiteradamente desde el estrado y varios oponentes han ofrecido soluciones moralizantes a los problemas de las comunidades negras en lugar de abordar la falta de oportunidades económicas y educativas que imperan en muchas de ellas.

APLAUSOS DE LOS DELEGADOS

"Alguien con un bonito moreno tiene que decir esto: todas las vidas importan”, dijo el afroamericano Darryl Glenn, el comisionado de un condado de Arizona, levantando los aplausos de los delegados. “Si realmente se quiere curar a nuestras comunidades se tiene que hacer más para asumir responsabilidades y cuidar a los hijos”. La fractura entre ambos polos no es nueva. Comenzó en los años 60, cuando Lyndon Johnson aprobó la ley de los derechos civiles, dejando a los republicanos solos en su apoyo a la segregación. El Partido Demócrata, que había sido durante décadas el bastión de la América blanca, terrateniente, rural y racista, se convirtió en el nuevo hogar de los votantes negros.

“Nuestro partido no ha hecho un buen trabajo para cortar con la historia y acercarse a los afroamericanos”, reconoce el delegado negro por Tejas, Robin Armstrong. “Hay que acabar con la brutalidad policial, pero es muy hipócrita cuestionar a la policía proclamando que las vidas negras importan cuando la gran mayoría se pierden en la violencia de negros contra negros en los barrios de Chicago o Filadelfia”. Armstrong es optimista. “Trump ofrece cambio y ruptura con el statu quo, experiencia en los negocios y empleo. Es lo que necesitan los afroamericanos. Con Obama ha crecido el paro y la violencia ha empeorado. No ha estado a la altura de una comunidad que le entregó el 95% de los votos”.


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