Obama: "Nunca ha habido nadie más cualificado que Clinton"

El presidente se salta la tradición y hace campaña por la candidata demócrata antes de su nominación

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RICARDO MIR DE FRANCIA / WASHINGTON

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El 5 de julio del 2016 quedará marcado como una de las fechas señaladas en la segunda intentona de Hillary Clinton para alcanzar la Casa Blanca. Después de que el FBI despejara por la mañana los potenciales obstáculos legales que nublaban el camino de la ex secretaria de Estado, el presidente Barack Obama se saltó la tradición para hacer campaña a su lado en Carolina del Norte. Los viejos enemigos, reconciliados a raíz de la decisión de Obama de ofrecerle en noviembre del 2008 la secretaría de Estado, intercambiaron un sinfín de elogios durante un mitin concebido para motivar a las bases.

El presidente sigue siendo muy popular entre los demócratas, y su electricidad es muy bienvenida en una campaña que ha tenido dificultades para atinar con  el mensaje y generar el voltaje necesario. “Les puedo decir una cosa, a Hillary Clinton se le ha puesto a prueba”, dijo Obama tras comparecer bajo un cartel con el último eslogan de la candidata: “Más fuertes juntos”. “Nunca ha habido un hombre o una mujer más cualificado para ocupar el cargo. Y esa es la verdad”.

No es nada habitual que un presidente en activo comparezca en un mitin junto al candidato de su partido a estas alturas de la campaña. Algunos historiadores, de hecho, dijeron que es la primera vez que sucede en la historia moderna. Por regla general, los jefes del Ejecutivo esperan a que su correligionario sea nominado oficialmente en la Convención y solo después se echan a la carretera para echarles una mano. A la postre, el grado de implicación depende mucho de la popularidad del presidente saliente. A George Bush, por ejemplo, apenas se le vio junto a John McCain porque su popularidad rondaba el 20%. Al Gore también trató de mantener las distancias respecto a su mentor Bill Clinton, cuya reputación estaba muy tocada por el ‘impeachment’.

En el mitin del martes, Obama describió a Hillary como una mujer “inteligente”, “fuerte” y “compasiva”, un político que nunca se rinde o abandona cuando las cosas se ponen feas. “Mi fe en Clinton siempre ha sido recompensada”, apostilló un Obama al que le quedan poco más de cinco meses para devolver las llaves de la Casa Blanca. El líder estadounidense presentó las elecciones de noviembre como “una elección entre volver a una suerte de pasado imaginario o avanzar hacia el futuro”. Ese pasado es el que a sus ojos representa el republicano Donald Trump.

Su intervención vino precedida por los parabienes de Clinton que, en gran medida, se presenta como la candidata capaz de completar el legado de Obama. Ese es el gancho que le ha acercado al electorado afroamericano, latino y joven, pero también es uno de los principales problemas de su campaña, ya que ha sido incapaz de vender algo nuevo, un cambio, un concepto poderoso en esta era global de hartazgo con la política tradicional.

“Cuando miro a Obama veo a un líder con corazón, cabeza y humildad”, dijo Clinton antes de alabar su trabajo para salvar al país de una segunda Gran Depresión o extender la cobertura sanitaria a millones de personas. También se refirió a sus gestiones para que la cumbre del clima de París fuera un éxito, al acuerdo nuclear con Irán o al deshielo con Cuba. “Es un estadista que no solo lidera a nuestro país, sino al mundo entero”. Clinton reconoció que pese al "fabuloso trabajo" de Obama queda mucho por hacer. “La desigualdad es demasiado grande, los salarios demasiado bajos y es demasiado difícil salir adelante”, subrayó. “Necesitamos una economía que funcione para todos y no solo para aquellos en lo más alto”.