Elecciones presidenciales peruanas

Perú, entre una populista de derechas y un exbanquero

Keiko Fujimori y Pedro Pablo Kuczynski llegan a la segunda vuelta con prácticamente un empate técnico, según los sondeos

Keiko Fujimori (izquierda) y Pedro Pablo Kuczynski, candidatos a la presidencia de Perú.

Keiko Fujimori (izquierda) y Pedro Pablo Kuczynski, candidatos a la presidencia de Perú. / MB/NL/

ABEL GILBERT / BUENOS AIRES

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Los peruanos acuden hoy a las urnas otra vez con incertidumbre. Keiko Fujimori parecía hasta hace días la ganadora inapelable de las elecciones. Pero la ola de pavor que ha provocado el regreso de un populismo de derechas, con todo lo que conlleva ese apellido, el de su padre, preso por delitos de lesa humanidad, ha polarizado otra vez las opiniones en vísperas de la contienda y ha empezado a hablarse de empate técnico.

El exbanquero Pedro Pablo Kuczynski, de Peruanos Por el Kambio (PPK), se ha convertido en la única y módica esperanza de evitar el regreso al poder de los Fujimori y el peligro de un indulto del dictador. Su condición de “mal menor” pero necesario ha llevado a esta contienda a un final abierto.

O al menos eso es lo que piensan los mismos encuestadores que auguraban la victoria de la candidata de Fuerza Popular. Para la consultora GFK, Keiko lograría un 50,3% frente a los 49,7% de su oponente neoliberal. Datum, por su parte, habla de un 52,1% de Fujimori, pero ha advertido del crecimiento de la figura de Kuczynski. En cuanto a la encuestadora CPI, la diferencia de menos de tres puntos a favor de Keiko podría reducirse si los indecisos siguen apostando por su rival.

CRECIMIENTO ESQUIVO

El capital de Fujimori se basa en su relación con los hombres y mujeres a los que el crecimiento macroeconómico de la última década les ha sido esquivo. Ese “Perú profundo” es su bastión. Una herencia recibida de las generaciones que todavía ven a su padre como alguien que se preocupó por ellos.

En la primera vuelta del 10 de abril pasado, Fujimori y Kuczynski obtuvieron un 39,85% y 21,01%, respectivamente. Kuczynski entendió que en la segunda vuelta no tenía otra alternativa que plantear una disyuntiva crucial: él o el caos, la irrupción de un narcoestado y otros males políticos y sociales.  “O te vas al abismo o subes al cerro donde la luz del cielo te ilumina”.

Verónika Mendoza, la candidata de izquierdas que estuvo muy cerca de entrar a la segunda vuelta ha hecho un llamamiento a sus votantes para que apoyen al exbanquero.

El “antifujimorismo” es profundo en los sectores medios. Unas 50.000 personas se movilizaron por las calles de Lima el pasado martes para rechazar la candidatura de Keiko. A lo largo de la campaña, la abanderada de Fuerza Popular, el partido que será fuerza mayoritaria en el Congreso, ha sido acusada de tener vínculos con el narcotráfico. La DEA, al agencia antinarcóticos de Estados Unidos, ha señalado al congresista y secretario general de la agrupación fujimorista, Joaquín Ramírez.

CANDIDATOS QUE MERECEN REPAROS

Distintos analistas se han preguntado por qué los peruanos deben de elegir candidatos que merecen todo tipo de reparos. “¿Qué hace que el proceso de seleccionar a los líderes políticos sea tan folclórico? En parte lo explica el papel del votante ignorante”, ha escrito con desdén Ian Vásquez en las páginas de 'El Comercio'. 

“Un rasgo común de nuestras elecciones presidenciales es la presencia de la idea, a veces impostada y a veces real, de que el voto mayoritario puede desembocar en una tragedia nacional. El fenómeno viene con palabras como el 'outsider', el antisistema o el corrupto, y produce un gran número de personas declarando que irán a votar con la nariz tapada”, ha señalado, por su lado, Mirko Lauer, columnista de 'La República'.

“En distintas modalidades diversos grupos pensaron esto de prácticamente todos los candidatos desde el 2001, en lo que ya se está volviendo una modalidad democrática de la timba. Este año parecía que la cosa iba a ser diferente, pero al final inevitablemente apareció la candidatura peligrosa”, ha añadido.