'Brexit': Nervios y dedos cruzados

Jubilados de la armada británica residentes del Royal Hospital de Chelsea, a su llegada a un colegio de Londres, para ejercer su voto en el referéndum.

Jubilados de la armada británica residentes del Royal Hospital de Chelsea, a su llegada a un colegio de Londres, para ejercer su voto en el referéndum. / periodico

MARTA LÓPEZ / LONDRES (ENVIADA ESPECIAL)

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“Esto es Londres. Cruzo los dedos porque no confío tanto en el resto de Inglaterra”, comenta el joven Joel Kenrich, mientras junto a una boca de metro del distrito de Kensington reparte incansable carteles y pegatinas a favor del ‘remain’. Unas horas más tarde, otro voluntario suma también su voz al griterío habitual de la zona. Pero este es del ‘brexit’ y llama a salir de la UE. “No en nuestro nombre. Nadie elige a los políticos de Bruselas”, repite. A mediodía ya está afónico.

Como ellos, miles devoluntarios de las dos campañas se han diseminado por los 32 distritos de la ciudad -además de la City-, con el convencimiento de que el referéndum se decidirá en el filo de la navaja, por pocos votos de diferencia. Por ello pisan el asfalto en busca del último voto. Mientras, un helicóptero con una pancarta a favor de seguir en Europa sobrevuela constantemente la zona de Westminster y un autobús con el muy visible lema “Independence Day” (día de la independencia) atraviesa Parliament Square.

Kenrich asegura que una alta participación beneficia a los partidarios de la permanencia. Por eso, a las 9 de la mañana, mira hacia el cielo ahora que ha dejado de llover, tras una noche de fuertes tormentas –las peores en ocho meses- que han inundado algunas partes de la ciudad y convertido en impracticables algunos centros electorales, además de alterar la circulación de algunos metros. Problemas que añaden más nervios a una jornada impredecible. 

Pero aprovechando la tregua climatológica, los londinenses acuden ordenadamente a las urnas desde primera hora de la mañana, sin hacer grandes colas en los centros de votación, que en este país se reparten en iglesias y colegios. En la escuela de primaria Matthias, hay un continuo goteo de gente y si en una cosa coinciden todos los que hasta allí se acercan es que el resultado será muy reñido.

Laura es una señora de mediana edad que no oculta su nerviosismo por esta incertidumbre. Ella ha votado a favor de la permanencia y su discurso es muy duro. “Lo otro es una locura, culpa de unos políticos racistas con la inmigración”, asevera. “Es una vergüenza lo que ha llegado decir aquí sobre la inmigración”, interviene también Lynne Wilson, que teme que muchos británicos  emitan un voto “emocional que tiene mucho que ver con la insularidad de este país”.

Dos votantes más rechazan explicar a quien han votado. “Me lo guardo para mí”, dice una mujer. “Es mi elección y no se lo pienso decir”, contesta también de mala gana un hombre. Pero no resulta difícil imaginar que posiblemente hayan votado por la salida de la Unión Europea y que les cueste identificarse en la cosmopolita Londres con una campaña que ha hecho de la inmigración su diana favorita.  

No tiene en cambio ningún problema para explicar su voto Belinda Mckeeve, ama de casa de 39 años.Su discurso está muy bien articulado. “No puedo confiar una UE que pueda gestionar a 28 países, con unos dirigentes que no han sido elegidos y que nadie puede echar. No puedo confiar por la forma en que se ha gestiondo la crisis de refugiados, la crisis de Ucrania y las guerras de los Balcanes”, afirma.

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Annabel Campigotto no duda de que esta es la es la votación “más importante” en su vida. “Y tengo 76 años” remarca. “Sería una locura salir de Europa”, asegura diciendo entender la preocupación que puede tener muchos británicos respecto a la inmigración, pero remarcando que “no son los inmigrantes la fuente de todos los problemas del país”.

“Europa no es perfecta pero es mejor ser parte de ella”, asevera otra votante convencida. “Es muy importante permanecer en Europa porque nos hace más influyentes. Solos no podemos hacer nada”, remata.